El edificio de la antigua Escuela de Náutica de Cádiz es un gran ejemplo de promesas incumplidas, debates sobre su futuro y, finalmente, decisiones políticas que parecen alejarse de las propuestas originales.
El anuncio realizado ayer que finalmente será subastado para su uso residencial añade un nuevo capítulo a una historia que, desde hace años, se movía entre la recuperación cultural y el pragmatismo económico. Este cambio final a uso residencial ya está siendo objeto de críticas, especialmente por tratarse de un cambio de rumbo respecto a lo prometido anteriormente por los líderes políticos responsables.
En agosto de 2024, el Ayuntamiento de Cádiz y la Consejería de Economía de la Junta de Andalucía firmaron un convenio urbanístico que incluía diversos inmuebles de la ciudad, entre ellos el edificio de Náutica, cerrado desde 2008. Según el acuerdo, este inmueble se destinaría a actividades económicas excluyendo las hoteleras. La iniciativa buscaba revitalizar un espacio que durante años había permanecido en el abandono, rodeado de propuestas que nunca se concretaron, como su posible uso como Museo de Arqueología Subacuática, idea planteada durante los mandatos de Teófila Martínez y José María González Kichi, o incluirlo en el cinturón universitario que pretendían el Ayuntamiento de Kichi y la Universidad de Cádiz (UCA) con Eduardo González Mazo como rector. Sin embargo, estas propuestas, que habrían dotado al edificio de un propósito cultural y educativo en sintonía con su historia, quedaron en el olvido.
El contexto político también es relevante. En el pasado, tanto el actual alcalde de Cádiz, Bruno García, como otros dirigentes del Partido Popular, entre ellos el hoy vicepresidente de Diputación, Juancho Ortiz, abanderaron la causa de este edificio, prometiendo proyectos de gran calado cultural. En un vídeo de campaña de 2019, Bruno García y Juancho Ortiz se comprometieron a transformar el edificio en un espacio destinado al Museo de Arqueología Subacuática, destacando su importancia histórica y su ubicación privilegiada en la ciudad.
Cinco años después, la realidad es otra. Ayer, se confirmó que el edificio será subastado con fines residenciales, un giro que ha generado críticas al Partido Popular por lo que muchos consideran un ejemplo del recurrente donde dije digo...
Años de abandono y oportunidades perdidas
El edificio de Náutica cerró sus puertas en 2008, cuando la Junta de Andalucía declaró que se encontraba en estado de ruina y propuso su demolición. Gracias a la presión de colectivos ciudadanos, esta medida fue detenida, aunque el inmueble no fue rehabilitado. Durante los años siguientes, el Ayuntamiento de Cádiz reclamó reiteradamente su reforma, sugiriendo proyectos ambiciosos que nunca llegaron a materializarse. Entre ellos, además del Museo de Arqueología Subacuática, se habló de integrarlo en un centro cultural vinculado al patrimonio marítimo de la ciudad.
La degradación del edificio continuó, convirtiéndose en un símbolo del abandono institucional. La firma del convenio en 2024 representó una oportunidad para devolverle su relevancia, pero el cambio de orientación hacia el uso residencial ha generado dudas sobre si se está priorizando la recuperación de la ciudad o simplemente buscando una salida económica rápida.
Críticas al Gobierno municipal
El actual alcalde, Bruno García, ha recibido críticas por este giro. Especialmente desde la oposición, que destaca que el proyecto pondrá en el mercado viviendas de lujo a las que no podrá acceder la gente de Cádiz.
Así lo señala el portavoz del PSOE en Cádiz, Óscar Torres, quien ha calificado la operación como “el enésimo pelotazo urbanístico del PP en la ciudad”. Torres ha lamentado lo que considera una “desfachatez” por parte del alcalde, al anunciar viviendas en un enclave privilegiado mientras, según él, se está vendiendo suelo público para construir viviendas privadas a precios inalcanzables para la mayoría de los gaditanos debido a la protección urbanística del edificio. “Por mucho que quieran anunciar otra cosa, la realidad es esa: Cádiz pierde una vez más suelo público para favorecer a inversores privados”, señaló el portavoz socialista.
Torres también ha denunciado que esta decisión no responde a las necesidades reales de la población gaditana, argumentando que la ciudad necesita viviendas públicas en régimen de alquiler para frenar la pérdida de población. “No hacen falta viviendas de lujo para millonarios, sino soluciones que permitan afianzar población al territorio”, afirmó.
Asimismo, el portavoz lamentó el abandono del proyecto universitario en la ciudad, aludiendo a la pérdida del edificio Valcárcel para Ciencias de la Educación y ahora Náutica para viviendas. “Primero fue Valcárcel y ahora Náutica. Ambas oportunidades enterradas en favor de proyectos ajenos a las verdaderas necesidades de la ciudadanía”, sentenció.
Por su parte, David de la Cruz, portavoz de Adelante Izquierda Gaditana, acusó al PP de fomentar una “burbuja inmobiliaria” en Cádiz, con precios de vivienda desorbitados que se alejan del alcance de los gaditanos. “El PP está vendiendo trozos de la ciudad para pelotazos urbanísticos en connivencia con grandes constructoras de pisos de lujo”, declaró.
De la Cruz también expresó su preocupación por el impacto de esta operación en el desarrollo educativo y social de Cádiz. “Están hipotecando el futuro universitario público de la ciudad y borrando del mapa proyectos que podrían revitalizar la UCA en la capital. Mientras tanto, favorecen la especulación con la vivienda, ignorando por completo las necesidades reales de las gaditanas y los gaditanos”, añadió.
Para el portavoz, esta política perpetúa un modelo de exclusión que expulsa a los residentes locales y beneficia únicamente a grandes intereses privados. “Hablan de construir vivienda, pero lo que realmente están haciendo es facilitar pisos de lujo y segundas residencias inaccesibles para la población local. El PP gobierna para las constructoras, no para los gaditanos”, concluyó De la Cruz.