Hay que ser claros. El mercado de no-fichajes del Cádiz confirma lo que ya sospechábamos: no hay ningún interés en el proyecto deportivo del Cádiz CF. Es difícil entender porqué un empresario dejaría que su producto, en este caso el club deportivo, pierda valor.
Es cierto que en el fútbol entra mucho dinero, y como nuestro equipo es una sociedad privada, no sabemos muy bien qué se hace con él.
Ya sabemos que Vizcaíno se puso un sueldo a la altura de los CEOs mejor pagados del mundo. Un juez, a instancias de Quique Pina, le obligó a bajárselo, porque consideraba que cobrar 2 millones anuales ponía en riesgo al propio Cádiz CF. Otra fuente de ingresos son las comisiones, tan preciadas en nuestro fútbol, que son la excusa legal perfecta para repartir dividendos entre empresas y amigotes con la excusa del mercado.
Por último, la extraña gestión del dinero de CVC, Sportech y los terrenos de Delphi no hacen más que confirmar que con el dinero pasan siempre cosas extrañas que el aficionado no es capaz de comprender.
Lo que sí sabemos es que los euros no se ponen sobre el campo. El Cádiz ha gastado, entre el verano y el invierno, la friolera de 200.000 euros en traspasos. Un equipo que, recordemos, ha ingresado solamente por la TV más de 40 millones por temporada en Primera división. Un equipo que cuenta, a su vez, con los abonos más caros de España y con una masa social incansable que lo sigue pagando, que sigue comprando entradas a 90 euros, que adquiere las camisetas a 80 y las sudaderas a 60.
Este montante, como decimos, no se refleja en el verde, y es incomprensible, desde el punto de vista deportivo, que un club que ha tonteado con el descenso la mitad de la primera vuelta no fiche a un 9 o a un extremo con la falta que le hace.
A estas alturas, habría preferido que Iván Alejo se quedara en la plantilla, porque no han traído a ningún sustituto. No se puede decir que Garitano no haya demandado fichajes –lo ha hecho más alto y más claro que ningún otro entrenador que yo recuerde– y la sensación es que la Directiva está más preocupada por reforzar al Sanluqueño del amigo Cala que en hacerlo con el equipo propio. No se entiende tampoco el movimiento de sacar a Borja Vázquez del Mirandilla que está jugándose el descenso para llevarlo cedido a Sanlúcar. Movimientos que sólo se comprenden si uno piensa mal, lo cuál es agotador para una afición que sólo quiere disfrutar del equipo y que se hagan las cosas bien.
La única noticia que nos queda por recibir es que el Cádiz está en venta, lo cuál no sería de extrañar. La otra opción es que Quique Pina lo recupere en un futuro en los juzgados, pero para entonces el club ya será un solar, sin proyecto y sin dinero, y no quedará otra que colgar el cartel de “Se vende. Razón: Cádiz CF”.