En esta combinación de signos encontramos una afinidad muy positiva y que puede hacer que se forme una pareja en la que se junten la comprensión con un amor sincero.
La poderosa naturaleza de la mujer Aries se siente estimulada por el reto de hacer suyo al hombre Libra, pero tendrá que trabajarlo a consciencia, puesto que él posee un equilibrio emocional de mucha fortaleza y cederá ante ella, pero no en forma gratuita.
En la cama no tendrán problemas de compatibilidad sino todo lo contrario, pero comencemos por conocer mejor a estos signos del zodiaco para que así se comprendan y puedan tener una relación sentimental plena.
Compatibilidad en el amor
Desde un principio, ambos signos van a demostrar que hay mucha empatía entre ellos. El hombre Libra es un tipo encantador pudiendo ser en muy afectuoso cuando ama mujer aries que le sabe llegar al alma.
Aries es dominante, apasionada y nunca acepta que se le niegue aquello que le interesa. Esta tiene suficiente energía como para terminar todo aquello que se propone alcanzar.
Los dos personajes son la mar de expresivos y esto les permite conectarse en un instante, sin dificultades. Para Libra, la receptividad que Aries le deja percibir, le proporciona el suficiente estímulo para atreverse a abordarla desde el primer instante.
A Libra, le seducen enormemente los fuertes rasgos de Aries, pero no le interesa menos su amabilidad y sensibilidad, además de lo dulce que puede ser cuando se lo propone y se deja ser.
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En sus relaciones, los une la gentileza y la ternura que uno de ellos exhibe mientras el otro se deja querer.
Saben identificarse en su franqueza, lealtad y complicidad en múltiples aspectos de su vida en común, que siendo dos en realidad parece que fuesen uno. ¡Eso es compatibilidad!
Tanto Aries como Libra tienen un común denominador para sus relaciones ente sí y para con los otros. Ambos poseen muy buen corazón.
Para quienes son sus amistades, pueden ser encantadores, amigos muy dados y generosos, inteligentes y colaboradores. Para todos, son dos personas que se unen perfectamente bien y no parecen tener o vivir desavenencias notorias que los distancien. Uno dice lo que el otro piensa y viceversa, así son.
Esta combinación de signos del horóscopo proyectan una imagen que dice a las claras que se comprenden, y muy bien, aun siendo de naturalezas dispares.
Probablemente sea su inteligencia emocional la que facilita ese entendimiento. Son fuertes individualidades, pero en sus particularidades encuentran los recursos necesarios para mantenerse unidos.
Compatibilidad en la cama
Como suele suceder en una abrumadora mayoría de casos, la cama es para la mujer Aries y el hombre Libra es el mejor de sus lugares de encuentro. Ambos tienen gran afinidad en esos asuntos íntimos.
Para ambos, los juegos eróticos no son el instrumento para resolver desavenencias, pero sí lo son para consolidar todos sus acuerdos. En la cama todo se desenvuelve a las mil maravillas
Lo mejor de todo, es que esto sucede sin que jamás lo hayan hablado y mucho menos, convenido. Esto sería como una expresión demasiado fría, cerebral y utilitaria de su relación y, por el contrario, Aries y Libra pueden ser todo pasión.
En la cama Aries casi siempre toma la iniciativa, pero no se inquieta si es su hombre el que emprende todos los preliminares. En este aspecto puede Aries ser lo suficientemente flexible.
Para ellos el amor sensual y carnal es parte fundamental de sus relaciones amorosas.
Esta relación entre ellos es demasiado importante como para pasarla por alto y tiene un efecto reconfortante para sus espíritus. La cama tiene valor terapéutico para su relación, restituye su normalidad, potencia la calidez de su relación, mejora sus vidas día tras día.
Tanto la mujer Aries como el hombre Libra tienen una gran compatibilidad entre ellos para darlo todo en la cama.
Bien saben que la insatisfacción amorosa es un elemento de discordia en su relación de pareja. Por esto y por el amor que se tienen, se esmeran para complacer al otro y en este esmero, también cada uno goza igualmente.
Se estimulan con desenfado y se atreven a convertir en realidad cada ocurrencia conversada en algún momento. Les entusiasma esperar (y apresurar en ocasiones) la llegada del momento propicio para emprender sus ejercicios amatorios y convertir en concreción aquello que en las palabras les parecía una travesura de lo más divertida.