Dicen que pueblo que canta, pueblo que espanta sus males. Y Cádiz nunca ha dejado de cantar, pero en estos cinco años su voz no ha sonado igual. Ha acusado la ausencia del deje canalla, el trasfondo de verdad, el compás inigualable y la poesía de Juan Carlos Aragón Becerra, que nos dejó tal día como el de este viernes hace ya un lustro.
Su pérdida fue, y sigue siendo a día de hoy, un golpe durísimo para los aficionados al Carnaval gaditano. Se marchó, según sus propias palabras en una de sus últimas declaraciones públicas, “de gira con Bob Dylan”, dejando un legado inigualable pero que inevitablemente sabe a poco.
Porque, con todo lo que ha pasado en este tiempo, entre pandemias, guerras, ascenso de las ultraderecha o las consecuencias de la turistificación en la ciudad, cuesta no preguntarse qué habría tenido que decir Juan Carlos Aragón de todo ello, como de otras tantas cosas. Son muchos los versos que quedaron por escribir e incalculables las músicas que no pudo componer por su precipitado adiós.
Juan Carlos Aragón nos dejó a pocos días de cumplir 52 años. La magnitud de su pérdida no tardó en quedar en evidencia por la cantidad de reacciones que provocó la noticia de su fallecimiento y que traspasó las fronteras del Carnaval, con mensajes de condolencias de artistas como Alejandro Sanz o Manuel Carrasco.
Igualmente inolvidable fue la despedida que le brindó su pueblo en el templo del Falla, donde se ubicó la capilla ardiente para su despedida. Fue entonces cuando el credo de Los peregrinos, una de sus últimas comparsas, se elevó a la categoría de himno ante las miles de personas que acudieron a darle su último adiós. Las lágrimas de su grupo, el que defendió en el coliseo gaditano las últimas coplas paridas de su pluma, fueron las de todo Cádiz y el mundo entero del Carnaval.
Este viernes, cinco años después de su adiós, el Ayuntamiento se suma a los actos conmemorativos de esta efemérides, participando con la organización de una jornada en torno a su figura y obra, antes de que su comparsa vuelva a recordarle ante la imponente fachada del Gran Teatro Falla.
Un inmenso legado
La dolorosa muerte de Juan Carlos Aragón fue la de un padre, marido, hijo, amigo, compañero y vecino más de Cádiz. Pero también fue la de un creador como pocos en la prolífica historia de esta ciudad, autor de más de 40 agrupaciones y ganador de cinco primeros premios en el Concurso de Agrupaciones del Gran Teatro Falla.
Más allá de los premios, el legado en forma de coplas del genio de La Laguna es de un valor incalculable. Son muchas las presentaciones, pasodobles, cuplés y cuartetas que forman parte del imaginario colectivo de los aficionados a la fiesta grande de Cádiz, de esas que uno no puede evitar seguir en una reunión de amigos a la orilla del mar. Y a través de ellas ha logrado hacerse eterno.
Sigue el Timeline con su aportación creativa al Carnaval. Estas son todas su agrupaciones (y sus libros sobre Carnaval):
Juan Carlos Aragón comenzó en el mundo de las coplas con las comparsas juveniles Contrabandistas y Juerga, antes de dar el salto a adultos en 1985 con Los tartajas tajarinas. Tras un periodo de descanso en el Carnaval, mientras cursaba Filosofía en la Universidad de Sevilla, regresó al Falla en 1992 como autor del coro Estamos en Babia y también firmó al año siguiente El danubio azul.
En 1994 saltó a la modalidad de chirigotas ejemplificando la guasa que caracterizó a buena parte de su trayectoria con Un peasso coro, agrupación en la que se burlaba de su paso por la modalidad del tango y en la que nació también su recurrente afición por ‘sacarse el nabo’ en el teatro (“yo no tengo coche, ni tengo experiencia… no tengo cultura, ni tengo presencia… pero tengo un nabo como la torre de Preferencia”).
El genio de Aragón empezó a despuntar en 1995 con Los tintos de verano y el autor alcanzó su primera final en 1996 con Los guiris, que obtuvo el cuarto premio. El mismo grupo llevó a las tablas al año siguiente Kadi City, ciudad sin ley, gran cajonazo del Carnaval 1997 junto a De plaza en plaza del Yuyu.
En 1998 de nuevo le niegan la final con Las ruinas romanas de Cádiz, que dejó para la historia pasodobles como En el norte los del norte. Fue la antesala de su primer gran pelotazo en el Falla, una chirigota que marcó un antes y un después en la modalidad: Los yesterday, indiscutible primer premio de 1999. Un repertorio revolucionario, absolutamente antológico de principio a fin.
