Cuando en una relación sexual el hombre tiene lo que se llama «un gatillazo», un problema de erección, se desencadena una serie de reacciones que estarán en función de la propia persona.
Lo primero que siente un hombre es vergüenza por haber fallado. En una situación de alta intensidad sexual lo que implica es que todo se desarrolle con la normalidad del acto en sí hasta concluir el mismo, pero si falla la erección resulta que les ha cortado ese momento y se siente esa vergüenza ante el fallo.
En esta situación piensa que la otra persona puede pensar que es impotente o que «mucho ruido y pocas nueces» como dice el refranero.
Esto es complejo de medir y sobre todo hay factores que determinan por que un hombre puede sufrir el gatillazo, y puede estar relacionado con el consumo de alcohol u otras sustancias que inciden directamente sobre la erección.
En unas ocasiones se quedará callado sin saber que decir, pensando que ambos se han quedado con las ganas, en otras ocasiones -sería lo ideal- se debería hablar de ello, aunque no es lo normal.
Cree que se puede cuestionar su virilidad, así como su capacidad sexual en la cama, como si se cuestionara todo ello y hace que le resulte doloroso.
También puede pensar que la mujer pueda creer que no le resulta atractiva o que no le interese, aunque la situación, en la cama, desde luego no sea para pensar precisamente en ello.
Así, también puede desencadenarse una reacción de frustración por «no dar la talla» y no saber ni qué hacer ni que decir ante lo sucedido, frustración porque siendo algo que apetecía, que se deseaba, no se puede consumar por el gatillazo que ha dado y que le señale a él exclusivamente como causante de este.
También el temor puede apropiarse de su mente pensando que la mujer pueda ir hablando de la relación insatisfactoria que han tenido, de la mala conducta sexual, a nivel de erección, que ha tenido y que puede repetirse en otro momento.
Evidentemente hablan los miedos de la persona pues la mujer, normalmente, no va a haber un motivo de escarnio el tener un gatillazo aunque se haya quedado con las ganas.
La frustración y el miedo puede hacer que el hombre huya, que se marche despavorido que es más una reacción irracional que coherente con algo que puede suceder.
La sensación de fracaso también puede aflorar al no haber estado a la altura de las expectativas que se han puesto, aunque lo ideal sería seguir en esa misma relación con otros medios que la satisfagan.
Lo peor que puede ocurrir es que el hombre comience a tener la ansiedad y esa misma ansiedad se complete con un cuadro de nula reacción eréctil que haga que, al menos, en ese momento, el encuentro resulte infructuoso.
La carga de adrenalina, la excitación, todo influye. En una persona sana es más anormal, pero hay que tener precaución a la hora de consumir alcohol, por ejemplo, por que influye directamente en ello.
Obviamente si la situación se repite en más ocasiones es hora de consultar a un especialista en la materia.
También puede ser un problema de autoexigencia de la persona cuando mantiene relaciones sexuales, eso hace que los nervios crezcan, que aumente la ansiedad, que quiera estar al cien por cien, y tanta tensión haga que se rompa.
También puede ser que haya desánimo en el hombre y decepción, se siente atraído por la mujer pero no ha podido satisfacerla y eso puede ser una herida en su orgullo.
El gatillazo y la autoestima en el hombre
Así las cosas, lo normal, es que se descomponga en cuanto a ánimos y no sepa que decir. Lo ideal sería un poco de comprensión por parte de la mujer, y tratar de hacerle ver que es algo que puede suceder y que debe aprender a relajarse y dejarse llevar por el momento, por la excitación, con calma.
Tener un gatillazo puntual no significa tener una disfunción eréctil, entra dentro de lo normal, no anormal es que suceda con más frecuencia.
También aflora el sentimiento de insatisfacción y de haber fallado en la relación, de no haber cumplido y eso hace que la competencia sexual crea que ha decrecido.
Sobre todo hay que actuar sin nervios ni lamentos, sabiendo que el interés sexual en la otra persona es máximo -de lo contrario no se iría a la cama- y que en otro momento se podría culminar la misma.
No obstante todo ese conjunto de emociones puede hacer que en el próximo encuentro la persona esté más tensa pensando en si se va a repetir el gatillazo o no. Eso sería un error y debería relajarse un poco, dejarse llevar por el erotismo y la sensualidad de la pareja a fin de que todo discurra con normalidad.
Es el mejor consejo, aunque también hay que tener la calma suficiente y pensar en positivo antes que hundirse pensando que ha fallado, debe entenderse como algo que puede suceder y, en caso de ser reiterativo, acudir a un especialista en la materia.