Hay momentos en los que la persona siente como si algo le estuviera reteniendo o como si no pudiera tomar una decisión que sabe que es importante en su vida. Aunque su deseo es dar ese paso se ve, continuamente, entorpecida/o y no se llega a dar.
Si es así es que tiene una especie de bloqueo, lo que se denomina una atadura espiritual de la persona que puede provocar una dependencia y hasta una forma de sometimiento o esclavitud que no es deseada.
Este tipo de boqueo se pueden dar cuando se busca protección, sabiduría o hechos que están relacionados con el conocimiento oculto y que sólo puede realizar una persona experta en este terreno.
Se puede relacionar con fuerzas negativas o malignas, sobre todo a la invocación de estas para realizarla y hace que la persona sufra una desconexión de un entorno más positivo para estar siguiendo una energía manipuladora. Este tipo de ataduras espirituales tienen diferente origen.
La primera de ellas es la que se puede establecer por invocar a fuerzas del mal, a demonios o energías negativas, a creencias de tipo esotérico de nivel superior que pueden absorber al sujeto.
Su efecto puede tener un amplio campo de acción que puede ir desde lo profesional -en menor medida- hasta lo personal -que es donde más se suele dar- afectando, principalmente, a las emociones y a los sentimientos.
Otra forma en la que se puede establecer este tipo de atadura espiritual es por la acción de personas que realizan la misma y qué puede haber sigo encargado por una tercera persona para su beneficio propio.
En este último caso hay que buscar en santería, chamanes, curanderos o personas que tienen un conocimiento en brujería.
También puede ocurrir que se dé por realizar prácticas espiritistas como, por ejemplo, participar en una sesión de ouija o hacer muchas sesiones de la misma sin saber bien todo lo que ello conlleva y los peligros que tiene.
Es también producto de sesiones espiritistas en la que un médium puede actuar de canalizados/a y que esas energías que se ponen en juego en estas sesiones deriven a la persona.
A su vez, es también posible que sean consecuencia de malas acciones, de hacer lo incorrecto, de tener tendencias oscuras -que puede ser el satanismo- y que provocan la misma en la persona, siendo complejo que se dé cuenta de ello, pues cuando se entra en una dinámica así se pierde el concepto de los que está bien o está mal.
De esta forma también influye tener el espíritu sucio, esto se produce cuando hay pensamientos negativos, que pueden ser obscenos, tener la energía espiritual más baja o haber realizado actos impuros o tener pensamientos impuros. Todo esto puede provocar que se tenga esa atadura que, no es deseable.
Si la persona percibe que está teniendo una etapa en la que no se reconoce o, simplemente, está teniendo muchos obstáculos e, incluso, pérdida de amistades, es el momento de actuar y buscar soluciones.
Para romper este tipo de ataduras espirituales lo mejor es renunciar a todo lo que hayan podido ser creencias oscuras.
Se debe tener la firme convicción de dejar todo eso atrás y de romper con un pasado en las sombras. Se debe realizar una limpieza espiritual en las que se debe arrepentir de todo lo malo que haya podido hacer y prometerse no volver a incurrir en ello.
Abandonar los pensamientos negativos y realizar una conversión interior, visualizar la luz y que aflore desde el interior. Es una conversión muy radical pues se va a dejar todo eso atrás.
La confesión de todos los pecados, la reconciliación con la divinidad, con Dios, tener valores positivos e, incluso, quemar todo aquello que haya podido tener una relación con esa etapa.
Es una forma de dar el primer paso para romper toda atadura espiritual. Igualmente la persona debe renunciar a Satanás o las prácticas negativas que haya realizado. Renunciar a todo ello y renovar las promesas espirituales que conduzcan a la luz.
La oración debe estar presente en todo este proceso allá donde se rechaza lo malo y se abraza lo bueno. Se debe también expulsar desde dentro todo aquello que es malo, se debe pensar en ello y realizar esa expulsión, apartar todo pensamiento negativo.
Hay lecturas que ayudan a todo ello y a sanar el alma de la persona, pasajes de la Biblia como Mateo 12, en el 43-45- Se debe tener el deseo de tener esa libertad espiritual que antes no se tenía y que no se vuelva a caer en todo ello.
Podría ser necesario acudir a personas que ayuden en este terreno, un sacerdote o quién realice magia blanca para la limpieza espiritual que conducirá a la rotura de esas ataduras que no son positivas para la persona.
Se deben reconocer los pecados así como reconocer que se ha apartado de Dios y se ha mirado a las fuerzas malignas. Sólo de esa forma se podrá ser libre. Hay que retomar, necesariamente, el camino hacia Dios, estar de nuevo en la fe que hace libre.
Una atadura espiritual es la pérdida de libertad y control de la vida, de todo aquello que es interior, de lo que anida en el alma y que es trascendente para la persona.
No se quiere una dependencia, la dependencia limita a la persona tanto en pensamiento como, en ocasiones, en el plano físico coartando –o cohibiendo- a la persona.
Si se quiere alcanzar ese estado de sanidad interior se deben seguir todos esos pasos y reconocer los pecados abrazando, de nuevo, el camino de la luz.