Uno de los casos más desconocidos que podemos encontrar en torno a la ouija y la intervención de las fuerzas de seguridad del Estado, se produjo en Linares (Jaén), en el año 1994, y aunque pudo pasar inadvertido resultó ser foco de atención a los medios de comunicación.
Suceso recogido en la prensa local
No en vano en el propio Diario de Jaén se recogía esa noticia en la que un sacerdote habría acudido a una vivienda en Linares para tratar de «calmar» los extraños sucesos que estaban sucediente en el interior de la misma y que también fueron comentado por lo vecinos.
El origen lo encontramos en una ouija que realizaron allí dos mujeres y una menor, la mesa comenzó a moverse compulsivamente, los cuadros volaban por los aires y las cortinas fueron arrancadas. Aquello era una fuerza sobrehumana incontrolable que llevó a una situación de pánico total.
Fue, debido a ello, por lo que la familia decide llamar a la Policía Nacional que se personó en el domicilio pero no pudieron resolver nada más que la impresión, y el susto, de lo que sucedía. Estuvieron revisando la casa, en busca de mecanismos que pudieran provocar todo aquello, que los cuadros se movieran o que los objetos salieran lanzados, pero no había nada racional que lo explicara.
Las mujeres fueron llevadas a comisaría donde se les tomó declaración, pero ese «algo» que llevaban con ellas también se manifestó en la propia Comisaría levantando acta del suceso.
Según las tres participantes en la ouija el «ente» con el que contactaron se llamaba «Agustín» y sería el causante de todos estos hechos.
Intervención de la Policía Nacional
Los agentes regresaron a la casa donde uno de ellos notó como lo empujaba una fuerza sobrehumana y que le dejaría secuelas psicológicas. En Diario de Jaén, a fecha 17 de septiembre de 2017, bajo el título «Rezos y la Policía Nacional “por un espíritu” en Linares», y en el desarrollo de la noticia se afirmaba:
«Responsables del Cuerpo en la ciudad explicaron a este periódico que algunos de los funcionarios que intervinieron en esa ocasión no dieron crédito al observar la escena que, por otro lado, no supieron a que atribuir ya que, incluso, un agente trató de buscar hilos o algún otro sistema que pudiera hacer que los cuadros y otros objetos se movieran a distancia. Tras la inspección en el lugar de los hechos, una de las mujeres participantes en la sesión de ouija fue conducida a la Comisaría, donde también se repitieron los fenómenos paranormales, para prestar declaración sobre lo sucedido y levantar la correspondiente acta oficial sobre este suceso. Lo ocurrido, cobró tanta notoriedad que, incluso, tuvo su espacio en la televisión en la televisión de la España de mediados de la época de los 90 del siglo pasado, recordada por muchos programas sensacionalistas ciertamente, y es habitual en los programas dedicados al misterio, donde se destaca la presencia de los policías y del sacerdote para darle mayor credibilidad al relato de las mujeres que aseguraron haberlo vivido».
Como producto de este suceso hubo un agente que estuvo de baja durante un tiempo, además de haber más agentes de la Policía Nacional implicados en el suceso y conocedores de las circunstancias acaecidas en el caso.
El objetivo de la sesión de ouija era solo pasar un «buen rato» pero, lo cierto, es que pasaron momentos de pesadilla, de infarto. María Peña, experta en temas paranormales, comentaba que una de las participantes por temas personales dijeron que podría ser buena idea. Lo que debía ser un «pasatiempos» se convirtió en una demostración muy violenta de fenómenos paranormales en la Urbanización Linama, siendo la denominación de la que tomaría su nombre.