El milagro de San Valentín

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En un día como hoy, es tradicional celebrar el «Día de los Enamorados»  o «San Valentín», siendo una fiesta casi mundial donde diferentes culturas  y pueblos lo hacen de forma muy similar: regalando rosas, tarjetas o bombones (chocolate).

Quizás pocos sabrán que Valentín tiene un milagro en su haber que sumado a la obra que llevó a cabo en vida le hizo ganar su santidad.

De forma breve indicar que San Valentín era un sacerdote cristiano que en tiempo del emperador romano Claudio II (siglo III d.C.) casaba en secreto a los jóvenes que deseaban contraer matrimonio en el amor.

¿Cuál era el delito? Que el emperador no quería que los jóvenes se casaran ya que, pensaba, siendo libres y sin obligaciones familiares, se centraban mejor en la vida militar, las luchas, el Ejército y entregarlo todo en la guerra en pro del Imperio Romano.

Valentín creía que la ley del emperador era injusta e hizo sus matrimonios en secreto siendo muy respetado en Roma. Claudio II al enterarse mandó que lo metieran en prisión y dispusieran todo para su ejecución mediante el gobernador de Roma, Calpurnio, le persuadieron para quitárselo de la cabeza.

En las cárceles el carcelero, Asterius, se quiso mofar de San Valentín y le dijo: «Si estás en contacto con Dios y él lo puede todo…¿Por qué no curas a mi hija que es ciega?».

Valentín, con calma, le dijo: «Tráela esta noche aquí».

El carcelero pensó que si aquello era una broma él mismo mataría a Valentín. Al llegar la joven a la celda donde estaba Valentín, le puso las manos sobre los ojos y en el nombre de Dios pidió que Julia volviera a ver. La joven, al retirar el santo las manos de sus ojos recuperó la vista obrando el milagro.

Padre e hijo cayeron de rodillas ante él y se convirtieron al cristianismo. Pese a ello y las muchas peticiones de perdón el emperador Claudio finalmente ordenó que lo martirizaran y ejecutaran el 14 de febrero del año 270.

Julia, agradecida, plantó un almendro de flores rosadas junto a su tumba. Hoy día el almendro es el símbolo de amor y amistad.

¿Donde están sus restos?

La fiesta de San Valentín fue establecida en el año 496 por el pontífice Gelasio I, incluyendo a Valentín entre los nombres de los mártires cristianos. Pero su cuerpo está muy repartido por el mundo encontrando presuntos restos del mismo en puntos diferentes de la geografía, principalmente en Europa.

Así el «patrón del Amor» tiene su supuesto cráneo en Roma, en la ciudad eterna en la Basílica de Santa María en Cosmedin.

En Madrid encontramos, en la iglesia de San Antón una serie de restos desde finales del siglo XVIII. Estos fueron un regalo del Papa al Rey Carlos IV quién los entregó en custodia a la Orden de los Pobres Clérigos
Regulares de la Madre de Dios de las Escuelas Pías, los Escolapios). Estas reliquias pueden verse en este lugar desde el año 1984.

En Roma, en 1836 se sacaron algunas reliquias de las catacumbas de San Hipólito en la Vía Tiburtina. John Spratt, sacerdote irlandés, recibió del Papa Gregorio XVI “un pequeño recipiente teñido con su sangre”. Hoy está en Iglesia Whitefriar Street en Dublín, Irlanda.

En Chelmno, Polonia, hay otro relicario de plata con un fragmento del cráneo de San Valentín, está en la iglesia parroquial de la Asunción de Santa María.

En la localidad francesa de Roquemaure se procesionan reliquias que se asegura pertenecieron al santo.

En la catedral de San Esteban de Viena, en Austia, hay una capilla en la que hay restos del santo, se pueden contemplar en su relicario.

En Birminghan, Inglaterra, se puede leer ver relicario con la leyenda“Corpus St. Valentin, M” (Cuerpo de San Valentín, mártir.

Otras las encontraremos en Savona (Italia), en la Catedral de Santa María Assunta y en Balzan (Malta).

Son, en suma, los restos de un santo que repartió tanto amor como bondad.