El Cádiz CF se ha ganado en Santander la licencia para soñar con poder hacer algo. No por la enjundia de la victoria ante el líder, que también, sino porque, sobre todo, ha sabido jugar todas las facetas del fútbol. Y ha salido victorioso.
Ontiveros y Chris Ramos han liderado al cuadro de Gaizka Garitano que acumula nueve partidos sin perder y suma 13 de los últimos 15 puntos.
El marbellí parece que no va a durar mucho en el Cádiz CF. No puede pasar desapercibido el temporadón que está haciendo en una equipo que ha coquetado con los puestos de descenso en más de la mitad de las 27 jornadas que se llevan. Pues 10 goles y cinco asistencias que lleva el mediapunta del Cádiz.
Si no es el mejor futbolista de la temporada en LaLiga Hypermotion, poco le falta. En Primera, probablemente, podría jugar en cualquier equipo, al menos del quinto clasificado para abajo. Habrá que ir haciéndose a la idea de que el cuadro amarillo difícilmente pueda mantenerlo. Normal, también.
El gaditano ha sido un constante quebradero de cabeza para el Racing y en la segunda mitad, donde los locales adelantaron la defensa para buscar acercarse en el marcador, ha aprovechado su velocidad y potencia al espacio. Un penalti recibido y un gol confirma el acierto de Garitano al mantenerlo.
Porque el técnico vasco ha tocado lo mínimo el once. Tras la última jornada, dejó claro que algunos jugadores rotarían dependiendo del plan de partido y parecía que en Santander podría haber más variaciones en el once. Pero no. Una de las señas de identidad que le ha dado el vasco a este Cádiz es la continuidad en las alineaciones y ante el líder solo ha dado entrada a Kovacevic por Fali. El resto, el mismo once que hace una semana.
Y el Cádiz ha sabido jugar a todo lo que debe saber jugar un equipo que aspira a algo. Sobre todo en segunda. Ha sabido sufrir y apretar los dientes al principio y al final del choque. Ha sabido leer que en los espacios a la espalda de los centrales locales estaba el partido. Ha sabido, su técnico en este caso, tocar sistema y cambiar nombres y perfiles para matar el choque cuando el Racing buscaba el empate. Lo único que no ha sabido ha sido defender las acciones a balón parado del rival, que ha marcado así sus dos tantos.
Y en este Cádiz, todo, en ataque, empieza en Ontiveros. Cuando el marbellí aparece el Cádiz es muy difícil de parar. En los míticos Campos de Sports del Sardinero ha dado una exhibición en el primer tiempo. Sobre todo a partir del minuto 20 del primer tiempo. Antes el Cádiz había sufrido, más en lo territorial y en la posesión, que en las ocasiones de gol, pero sufrido más de lo habitual. Los números eran tajantes en este primer acto: con menos de un tercio de la posesión disparó cinco veces entre los tres palos, más una con mucho peligro de Sobrino. El Racing, un larguero en un centro que se envenenó de Rober y poco más.
El casi monólogo inicial del Racing durante el primer cuarto de hora solo lo rompió Chris Ramos con una acción que se fabricó peleando con dos rivales para rematar resbalándose sin mucho peligro, pero al menos a portería. A partir del minuto 20 el Cádiz se creció. Fue curiosamente a raíz del larguero de Rober. Chris Ramos, Climent y De la Rosa tuvieron tres mano a mano que despejó Ezkieta. La de Chris, por cierto, a continuación de la acción del extremo del cuadro local y en un saque en largo de David Gil que echó al delantero cadista a pelear con dos centrales y casi marca.
En la acción de De la Rosa ya Ontiveros estaba desatado. Primero le había metido un pase en profundidad a Chris Ramos con la cabeza en una acción que acabó con un disparo junto al palo de Sobrino y después había dejado solo a De la Rosa con un pase desde el campo propio. El 0-1 parecía la consecuencia de lo que estaba pasando. El Cádiz lo merecía y había perdonado y Ontiveros, de nuevo, estaba a otro nivel.
