Cuando hablamos de zonas en el mundo donde se producen desapariciones inexplicables casi todos pensamos en la más famosa, en el «Triángulo de las Bermudas», una zona realmente «maldita» para los marineros de todo el mundo pero, sin embargo, no es la única.
Es la más conocida, sin dudas, está entre las Bermudas -de donde toma su nombre-, Puerto Rico y Miami y allí se dan todo tipo de desapariciones inexplicables de barcos o aviones, embarcaciones que jamás han regresado y que provocan la incredulidad de todos al conocer las circunstancias de su historia. Bien es cierto que Lawrence S. Kushe explicó razonablemente algunas de ellas pero otras siguen siendo un enigma.
El primer «triángulo de la muerte» español: Es Vedrá
Bolsas de gas, la corriente del Golfo y hasta extraterrestres o una pirámide (?) sumergida -y desconocida- en la zona sería algunas de las explicaciones. Todo es elevó a la categoría de mito con el libro de Charles Berlitz con el mismo título y que provocó un masivo interés en este apasionante tema.
En España tenemos nuestro particular triángulo de las Bermudas en la zona del Mediterráneo comprendida entre el islote de Es Vedrá (Ibiza), el Peñón de Ifach (Calpe) y el suroeste de la isla de Mallorca.
Es otro punto donde se ha informado de fenómenos de todo tipo, desde aparición de luces en el cielo o bajo el agua, extraños sonidos y hasta barcos que se han perdido por errores en los instrumentos de navegación.
Dicen de esta zona que es un lugar donde estos hechos son «normales» y se pretende explicar por las emanaciones de radiación de una roca en Es Vedrá al estilo de Stonehenge o los mismos moais de Pascua.
Uno de los casos más conocidos ocurrido en este «Triángulo» tuvo lugar en 1979 cuando un avión, en vuelo de Mallorca a Tenerife fue perseguido por un OVNI, fue el famoso «Caso Manises» con un aterrizaje de emergencia en Valencia.
Otro de los «triángulo de la muerte» más conocidos del mundo es el que encontramos en el Mar del Diablo y al que llaman el «Triángulo del Dragón» o «del Diablo», está en el Océano Pacífico próximo a Japón, su extensión es muy grande y también concentra una alta cantidad de desapariciones.
Para tratar de explicar las mismas se ha recurrido a la actividad sísmica de la zona que hace que las aguas sean relativamente peligrosas aunque la superstición también las ha tildado de «aguas malditas».
Hay muchos casos documentados de aviones y barcos que han desaparecido en este «Triángulo del Diablo» y que motivó que el propio gobierno japonés investigara el mismo en 1995. ¿Saben? El barco que debía aportar datos y Ciencia a esas desapariciones desapareció, ¿víctima de la maldición?
Triángulos «tierra adentro»
Más desconocidos, quizás, son los triángulos que nos esperan tierra adentro, uno de ellos es del Bridgewater en Massachusetts, en Estados Unidos, una zona de unos 500 kilómetros cuadrados en cuyo centro se encuentra el pantano Hockomock y forman los vértices las ciudades de Abington, Freetown y Rehoboth.
En lengua nativa de los indios de la tribu Wampanoag el nombre de Hockomock significa «lugar donde habitan los espíritus» y llama la atención que sea, precisamente, su centro una masa de agua, hay una indudable relación.
En este lago ocurren muchos hechos extraños, en el «Triángulo de Bridgewater» se producen avistamientos de OVNIs y esferas luminosas, hay aves de un tamaño anormal así como serpientes gigantes, se producen las famosas mutilaciones de ganada y fue el lugar elegido por los asesinatos satánicos de Carl Drew. Este punto del mundo tiene algo muy misterioso.
Otro punto muy misterioso es el llamado «Triángulo de Bennington» que encontramos en Vermont, en Estados Unidos y donde se ha producido una serie de desapariciones de personas que son, cuando menos, extrañas.
En el año 1992 fue Joseph A. Citro quién realizó una recopilación de desapariciones en la zona entre 1945 y 1950 donde se incluía la montaña de Glastenbury y ciudades como Bennington, Somerset, Woodford y Shaftsbury.
La primera que se tiene constancia sucedió el 12 de noviembre de 1945. La desaparecida fue un hombre de 74 años, Middie Rivers, acostumbrado a la montaña, cazador y pescador. Un año más tarde desapareció Paula Jean Welden, de 18 años, cuando paseaba por la zona de monte que también conocía bien.
En 1949 desapareció James Tedford, esta es muy curiosa pues desapareció dentro de un autobús que iba a Bennington, en algún momento de ese trayecto. Sus cosas estaban aún en el portaequipajes pero de él ni rastro.
La última persona en desaparecer fue un niño de 8 años llamado Paul Jephson. Fue el 12 de octubre de 1950, daba de comer a unos cerdos junto a su madre cuando desapareció, tampoco dejó rastro.
El otro «Triángulo de la Muerte» español
El último «Triángulo de la Muerte» lo tenemos en España nuevamente, en el Mar de Alborán, en el Mediterráneo, entre Almería, Málaga y Melilla, una zona donde habitualmente se registran anomalías en el cuadro de instrumentos de las embarcaciones y donde desapareció el 1 de julio de 1969 cuando pilotaba un avión, un Grumman Albatros AN 1/7 del 206 Escuadrón de las Fuerzas Aéreas cuya base estaba en Jerez (Cádiz). La última comunicación que se tuvo de él decía: «Vamos hacia un gran sol» sin comprender bien lo que trataba de decir. Jamás fue encontrado ni el avión ni los cuerpos.
Antonio Ribera afirmó que eran doce estos lugares y lo reflejó en su obra «Los doce triángulos de la muerte». Son los «Triángulos de la Muerte» que encontramos en el mundo, puede que tengan más leyenda que realidad pero no cabe duda que, cuando menos, son inquietantes.