¿Conoces el lado oculto y esotérico del Parchís?

Actualizado:

Pocos son los que sospechan que el juego del parchís, el mismo que todos hemos jugado, esconde un significado esotérico importante y más allá de lo que podemos sospechar.

Se cree que es un juego originario de India y que fue importado por los ingleses durante la época colonial para traerlo a Europa con algunos cambios en su «libro de juegos». Pasó de los centros iniciáticos hindúes a los salones de Inglaterra.

Adaptación «a la europea»

Por ejemplo innovaba haciendo que varios jugadores pudieran estar en la misma partida, simultánea, también los pozos de la muerte de variaron para ser casillas de salida o de «seguridad» en los que no se podía comer o ser «matado» por un adversario.

El parchís invitaba a un Camino iniciático en los que, finalmente, se subiría a un vértice de la pirámide central del color (que tiene forma triangular) y se lograría la iluminación ritual, o lo que es lo mismo, se lograría llevar la ficha al éxito, a la meta.

El origen del parchís podría no estar en India y si en Egipto, nuevamente la cuna de muchas culturas. Será una especie de juego que inventó -según su mitología- por el dios Thot, dios de la magia, como una delimitación de los Campos de Osiris.

Así el centro del parchís significaría las cuatro pirámides a las que se debe subir por la escalera del color, cuatro colores que son los cuatro elementos, cada uno con un significado y subir desde lo más bajo a lo más alto de la iniciación en lo que es el Centro interno que da acceso a la iluminación.

La partida es una partida en que se juega la vida y se parte desde el círculo a un lado, que es la matriz femenina, la madre, hasta el triángulo central que es esa misma iluminación. Los cuatro elementos –agua, aire, tierra, fuego- están representados con los cuatro colores y se comenzaba lanzando un athame o una especie de dado que servía para dar el inicio a cada jugador.

Numerología y esoterismo en el Parchís

El juego tiene una serie de pautas, como número maestro está el cinco para salir, que es los cuatro elementos y la persona que lo recibe que sería el quinto punto. También el dado que es un cubo cuyos opuestos siempre suman la cantidad de 7 que es un número mágico.

Las fichas que deben llegar al centro de la pirámide (en cada color) son 4, como los cuatro elementos referidos. Igualmente nos encontramos que las tiradas deben ser siempre con ese 5 que es una alusión también al pentagrama.

Se sale de ese círculo materno y se camina hacia la iluminación o Dios, que se representa con un triángulo. Si se saca 3 veces el número 6 es un castigo de vida, no se ha aprendido la lección, se ha querido ir demasiado rápido en la vida y por ello se debe volver a recorrer el camino del aprendizaje, para no ir con prisas en la vida, lo que se puede considerar un punto de suerte se termina convirtiendo en una maldición que nos devuelve al seno materno.

El tablero es entendido como un recinto en el que se recorre un laberinto de casillas que es, realmente, el Camino al centro sagrado. Así las baldosas de peregrinación estarían en cada casilla de ese color y es lo que se puede encontrar en lugares como, por ejemplo, San Pedro de Arlanza, en la provincia de Burgos, donde hay un tablero similar al parchís y que representa al triple recinto como la imagen de la Jerusalén espiritual.

Si te matan en el juego vuelves a la casilla original y es la reencarnación, el nuevo principio, la nueva oportunidad de la vida, el seno materno que vuelve a parir para comenzar ese aprendizaje. Además es una especie de mándala cuyo final es siempre alcanzar el paraíso, la iluminación o el conocimiento.

En el parchís hay libre albedrío, podemos trazar una estrategia, una jugada, ser más o menos cruel con los enemigos, tener un comportamiento más fiero o calmado, ser más arriesgado o cobarde, como en la vida misma que es lo que pone en juego el parchís. ¿Quién dijo que sólo era un simple juego?