Y en un saque de esquina que parecía pensado para el disparo de Climent, el lateral no arriesgó y se la puso al marbellí que, tras ir deshaciéndose de rivales, la puso en la escuadra desde la frontal. Es un gol, salvándo, evidentemente, las distancias, como aquellos de Messi que sabía todo el mundo que la iba a poner en el palo derecho con la izquierda y la acaba haciendo pero desde el otro perfil y con la escuadra izquierda como destino.
El golazo del 22 del Cádiz le dio ventaja al descanso y la sensación en el arranque de la segunda mitad fue de clara superioridad cadista. En dos minutos acumuló dos buenas ocasiones y un minuto después, la insistencia de Chris Ramos provocó un monumental fallo del meta local Ezkieta, que tras tocar el balón con la mano fuera del área, acabó haciéndole penalti al delantero cadista. Álex Fernández ejecutó la pena máxima con toda la tranquilidad del mundo para doblar la ventaja amarilla.
Ahí emergió la velocidad de Chris. El Racing plantó su defensa casi en el centro del campo y el Cádiz buscó la velocidad del delantero constantemente. Así se la puso Climent para que el segundo máximo goleador del Cádiz firmara su octavo gol esta campaña y pareciera cerrar el partido antes de la hora de juego.
De nuevo, el Cádiz pareció levantar un poco el pie, como ocurrió también con el tercer gol ante el Cartagena. El Racing comenzó a agrupar jugadores en las inmediaciones del área de David Gil. El equipo local marcó su primer gol tras un saque de esquina y su grada comenzó a apretar. Y sus jugadores a creer que la remontada era posible.
Garitano le metió músculo en la medular, calidad arriba y refrescó las banda, doblando lateral en la izquierda. Pero el Racing apretaba a base más de colgar balones y de buscar una acción de estrategia. Y la encontró para meterse de lleno en el choque en una acción de falta en la que la punta de la bota de Diakité habilitó a Karrikaburu. El Sardinero apretó aún y el Cádiz también, en esta caso los puños y los dientes para aguantar.
Y los amarillos fueron matando el partido. Tratándole de meter cloroformo al partido, sobre todo con un Mato que sacó todas las faltas del mundo, los amarillos capeaban bien el temporal. Incluso pudieron sentenciar si el colegiado no llega a pitar una falta a Chris Ramos cuando el balón le llegaba a un defensor del Racing, que falló estrepitósamente y se la dejo al propio Matos. La acción, parece lógica que el colegiado pitara cuando llegaba el balón al jugador local, pero no quita lo mal que estuvo el colegiado en casi todo el partido (en el minuto 7 ya había entorpecido dos acciones por estar mal colocado y no vio ni la mano del meta local ni el penalti posterior a Chris Ramos).
Con 8 minutos de añadido y un minuto más por una amarilla a David Gil por perder tiempo a los 15 segundos de tener la opción de sacar, el Cádiz se defendió bien y no pasó muchos agobios. La victoria, por ocasiones y dominio del partido (que no del balón) parece justa. Un Cádiz que disparó hasta 16 veces y nueve de ellas entre los tres palos (tres veces más que su rival), pese a no tener ni un tercio del tiempo el balón acumuló más méritos que el Racing, pero la sensación final es que se podían haber escapado esos dos puntos.
Con este nuevo triunfo el Cádiz de Garitano confirma sus números de equipo que pelea por el ascenso directo (si no llega a tener la rémora anterior). Nueve jornadas sin perder y 13 de los últimos 15 puntos. ¿Será suficiente para superar el lastre de los pésimos 18 primeros partidos y la falta de apuesta por esta temporada de la directiva en el mercado de invierno? Le ha ganado a los dos primeros clasificados (Mirandés y Racing). De momento, este Cádiz de Garitano se ha ganado la licencia para soñar. Al menos, con ir acercándose a los de arriba.