¿Hubo una conspiración para matar al duque de Cádiz?

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Un 30 de enero de 1989 fallecía Alfonso María de Borbón Dampierre, duque de Cádiz y duque de Anjou. Su muerte fue extraña y en lo que parecía un accidente mientras esquiaba, pero otros muchos han querido ver una conspiración en su muerte y una posible relación con la propia corona española. ¿Qué hay de cierto en todo ello?

Aquel trágico día el duque de Cádiz se encontraba esquiando en una estación de esquí en Colorado (Estados Unidos), hacia buen tiempo y estaba acompañado del austriaco Tony Sailer, campeón del mundo, y la esposa de este. El día siguiente era el Campeonato del Mundo de Esquí Alpino y se encontraban disfrutando de la nieve y de un deporte del que era gran aficionado y que «se le daba muy bien».

El duque de Cádiz comenzó a descender por la pista cuando se produjo el accidente: un cable a la altura del cuello lo degolló.

Sobre el cable y la muerte del Alfonso de Borbón se han vertido todo tipo de comentarios, el más extraño es el que afirma -como indica José María Zavala, periodista e historiador- que un misterioso hombre levantó el cable cuando descendía el aristócrata español impactando este contra su garganta y provocando una rotura de cervicales que sería fatal.

Además, con unas heridas tan graves el periodista indica que: «se le pudo haber salvado la vida pero no se hizo, ¿por qué? Es un gran misterio y sigue siéndolo tantos años después».

¿Dónde está Daniel Conway?

Zavala contactaría con el campeón español Francisco Fernández Ochoa, «Paquito», primer medallista olímpico para España en deportes de invierno que estaba presente también en el momento del accidente. Sobre aquel tráfico descenso dijo que «el cable lo desconejó, literalmente«.

Importante es la información que Zavala encontró de la Policía de Colorado sobre el accidente, de ello decía: «intercepté unos informes del sheriff de la policía donde aparecía en el encabezamiento la palabra homicidio en inglés. Estaban investigando la muerte del duque de Cádiz como si se tratase de un crimen’ y a través de estos documentos encontró a la persona que manipuló el cable de acero ‘se llamaba Daniel Comwell y a este señor se lo tragó la tierra. Nunca más se supo nada de él, otro misterio…».

Para Zavala había una especie de rivalidad dinástica sobre el trono de España: «el duque de Cádiz reclamó la validez de los derechos al trono de su padre porque defendía que esa renuncia no era válida. Esto creó mucha tensión entre los hermanos» y se sabía que la gran pena del Alfonso de Borbón era la de no poder reinar (aunque sea efímero) de un trono que se consideraba legítimo sucesor y heredero que acabó ocupando el rey emérito don Juan Carlos I.

Premociones de muerte

Con el tiempo se descubre que el «misterioso hombre» es Daniel Conway, un empleado de las pistas, que desapareció, y que tensó un cable de acero de 5 mm de grosor a 175 centímetros de altura, incluso trascendió que Sailer gritó avisando al duque de la circunstancia.

Cuentan que don Alfonso tuvo un sueño premonitorio días antes de su muerte. La actriz Mirta Miller, pareja del duque, afirmó que tuvo una pesadilla en la que moría guillotinado, como un cruel destino de los de Anjou.

Igualmente, en 1985, a Pilar Urbano le dijo: “De haber vivido en el siglo XVI no habría llegado vivo a los 49 años. Habría acabado en el cadalso”, aunque su cadalso le llegó a los 52 años de edad en una pista de esquí.

Alfonso de Borbón, con las cervicales rotas y desangrándose perdía a cada segundo la vida, con un corte en el cuello y con las constantes vitales por los suelos mientras se esperaba a una ambulancia que no terminaba de llegar.

La organización del mundial de Esquí Alpino en Beaver Creek pagó una indemnización a la familia, Emanuela de Dampierre, madre del duque, decía en sus memorias: “Se especuló mucho sobre el asunto y, en mi opinión, fueron muy peregrinas algunas de las ideas que se lanzaron (…) Con sinceridad, creo que se trató de un trágico accidente”.

Para los partidarios de la conspiración fue una forma de cerrar, de dar carpetazo, a una polémica Real, para otros un desafortunado accidente y sea como fuere conmocionó a toda España.