Llegar a Rennes-Le-Chateau fue más tortuoso de lo que pensaba, sobre todo por que el camino en automóvil, pese a la belleza del paisaje, se hace complejo y pesado. Es un coqueto pueblo enclavado en el Sur de Francia, en el departamento de Aude en el Languedoc, ubicado en la cima de un monte desde donde se divisa los verdes valles que lo rodean. Para llegar es necesario el viaje en automóvil, saliendo de Carcasonne y de su monumental ciudad se toma el camino de Cuiza cerca de Montazels y Coustassa, para desde allí tomar la vía que no llevará a Rennes-Le-Chateau.
Al llegar el frío es lo que se deja notar, e inmediatamente la impresionante vista y luego surge una pregunta en el interior del osado forastero que llega hasta este paraje: ¿yo que hago aquí?
Rennes-Le-Chateau fue una de las capitales del imperio visigodo en el Sur del vecino galo. En todos estos parajes pervive el recuerdo de la herejía cátara y el evocador recuerdo de los misterios y tesoros que estos pacíficos librepensadores dejaron para las generaciones venideras.
La antigüedad del asentamiento de Rennes-Le-Chateau la podríamos ubicar en torno al 4500 a.C. Bajo el nombre de Villa Béthania. Los godos hicieron de ella una de sus capitales y estuvo dominado por los musulmanes.
Apasionante Historia
Alfonso II de Aragón reivindicó el lugar hacía el siglo XII y en 1210 fue el refugio de los cátaros, en ese mismo año la plaza fue tomada por Simón de Montfort que lo entregó al cruzado Pierre de Voisins. Sería en 1362 cuando Enrique de Trastamara destruyó el pueblo siendo reconstruido hacía finales del siglo XIX.
Rennes-Le-Chateau tiene como eje y atractivo principal la historia del párroco Berenger Sauniere (1852-1917), con él comienza una aventura apasionante. Llegó al pueblo el 1 de Junio de 1885, con 33 años. Joven, emprendedor, hombre de “fe” y con algún que otro desliz. Berenger estudió el lugar, gustaba de pasear, de pescar y su vida discurría en la más absoluta normalidad. Quizás fruto del aburrimiento, o quizás no, decidió acometer unas obras en la desvencijada iglesia local, era el año 1891.
El edificio no se encontraba en el mejor estado, tenía casi siete siglos de existencia, se construyó en 1059 y se consagró, extrañamente, a María Magdalena. Las evaluaciones eran desfavorables, sobre todo en el altar que se apoyaba sobre dos columnas. Cuando se decide picar aquellas columnas se descubre que una de ellas es hueca y que dentro de esa oquedad hay una serie de pergaminos enrollados, pergaminos con un extraño contenido.
¿La «tumba de Dios»?
Aquellos rollos contenían líneas genealógicas y otros texto escritos crípticamente. En su afán casi obsesivo por descifrar aquellos extraños documentos viajó a París donde se rodeó de un nutrido grupo de personas especializadas en diferentes ramas que lo ayudaron. Entre tanto se comenzó a relacionar con lo más selecto de la sociedad parisina de la época y el dinero comenzó a llegar de forma masiva, controlando y manejando cantidades ingentes impropias en un párroco local de una pérdida aldea del Sur de Francia sin apenas importancia en la actualidad.
Regresó a Rennes-Le-Chateau y comenzó a hacer gala de su nueva posición económica. Levantó su residencia “Villa Béthania” y la llamada “Torre Magdala” en honor de María Magdalena -¿por qué esa extraña obsesión en el pueblo?-. Finalizó las obras de la iglesia que él mismo llenó de misterios… De su interior destacan muchos detalles: el suelo ajedrezado, sus cuadros, los frescos que tiene la iglesia y lo más inquietante: un demonio Asmodeo que nos “da la bienvenida” al acceder a su interior… Claro que todo ello tiene una rúbrica aún más inquietante que es la leyenda que nos avisa: “Terribilis est locus iste” (“Este lugar es horrible”, que es una cita del Génesis). Así podríamos interpretar este “templo de Dios” más como un “templo masónico” que como lo anterior…Amén del vía crucis tan particular con unas representaciones tan singulares.
