Aunque son tildadas de «Leyendas urbanas» y que, en su mayoría, son historias derivadas de relatos de ciencia ficción lo cierto es que la llamada «chica de la curva» sigue haciendo acto de aparición en nuestras carreteras.
Un ejemplo de ello es el que les quiero relatar y cuyo testigo aún no sale de su asombro, en un tramo donde ya se han otros casos similares y, desde luego, parece indicar que hay mucho más de lo que simplemente podría ser una simple historia de terror.
Testimonio del testigo
Nuestro protagonista circulaba por la carretera de acceso a Arcos de la Frontera como vecino de esta localidad que es: «Serían las nueve de la noche, no era tarde por que había salido de Cádiz en hora y se tarda poco tiempo en llegar, además estoy acostumbrado a ir y venir y me conozco cada bache de la carretera. Todo normal, venía escuchando el partido de fútbol que estaba en el descanso, no eran las nueve aún. Cuando enfilé una de las últimas curvas para llegar vi a una persona a lo lejos, iba caminando y parecía desabrigado. Yo me dije «este está loco» estando tan cerca del arcén. Así me fue acercando a donde estaba» explicaba.
«Lo alcancé rápido y cuando estaba cerca me di cuenta que era una chica, más que nada porque era delgadita y el plumas aumentaba más de lo que era realmente. Me dio cosa y paré, abrí la ventanilla y le dije: «¿Quieres que te acerque?» y la chica pues sin decir nada se subió atrás y le dije, te llevo hasta Arcos, está aquí a unos kilómetros, ella dijo «Vale», y seguí mi camino. Le dije: «¿Y vas a Arcos o que haces por la carretera?» y no contestó, a mi me extrañaba la chica tan calladita pero bueno. Llegando me dijo: «Tenga cuidado que hay un coche oscuro parado ahí adelante y la verdad es que frené un poco y, cierto, había un coche ahí parado. Si no me lo dice pues puede que le hubiera dado por que estaba entre el arcén y la carretera. Sobrepasé al coche y pasó algo muy raro» relataba el testigo.
(*El vídeo que se pone como ejemplo es un cortometraje no relacionado con el caso que se narra)
Salvado de un peligro
«Miré por el retrovisor para darle las gracias a la vez que me preguntaba que si ella iba en dirección al pueblo como pudo saber que ese coche estaba allí si ella no estaba y como se bajo del coche si yo no paré en ningún momento ni escuché la puerta abrirse o cerrarse, que me hubiera dado cuenta vamos. Cuando llegué a casa me quedé mirando y sólo estaba en el asiento de atrás una florecilla que yo no había puesto allí. Me dejó muy impactado. Se lo conté a mi mujer y fue ella la que dijo de escribirte para contarte un poco mi experiencia. La verdad es que fue increíble, aun no salgo de mi asombro» afirmaba.
Las denominadas como “chica de la curva” suelen ser “entidades” que avisan de un peligro -en raras ocasiones hacen lo contrario-, luego cumple –en este caso- con ese requisito al haber alertado a nuestro testigo de un peligro cierto y poder haber tenido un accidente. Esta primera premisa la cumple.
La segunda que cumple es que desaparece sin dejar rastro pese a que el testigo –en este y en los demás casos que existen en el mundo- afirma que subió, la vio en el espejo retrovisor y habló –pocas palabras- con ellas.
Para el testigo no hay ninguna duda de la realidad de su experiencia, otros pueden dudar de la misma pero sólo cuando se vive algo así se puede opinar con certeza de lo ocurrido.
(*El vídeo que se pone como ejemplo es un cortometraje no relacionado con el caso que se narra)