La barriada sevillana de Parque Alcosa, de carácter humilde, trabajador y de buen ambiente, se caracteriza por la tranquilidad aparente que viven sus vecinos. Una tranquilidad que sólo se ve turbada por casos que surgen y que nos hablan de una realidad paranormal que sufren aquellos que son víctimas del misterio.
Un nuevo caso ve la luz tras hacer una breve mención de otro caso en el mismo barrio, del ‘caso Ciudad de Manises’, investigado exclusivamente por mi persona -con archivos de audio, vídeo y fotografías– y donde unas niñas sentían auténtico pavor ante determinados fenómenos que se manifestaban en la noche y que, tras la incredulidad inicial de los padres, acabaron siendo observados por toda la familia y afectándoles de forma muy personal. Tras esa referencia surge una persona que confiesa otra experiencia en una calle cercana.
Se trata de la calle ‘Ciudad de Picasent’, allí Jorge N.O. vivió algo que lo marcaría de por vida, así nos narraba su contacto: «Buenas tardes, estoy escuchando el programa «Voces del Misterio», concretamente lo del el caso del parque Alcosa, y estoy con los vellos de punta.
Estuve viviendo en Alcosa un par de años, del 90 al 92, y recuerdo que en mi casa pasaba exactamente lo mismo. De hecho, nos mudamos porque mis padres no aguantaban mas. La calle era ‘Ciudad de Picasent’, allí al lado».
Abundando en detalles -omitiendo el número del portal y referencia al piso afectado- el testigo nos decía: «Yo también dormía con una sombra en la puerta. Recuerdo que la policía acudió hasta en tres ocasiones a casa porque llegábamos, y estaba la puerta abierta, las luces encendidas, ventanas abiertas… Los grifos se abrían solos de noche, aparecían objetos de la nada y desaparecían otros…, y muchas mas cosas que podría contarle».
Nuestro protagonista recuerda como el piso estaba «en régimen de alquiler» y resultaba «excesivamente barato». Tenían un pastor alemán que se mostraba muy inquieto en el piso «mi perro se había escapado, estaba correteando por la calle. En seguida lo pudimos coger y lo subimos a casa.
Al llegar a la puerta estaba abierta y las luces encendidas. Mi madre nos llevó a mi hermano pequeño y a mi abajo corriendo. Mi madre llamó a la policía. La policia registró el piso de arriba a abajo. No había nadie. Puede que el perro, un pastor alemán, hubiera conseguido abrir la puerta blindada pero…, no creo que supiera encender luces.Esto ocurrió en varias ocasiones, teniendo que personarse la policía en casa» relata el testigo.
Y los fenómenos siguen…
En su relato y recuerdo de aquellos días nos decía: «en varias ocasiones, al despertarme de noche, veía una sombra en mi puerta.
Era la silueta de alguien muy corpulento, ahí parado. Quieto. Otra noche, algo me despertó, era el ruido del agua de los grifos del baño, que se habían abierto sin que nadie los tocara. También era habitual que los botes de champú de la ducha cayeran al suelo por la noche y nos despertaran.
Los juguetes de mi hermano pequeño también sonaban solos de noche, y los despertadores. Mi padre dice que también se habrían los cajones de la cocina y sonaban los cubiertos. Recuerdo a mi perro, por la noche, haciendo rondas por las habitaciones, como para ver que estábamos bien».
Pero no fue la experiencia peor, ésta estaba aún por llegar: «Lo que más impresión me da, y cada vez que lo recuerdo me entra un escalofrío por todo el cuerpo, es cuando un día, al volver del colegio, entré en mi habitación, solté la mochila, cogí mis muñecos y me puse a jugar sobre la cama. Justo a mi lado, se puso a botar una pelota grande de plástico que salió de la nada. como si se hubiera caído de algún sitio. Teníamos varias pelotas, todas guardadas en un pequeño trastero en la entrada de la casa. Ésta apareció sin mas, botando, a medio metro de mí. Te lo estoy contando y tengo los pelos de punta. También me acuerdo de una noche que se fue la luz. Mi madre, mi hermano y yo sentados en el sofá, en la mesa una vela. Las ventanas cerradas porque estaba lloviendo. La llama de la vela no paraba de moverse, como si hubiera una corriente de aire constante. Luego pasaban cosas más «normales», como llaves que desaparecían, apareciendo en el mismo sitio varios días después, bombillas que explotaban, luces que se encendían…» Así las cosas «llegó un punto en el que mis padres no aguantaban más, y decidieron irse de allí».
Con todo ello, en la vivienda, otros inquilinos sufrieron fenómenos similares sin bien en la actualidad sus propietarios no saben nada de fenómenos insólitos o hechos extraordinarios, aunque tal vez sea otra vivienda pues en el esta misma calle tenemos constancia de dos casos, ¿quién sabe? Todo está en proceso de investigación.
Fantasmas y fenómenos paranormales
Los fenómenos paranormales tienden a producir un curioso efecto dominó en el que cuando una ‘víctima del misterio’ escucha hablar, o lee, de un caso próximo o una vivencia personal se anima a hablar y desahogarse. Es el caso, o el efecto colateral (tan de moda hoy día), de nuestro próximo testigo de lo imposible.
Se llama Raúl y es vecino de la sevillana barriada de Parque Alcosa de Sevilla, a través de CÁDIZDIRECTO, ha tenido la oportunidad en las últimas semanas de conocer casos extraños que suceden en las calles Ciudad de Picansent y Ciudad de Onteniente. Curiosamente en esta última nos debemos detener pues él vive en esa misma ubicación. Intrigado y temeroso me consultaba sobre el número de bloque y piso afectado. Así establecimos una serie de ‘conversaciones’ que desembocaron en conocer mejor lo que le ocurrió.
Raúl se explicaba:»yo viví allí hasta los 7 años y recuerdo cosas que pasaron a mi familia en esa vivienda», abundando en detalles afirmaba que estaban afectados por unas «sombras blancas que pasaban por el pasillo cuando toda la familia estábamos viendo la tele en el salón, ruidos que se escuchaban cómo si trastearan por la habitaciones, cuadros que se caían de forma violenta y un equipo de música que se conectaba solo, e incluso una muñeca patinadora que se conectaba sola de noche… Mis padres siempre buscaron una explicación lógica para estos fenómenos». Pero persistían con particular insistencia.
«A principios de los 90 nos mudamos por trabajo y ya no se más de esa vivienda. Mis padres nunca hablaron del tema y yo casi lo olvide hasta que vi lo de la calle Manises y ya cuando salió lo de mi antigua calle lo recordé todo», relataba Raúl.
Curiosamente Raúl me facilitó el número de bloque (portal) y piso y ¡sorpresa! Coincide con el inmueble afectado que relatábamos en nuestro anterior caso de esa misma calle, ¿casualidad? Permítanme que lo dude, las casualidades no existen.
Especulaciones hay muchas: una persona fallecida en el lugar, sesiones de ouija o una maldición gitana, pero lo cierto es que nada ha podido ser probado de este presunto lugar con presuntas presencias. Quizás en un futuro podamos saber algo más del molesto fantasma, o lo que sea, que habita en el piso de los Rosas, si es que realmente hay algo y no es producto del miedo y la sugestión.