6 de junio de 1944, el mundo contenía la respiración mientras miles de soldados aliados se lanzaban al mar bajo una lluvia de balas, marcando el inicio de la Operación Neptuno/Overlord, la mayor invasión anfibia de la historia.
Las playas de Utah, Omaha, Gold, Juno y Sword se convirtieron en escenarios de un valor sin precedentes. Más de 150.000 soldados de Estados Unidos, Gran Bretaña, Canadá y otros países aliados, desembarcaron con la esperanza de liberar Europa del yugo nazi.
La batalla de Normandía, iniciada ese fatídico día, cobró un precio terrible. Miles de vidas se perdieron en las arenas ensangrentadas, mientras la ferocidad de los combates dejaba en claro el alto costo de la libertad.
Planificación meticulosa
Detrás de la valentía de los soldados, años de preparación estratégica habían dado forma a la operación. Desde la Conferencia de Teherán en 1943, donde se acordó la apertura de un segundo frente en Europa Occidental, hasta el liderazgo del general estadounidense Dwight D. Eisenhower, cada detalle fue cuidadosamente planificado.
La invasión no solo se basó en la fuerza bruta. Un complejo sistema de apoyo, que incluía desde convoyes navales masivos hasta bombarderos aliados, se desplegó para asegurar el éxito de la operación.
El Día D marcó un punto de inflexión en la Segunda Guerra Mundial. A pesar de las bajas considerables, los aliados lograron establecer una cabeza de playa y avanzar hacia el interior de Francia. La liberación de París, el 25 de agosto, consolidó la victoria y sentó las bases para la derrota final del nazismo.
El Día D no solo es una fecha histórica, sino un símbolo de la valentía, el sacrificio y la determinación de aquellos que lucharon por la libertad. Su legado sigue inspirando a las generaciones futuras, recordándonos el precio de la paz y la importancia de defender los valores democráticos.
El «Día D» en datos
Normandía: Un campo de batalla desigual
De las cinco playas del desembarco aliado, Omaha fue la que sufrió las mayores pérdidas. Entre el Día D y los días posteriores, cerca de 4.000 soldados perdieron la vida. Una unidad estadounidense llegó a tener un 90% de bajas. En contraste, en la playa de Gold, las bajas fueron un 80% menores.
Cifras totales de la batalla:
La batalla de Normandía duró desde el 6 de junio hasta finales de agosto de 1944.
Las bajas aliadas fueron de aproximadamente 53.700 muertos, 155.000 heridos y 18.000 capturados o desaparecidos.
Las bajas alemanas se estiman entre 30.000 y 50.000 muertos, 80.000 heridos y unos 200.000 capturados o desaparecidos.
Historia de un paracaidista
John Steele, paracaidista de la 82ª División Aerotransportada estadounidense, aterrizó en la torre de la iglesia de Sainte-Mère-Église tras ser herido por metralla.
Colgado del campanario durante dos horas y media, fingió estar muerto para evitar ser atacado por los alemanes. Un soldado alemán, Rudolf May, lo liberó y lo hizo prisionero. Steele escapó tres días después, se unió a los aliados y fue enviado a un hospital en Inglaterra. Participó en la liberación de los Países Bajos, la batalla de las Ardenas y llegó a Frankfurt al final de la guerra. Regresó a Estados Unidos en 1945 y volvió a Sainte-Mère-Église en varias ocasiones para conmemorar el desembarco. Murió de cáncer de laringe en 1969 a los 57 años.
La presencia de hasta 1,5 millones de soldados estadounidenses en Inglaterra desde 1941 tuvo un gran impacto social y cultural. Aportaron música, cine, moda y otros aspectos de la cultura estadounidense que enriquecieron la sociedad británica.
La batalla de Normandía fue un punto de inflexión crucial en la Segunda Guerra Mundial. A pesar de las terribles pérdidas, el desembarco aliado marcó el inicio de la liberación de Europa occidental del dominio nazi. La historia de John Steele es un ejemplo de la valentía y la resistencia de los soldados que lucharon en este conflicto. La presencia de las tropas estadounidenses en Inglaterra también tuvo un impacto duradero en la cultura y la sociedad británicas.