Existe un mundo más allá del que pueden ver nuestros ojos, más allá de lo material y que es perecedero, que no es cuestión de fe por los numerosos testimonios existentes sobre su existencia.
Me estoy refiriendo al mundo espiritual, a aquel que solo se puede ver con ojos del alma, ese que a veces se manifiesta, pero sobre todo que se siente y del que se ven sus efectos, pues nos sirve de ayuda en este espacio terrenal.
Todos los actos que hacemos, los pensamientos, las acciones que tenemos hacía los demás, los demás seres vivos que comparten esta existencia tienen un significado espiritual que luego tiene efecto sobre nosotros mismos.
Aparte, dentro del mundo espiritual nos encontramos también con los espíritus de personas que se fueron y que de vez en cuando vienen y nos ayudan, aunque también hay que decirlo, nos perjudican.
Todos somos energía, que recuerda que no destruye, sino que se transforma, y cuando fallecemos lo único que hacemos es dejar un cuerpo material lleno de limitaciones y que siempre se ve abocado al sufrimiento del deterioro.
También cada lugar tiene su propia energía, bien porque sea un sitio en el que confluyen energías naturales, o porque las personas que han ido a ellos durante cientos de años han dejado un poco de su esencia, de su energía en el mismo.
Así, nos podemos encontrar con iglesias, santuarios, monasterios, y hasta casas que tienen una impronta especial, diferente cada una de ellas a otros lugares considerados más normales.
No hace falta creer en ninguna religión para poder sentir, si se es sensitivo, algo especial en lugares de culto, sitios donde se ha ido con profundas creencias.
Pero es que esto también sucede a la inversa, y es que hay edificaciones o terrenos en los que esas energías que se manifiestan son negativas y no hacen ningún bien a quienes no saben protegerse de ellas.
Edificios o casas donde se ha sufrido, se ha cometido un asesinato, o muchos, lugares de los que típicamente se dicen que dan miedo, todos ellos poseen características que los hacen ser objeto de estudio por parte de parapsicólogos.
Lo que sucede es que no hace falta llegar a extremos para que simplemente en nuestra propia casa existan energías que nos pueden ayudar o perjudicar, según sea el caso y la impregnación que haya en la misma.
Ante todo ello se puede actuar de varias maneras, desde pasar del asunto y dejar que todo siga su curso, con las consecuencias negativas que pudiera tener, o bien asumir que existe un mundo que no vemos con los ojos materiales y ser conscientes de la existencia de esas energías.
No consiste en aprovecharse de ellas sin ningún motivo loable, sino en respetarlas, ayudar a ese espíritu que necesita encontrar el camino, o hasta incluso pedirle ayuda si es realmente necesario.
Aquí te vamos a acompañar en ese mundo espiritual, donde va a tener cabida desde los espíritus de seres fallecidos, el significado espiritual de animales, plantas y situaciones cotidianas, hasta la manera de estar en armonía con esas energías que, créanme, existen.