El terrible del asesino de los «Abrazos gratis»

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Para unos puede ser una especie de leyenda urbana, para otros un hecho encuadrado dentro de los horrores a los que puede llegar el ser humano y, para otros, una grave tragedia que tuvo lugar hace unos años y que su asesino aún está pendiente de ser capturado.

En la localidad inglesa de Puckley encontramos una pintada junto a una puerta en la que se puede leer «Free Hugs» (Abrazos gratis) y una flecha que parece invitar a entrar. No es ninguna broma y en su interior se descubrió algo tan macabro como atroz: un asesinato múltiple.

Caso sin solucionar

La Policía de dicha localidad se encontraba buscando a unos chicos que habían desaparecido, se internaron en el bosque en las tareas de localización y encontraron este lugar, era una especie de rústica «casa» con ese cartel pintado. Los agentes penetraron en su interior y encontraron lo imposible: siete cadáveres de niños en edades comprendidas entre los 6 y los 17 años.

Pero no los habían asesinado de una forma cualquiera, el asesino se entretuvo en sacarles los ojos, cortarles la lengua y amputar sus brazos. El letrero de «Abrazos gratis» cobraba más significado y resultaba más macabro: ninguno de los chicos asesinados podía dar abrazos, estaban muertos y no tenían brazos. ¿Qué tipo de persona era capaz de cometer un acto tan salvaje e irracional?

Desde entonces el bosque de Puckley dicen que es un lugar tan encantado como maldito en el que aún se pueden escuchar los gritos, desde el más allá, de los chicos cuando estaban siendo asesinados.

En el informe policial se describía la dantesca escena de los cadáveres de los niños colocados en posición sentada, los agentes decían que pese a estar muertos y sin ojos era como si notaran sus miradas en ellos. Terrible.

Una caja metálica

Por muy ardua que fue la investigación para localizar al asesino no se pudo encontrar al mismo, no había ninguna pista que condujera ni tan siquiera a un sospechoso y aunque se realizaron diferentes acciones no hubo apenas nada que condujera a alguien. Algo si vino a poner un punto de información cuando, con un detector de metales, se descubrió una caja metálica enterrada. Se apresuraron a abrirla a fin de saber si tenía alguna relación con el caso. Dentro encontraron una nota:

“Si supieras cuanto disfruto de esto, los gritos de los niños son arrullo de cuna para dormir tranquila en las noches; seguramente ya vieron mis obras de arte, para que cuando ustedes encuentren mi tesoro disfruten tanto como yo lo que hice, y no olviden llevar sus abrazos gratis, je je je”.

Igualmente hallaron una cinta de casete en el que los agentes de la Policía pensaron que podía tener más pistas para dar con el asesino. Pero el audio era tan horrible como terrorífico pues recogía el asesinato de uno de los niños:

“-¡No por favor!, ¡no por favoor! – Shhh. No grites, no grites, todo estará bien, solo quiero que juguemos un rato, ¡que seamos mejores amigos!, no grites o vas a despertar a tus amiguitos que están detrás de ti, ellos quieren que te unas a ellos, ven, ven, regálame un abrazo”.

El caso conmocionó a la opinión pública y para unos es una historia que siempre cabalgará entre la leyenda y la realidad aunque asesinos ha habido en la Historia y el ser humano es capaz de cosas tan graves y dramáticas como esta.

El caso no dio más pistas y condujo a un callejón sin salida a los agentes que nunca encontraron al asesino así como tampoco se supo si pudo haber más víctimas de este asesino despiadado.