Hoy 15 de enero se cumplen 48 años del fallecimiento del que fuera creador de la modalidad de la comparsa gaditana, Francisco Alba Molina, más conocido como Paco Alba. Su importante y eterno legado se extiende hasta nuestro Carnaval, el cual festejamos durante estos días de Concurso y una vez que las agrupaciones se reúnen en la calle. Por ello, en este contexto de celebridad de la típica fiesta cultural gaditana, te damos algunas pinceladas sobre su vida, sus obras y algunas de las agrupaciones en las que participó.
Paco Alba nació en Conil de la Frontera el 23 de abril de 1918. Hijo de Francisco Alba Romero y Josefa Medina Zahara, era el más pequeño de sus seis hermanos. De familia humilde, su padre se dedicó a varios oficios como barbero, sacristán o vendedor de velas y lápidas, entre otros, además de músico y autor de letras. Recibió el nombre de Francisco José María del Sagrado Corazón de Jesús Alba Medina.
Así, el pequeño Francisco se nutrió del rico ambiente musical que se respiraba en su casa, pues gran parte de su familia formaba parte de la Banda de Música de Conil y todos llegaron a estudiar solfeo, especializándose en el clarinete.
Tras el fallecimiento de su padre, su madre gestionó una panadería para mantener a la familia. Sin embargo, con el tiempo, el negocio decayó y, antes de enfrentar penurias económicas, tomaron la decisión de mudarse. Cuando apenas tenía seis años, Paco se encontró viviendo en la calle Trinidad Nº 20, en el bullicioso barrio de La Viña en Cádiz.
A partir de ese momento, se sumergió de lleno en el mundo del carnaval gaditano, continuando con la tradición familiar. A lo largo de su vida, tuvo residencia en diversas calles de Cádiz, como San José, Encarnación, Sacramento, Gaspar del Pino y finalmente, San Salvador (Grupos Astilleros).
El inicio de su participación en el carnaval fue como monaguillo en la parroquia de San Lorenzo y luego en la iglesia de La Palma, el epicentro del carnaval en el barrio.
A los trece años, Paco comenzó a trabajar en una fábrica de bombones, donde pasó gran parte de su juventud, componiendo letrillas con las melodías que escuchaba.
Después de la Guerra Civil, formó un grupo llamado Los Fernández y realizó una gira de tres meses. Sin embargo, regresó a Cádiz tras el fallecimiento de su hermana María. Aunque planeaba reincorporarse en Granada, una llamada de los Astilleros anunció su aprobación para ingresar. Entró como ayudante de carpintero, posteriormente se trasladó a Listero y luego a Técnico de Organización.
El 22 de abril de 1954 contrajo matrimonio con María Flores Núñez en la parroquia de Nuestra Señora de La Palma. Tuvieron cinco hijos: Marcos, Diego, Paquito, Juan Antonio y Cati.
Paco, sin títulos académicos, afirmó: «mi afición es la lectura; no tengo más que la carrera de la vida para dar de comer a mis cinco hijos». Su amor por la lectura influyó profundamente en sus letras, y además, participó en la Banda de Educación y Descanso y la Filarmónica Gaditana como clarinetista.
La llegada de Valcárcel como gobernador en Cádiz marcó un cambio para el Carnaval, permitiendo nuevamente las comparsas en la calle después de la Guerra Civil, a finales de los años 40.
Paco Alba se convirtió en el representante destacado del carnaval gaditano entre 1950 y 1975, desde Los vendedores de mariscos (1953) hasta Los belloteros (1975). Sus agrupaciones destacaban por la gracia, ironía y elegancia de sus letras, acompañadas por músicas pensadas para complementar los personajes. Representa junto al Tío de la Tiza y Manuel López Cañamaque la trilogía de autores más destacados en la memoria de los amantes del Carnaval gaditano.