Surgen en España las ‘supercucarachas’ o ‘cucarachas mutantes’ con alteraciones genéticas

El cambio climático y la creciente resistencia de las cucarachas a los insecticidas.

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Imagen de una cucaracha.
Las cucarachas están mutando debido al cambio climático.

Las cucarachas, esas molestas inquilinas que reaparecen con la primavera, este año lo están haciendo con más fuerza que nunca. Tras un invierno inusualmente cálido, las poblaciones de estos insectos se han disparado, creando un problema de salud pública que preocupa a los expertos.

¿Las razones? El cambio climático y la creciente resistencia de las cucarachas a los insecticidas. El calor acelera el ciclo metabólico de las cucarachas, especialmente de la cucaracha rubia o germánica, la especie más común en nuestros hogares y establecimientos de comida. Esto las hace reproducirse más rápido y las vuelve más voraces.

Pero lo más preocupante es que algunas cucarachas han desarrollado una resistencia casi total a los insecticidas. Esto se debe a mutaciones genéticas que las hacen inmunes a los químicos que antes las eliminaban. Las consecuencias son claras: cada vez es más difícil controlar las plagas de cucarachas, que se están convirtiendo en una amenaza para la salud pública.

¿Qué podemos hacer? Los expertos recomiendan medidas preventivas como mantener la limpieza en el hogar, eliminar fuentes de agua y comida y sellar grietas y agujeros. En caso de plaga, es importante consultar con un profesional del control de plagas.

El cambio climático, culpable del auge de las cucarachas

El cambio climático es el principal responsable del aumento de las plagas de cucarachas en España, según Jorge Galván, director general de la Asociación Nacional de Empresas de Sanidad Ambiental (Anecpla).

El calentamiento global ha transformado el clima de España, haciéndolo más subtropical. Esto significa que las estaciones cálidas son más largas y las frías son más cortas, lo que crea un ambiente ideal para la reproducción de las cucarachas. Como resultado, las plagas de cucarachas ahora comienzan antes y duran más tiempo. Esto se traduce en un mayor número de cucarachas, lo que aumenta el riesgo de mutaciones genéticas que las hacen resistentes a los insecticidas.

La cucaracha rubia o germánica es un ejemplo claro de este fenómeno. Esta especie, que antes era común solo en Canarias, ahora se ha extendido a Andalucía, Baleares y la costa mediterránea. El aumento de las temperaturas también ha tenido un impacto negativo en otras plagas de insectos, como el mosquito tigre.

Un enemigo resistente que obliga a cambiar las estrategias de control

La cucaracha germánica lleva presente en Europa desde el siglo XVIII, y durante mucho tiempo se combatió con insecticidas pulverizados. Sin embargo, en la década de 1990, se comenzó a utilizar cebos dulces con insecticida en su interior para evitar daños al medio ambiente.

Desafortunadamente, las mutaciones genéticas han hecho que las cucarachas ya no ingieran estos cebos, lo que ha convertido el problema en una cuestión de salud pública, según Carlos Pradera, gerente técnico de Anticimex.

Ante la dificultad de controlar la presencia de este insecto, la estrategia actual se basa en medidas preventivas e implementa otras metodologías como trampas y aspiración. Este enfoque utiliza métodos mecánicos más orgánicos que, aunque son más tediosos, resultan más efectivos. «Implican más visitas y más atención al cliente», explica Pradera.

Sin embargo, la mejor solución sigue siendo mantener unas buenas condiciones de salubridad.