El Sasquatch (Yeti canadiense) grabado por dos excursionistas

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En casi todas las culturas de países con grandes masas boscosas hay una ‘leyenda’ que nos habla de un abominable hombre de las nieves; dependiendo del entorno en el que nos encontremos se denominará Yeti (Nepal), Bigfoot (Estados Unidos) o Pie Grande, Sasquatch (Canadá) -derivando de su tradición esquimal- o Almas en Rusia. Sin dudas un complejo fenómeno más apasionante de lo que podríamos suponer inicialmente.

En esta ocasión han sido dos canadienses, que estaban de excursión por las montañas, quienes dijern haber captado a una criatura que ellos identifican con el Yeti canadiense, el Sasquatch.

En el video que grabaron se distingue algo que se desplaza por una zona cubierta de nieve, camina tranquilo, sin prisas, y lo cubre algo que pudiera ser ropa de abrigo o el pelaje natural.

No se distingue más por lo que el video puede ser leído desde muchas ópticas diferentes: error perceptivo, animal, otro excursionista, o el propio Sasquatch sin olvidar el posible fraude.

El Sasquatch es la versión canadiense de la criatura legendaria, un ser hominido que habitaría los bosques extensos y frondosos de Canadá y que ya habría sido descrito en diferentes ocasiones por otras personas que lo habrían encontrado de cerca o de forma visual -comoen esta ocasión-.
El sasquatch es un ser  esquivo, como sus análogos, para unos es una invención, para otros un críptido. Podría tratarse de un homínido, una especie oculta y aún por descubrir o bien un hombre de Neandertal que ha vivido oculto por siglos (así lo apuntan los investigadores de este tipo de enigmas). Sea lo que sea es un misterio aún, tal vez un fósil viviente o el fruto de nuestra imaginación.

Argumentos contra el Yeti

Antes hay que comentar que la versión rusa del Yeti es el denominado chuchuna que encontraría su hábitat en los helados bosques de la inhóspita zona de Siberia. Esta es el análogo al Yeti y al Pie Grande, profundamente esquivo y que guardaría cierta relación con los Almas. S. Nikolayevnota explicó -o lo intentó- que los chuchunas serían los últimos supervivientes de los aborígenes.

No obstante los científicos, dirigidos por la bióloga evolutiva Charlotte Lindqvist, de la Universidad Estatal de Nueva York (Estados Unidos) examinaron concienzudamente todo que pudiera ser un rastro biológico el Yeti,  de ADN mitocondrial, de esos vestigios que se tienen de estos restos del mismo. Se hizo un profundo estudio en el que se analizaron veinticuatro muestras, entre las que había de nueve pretendidas pertenecientes a la criatura.

Los resultados fueron desalentadores pues en todos ellos se señalaba al oso pardo del Himalaya (Ursus arctos isabellinus) como responsable de muchas de esas muestras de encuentros con el «abominable hombre de las nieves». Los osos pardos tibetanos (Ursus thibetanus laniger)  son un clado que contiene un antepasado común y todos los descendientes y la cepa es común, así que se tiene como candidato razonable a la explicación.

En la no convergencia de la meseta tibetana y los linajes del oso del Himalaya hay una interesante superposición de eventos de glaciación del Pleistoceno medio y tardío, esto parece indicar que los osos existentes en la región serían los descendientes de poblaciones que sobrevivieron en refugios locales en la época de las glaciaciones del Pleistoceno.

Así, en ese estudio se de demostró científicamente que de las nueve muestras de Yeti, en ocho de los casos resultaron ser de osos nativos del área, la muestra restante era de un cánido, de un perro. En las investigaciones de las muestras de cabello pretendidamente relacionadas con el sasquatch o Bigfoot se demostró que eran restos de osos, caballos, perros y hasta de seres humanos.