El inquietante encuentro del ganadero Rafael Peralta con un humanoide

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Sucedió una madrugada del 25 de Julio de 1982, sobre las 4:00 h el rejoneador andaluz Rafael Peralta viajaba en su automóvil en dirección a la localidad onubense de Punta Umbría, al llegar al cruce con El Rompido divisó en la carretera una serie de luces amarillas y rojas.

Peralta tenía en el momento del encuentro con el humanoide 43 años y había toreado en la gaditana plaza de La Línea de la Concepción. Regresaron a sus hogares, cuadrilla y matador, los primeros se quedaron en Sevilla y él prosiguió hasta la localidad costera onubense donde estaba su familia veraneando. Hasta que llegó al cruce de «La Bota» y pasó lo imposible.

Rafael Peralta agudizó su vista y divisó un extraño objeto “como una bandeja de plata iluminada”. No obstante pensó que lo lógico era que se tratara de otro vehículo detenido por algún problema mecánico u otra avería.

Rafael Peralta detuvo su automóvil y se dirigió hasta las proximidades donde se encontraba aquel extraño artefacto que carecía de aberturas y que flotaba sobre el suelo. Eso puso nervioso al rejoneador y presa del miedo regresó a su vehículo. Antes de ello comprobó cómo junto al OVNI había un humanoide.

Entrevista con J.J. Benítez

Así lo narraba Rafael Peralta al investigador J.J. Benítez: “Era alto, su cabeza podría estar a un metro o poco más de los bordes del aparato. O sea, que tendría unos dos con setenta metros de altura. El “tío” se encontraba de cara. La cabeza iba tapada como por una malla metálica y yo no le vi los brazos por ningún lado. No había facciones, solo un cuadrado: al igual que el cuerpo. Era parecido a un rectángulo. Las piernas, finas, como cilíndricas, partían un palmo por debajo de las ingles. Durante unos segundos me quedé absorto, mirándole sin dar crédito a lo que tenía delante”.
Subió presuroso a su Mercedes y escuchó como un sonido metálico. Aquel OVNI ascendió de forma silenciosa y desapareció.

Entre los recuerdos de aquella experiencia destaca el sonido gutural que hizo aquel ser que era como «metálico», entrecortado y seco. Además el rejoneador y ganadero escuchó un sonido que «ba-ra-ra-rá» y que, obviamente, no logró entender.

Aquel momento fue eterno, Rafael Peralta, había dejado su coche y caminó unos pasos, le dijo al ser: «¿Qué dices?» pero no tuvo respuesta. Entonces el humanoide se adentró en el interior del objeto sin que supiera decir de qué forma lo había hecho y fue cuando el OVNI se elevó sobre el suelo y desapareció en silencio.

Experiencia inolvidable

Peralta regresó a su automóvil, estaba nervioso, arrancó y con el temor sobre lo que había pasado las preguntas se agolpaban en su cabeza una tras otra.

El propio Rafael Peralta puso el epílogo afirmando “aquello no era de este mundo”. Aquella noche se encontró directamente con el misterio del siglo XX, con el misterio de los OVNIs.

Antes de esa fecha, 14 meses antes, en aquella misma zona, se había visto un OVNI, eran más de las 3 de la mañana y fue visto por una familia madrileña. Cuando llegaron a Punta Umbría hablaron con varios vecinos que también contemplaron las maniobras de aquel objeto que bajaba a la superficie del agua y se veía el reflejo en la misma.

El testigo tuvo un encuentro cercano calificado como de tercer tipo aquella noche de julio de 1982, un encuentro que jamás olvidó y que fue ampliamente divulgado en medios de comunicación, en entrevistas que concedió sobre ello o a través de las obras del escritor J.J.Benítez que, en las fechas, estaba muy interesado por el fenómeno OVNI y todo lo que se relacionaba con la ufología.