A lo largo de su carrera cosechó cinco primeros premios en el Concurso del Falla, uno en chirigotas y cuatro en comparsas
En el año 2000 firmó Flamenkito apaleao, finalista, y se lanzó al doblete en 2001 aprovechando la ruptura del grupo de Subiela con Martínez Ares. Ese año regaló a la afición dos joyas como Los panteras y Los condenaos, segundo premio. En 2002 esta unión fructifica con el primer premio de Los ángeles caídos, al tiempo que se despide de la autoría de letra en la modalidad de chirigotas con Vota P.I.C.H.A.
Tras Los americanos (2003), Juan Carlos Aragón renueva completamente su grupo y, junto a Javi Bohórquez, presenta Los inmortales. Una comparsa que no pasó a la final pero que de alguna forma desató la aragonmanía en buena parte de la afición. El golfo de Cádiz (2005) y Los parias (2006) completaron su etapa gótica, antes de cosechar un nuevo triunfo con Araka la Kana (2007), en giro de estilo inspirado en las murgas uruguayas.
Tercer premio en 2008 con La banda del capitán Veneno, que le otorgaría el sobrenombre que aún acompaña a su recuerdo, sufrió un pequeño bache entre 2009 y 2011 con tres agrupaciones que no alcanzaron la carísima gran final de tres: Los comparsistas se la dan de artistas, Las noches de bohemia y Los príncipes. Agrupaciones que, sin embargo, sí colmaron a los aficionados por su música y la calidad y profundidad de sus letras.
En 2012 un nuevo giro le llevó al segundo premio en una dura pugna con Los duendes coloraos, con la polémica La sereníssima. Una joya musical e interpretativa algo lastrada por el pseudo italiano que empleó en casi todas sus coplas. Catastrophic Magic Band (2013) marcó un punto y seguido para Aragón en el Concurso y el autor decidió sacar al año siguiente fuera del Falla Los ladrones.
El Credo de la comparsa Los Peregrinos se ha convertido en himno para los aficionados al Carnaval
Con un año lejos de las tablas tuvo suficiente para reconciliarse con el certamen y volver con una de sus mejores obras: Los millonarios. De la mano de Javi Bohórquez y un grupo que, salvo pequeños cambios, le acompañaría hasta el final de su trayectoria, Aragón dejó para la posteridad coplas como el pasodoble Igual que en una mezquita, una obra de orfebrería en defensa del Carnaval frente al botellón.
En 2016 se quedó a las puertas de la final con La guayabera y en 2017 alcanzó el tercer premio con Los peregrinos, con ese Credo que la afición recuerda día sí y día también en las noches de Falla. En 2018 se hizo de nuevo con el primer premio con Los mafiosos, antes de cerrar su trayectoria comparsista con La gaditaníssima.
Aragón se despidió de la modalidad de chirigotas con la mordaz e irreverente ‘Er Chele Vara’, una joya a la altura de su genio
Hasta ese año 2019 su aportación a la modalidad de chirigotas se había limitado a la composición de músicas para agrupaciones como Los veteranos del Vietnam, Golfus de Roma, Robinson de la Isla, Operación Ninfo, La Pasma (Polizía Autonómica Andaluza) o Los antesdeayesterday, pero, como si anticipara la despedida, decidió hacer doblete y presentar Er Chele Vara, una maravilla maltratada por el jurado de ese año. Una obra a la altura de su leyenda, resumen perfecto de una trayectoria canalla e irreverente pero siempre plena de verdad. En 2020 recibió a título póstumo el Antifaz de Oro, el mayor reconocimiento del mundo del Carnaval.
Al margen de su prolífica obra carnavalesca, Juan Carlos Aragón contó su historia en cinco libros publicados: La risa que me escondes (2010), El carnaval sin apellidos (2010), El Carnaval sin nombre (2012), Los últimos versos del Capitán Veneno (2015) y El pasodoble interminable (2017).
Cinco años después de su muerte, Juan Carlos Aragón sigue sin contar con una calle o plaza con su nombre en Cádiz. Sí ha dado denominación a un colegio de la capital, pues en septiembre de 2019 el entonces llamado colegio Andalucía acordó pasar a denominarse CEIP Profesor Juan Carlos Aragón. También cuenta con una calle a su nombre en el municipio sevillano de Pedrera, localidad de gran tradición carnavalesca.
Este hecho, sin embargo, no evita que el genio de La Laguna y su inmenso legado permanezcan en la memoria sus paisanos y de todos los aficionados al Carnaval. Juan Carlos se fue hace ahora cinco años, pero desde entonces vive, como cantaban en su credo aquellos peregrinos, la vida eterna de los Carnavales.