La iglesia además combina una especie de juego en el que quiere hacer pasar el Languedoc por Jerusalén y una zona concreta de la iglesia por el lugar donde fue sepultado Jesús de Nazaret, disponiendo para ello de un ataud, o sarcófago, de piedra… Dicho sarcófago además sería representado por el artista Nicolás Poussin en su cuadro “Et in arcadia ego”, sobre ello hay un interesante ensayo llamado “La Tumba de Dios” donde sus autores exponen todo un estudio simbólico, geográfico, artístico del cuadro. No se sabe bien lo que quiso expresar Poussin en dicha obra pero es un compendio hermético, esotérico y simbólico por descifrar. Pero es que el entorno que representó en el cuadro es precisamente el de Rennes-Le-Chateau y el monte Cardou hacia el que se orientan la mayoría de castillos y caserones de la zona. Y además se dice que Nicolás Poussin era pintor y masón, conocedor del secreto. Quizás el mismo que descubrió Berenger Sauniere y que le dinero compró su silencio.
Curiosamente durante la estancia de Sauniere en París visitó en repetidas ocasiones el Museo del Louvre donde compró varías reproducciones de obras allí expuestas como: “Los Pastores de la Arcadia” de Nicolás Poussin, “San Jerónimo” de Teniers o un retrato de “San Celestino V”… ¿por que tanto interés en estas obras?
“Et in Arcadia ego” significa “Y en la Arcadia yo estoy” pero reordenando sus letras a modo de criptograma podemos descubrir otra leyenda: “Aquí está la Tumba de Dios”, si ello lo sumamos al entorno del cuadro el mensaje y el contexto es inquietante…¿habría sobrevivido Jesús de Nazaret a la crucifixión y trasladado secretamente a Francia donde vivió el resto de sus días rodeado por su familia? Con el sepulcro que representa el pintor en su cuadro ocurriría un hecho tan misterioso como especial…
¿Cual es el secreto que esconde Rennes-Le-Chateau? ¿Qué encontró Berenger Sauniere en aquellos pergaminos? Es todo especulativo pero se cree que el sacerdote halló líneas genealógicas muy antiguas, la línea genealógica de la dinastía merovingia que se decía descendientes directos de Jesús de Nazaret, esto como valor confirmado, y en el resto de rollos lo que podría ser la pista del Santo Grial, no como la copa que recogió la sangre de Cristo y la copa que utilizó en la última cena, sino como el depositario del valor genético… Las huellas que nos estarían diciendo que la estirpe de Jesús de Nazaret, su descendencia, habría llegado a tierras galas por el Mediterráneo llegando al Sur de Francia y asentándose en la localidad de Rennes-Le-Chateau y toda la comarca que luego tendría tanto peso con la herejía cátara… Nos estaría diciendo que María Magdalena sería la esposa de Jesús de Nazaret y que los hijos de esta relación habrían crecido y vivido en Francia extendiendo así la Estirpe Divina. Eso, de ser cierto, daría un vuelco a la Historia y a la Religión, pero es sólo una especulación ya que otros estudiosos del tema del misterio de Rennes-Le-Chateau y Berenger Sauniere opinan que pudo haberse tratado del hallazgo del emplazamiento del gran tesoro cátaro.
Sauniere sólo compartió su secreto con su ama de llaves y compañera. Con Marie Derdanaud quién tras la muerte del párroco en 1917 guardó silencio hasta su muerte, hoy descansa muy cerca de la tumba de Berenger Sauniere, cuyo rostro esculpido en la piedra mira hacia el monte Cardou… fruto de sus desvelos, de sus intrigas y, tal vez de su riqueza.
Puede que todo sea fruto del azar, o no, pero madame Derdanaud mandó hacer un féretro con las medidas de Berenger Sauniere antes que éste cayera enfermo. Cuando fue visitado por el sacerdote para darle la extremaunción lo que éste escuchó bajo secreto de confesión fue tan impactante que palideció y salió corriendo de la estancia sin otorgar los santos sacramentos al enfermo. ¿Cual fue su confesión en sus últimos momentos de vida?
Sauniere también realizó una serie de obras en el cementerio local tras muchos estudios del mismo: cambió lápidas de lugar y una de ellas fue eliminada totalmente.
El sarcófago de piedra que representó Nicolás Poussin en su obra existió en realidad en la zona… Pero con la afluencia de buscadores de tesoros, y de secretos, a la zona fue misteriosamente volado con dinamita perdiéndose para siempre su secreto,¿cuál es la razón? Demasiados misterios, demasiados secretos…¿O demasiada leyenda?
En la actualidad la alcaldía prohibe excavar en el pueblo aunque son muchos los cazadores de tesoros que acuden al castillo de la familia Le Joyeux buscando alojamiento para buscar los misterios y tesoros de la zona.
Finalmente, como una de las peregrinas soluciones al enigma de Berenger Sauniere y su riqueza hay quién opina que realmente su enriquecimiento provenía de la venta de misas, pese a las prohibiciones sobre este particular que hace el código eclesiástico; además solicitaba donativos para construir una residencia de sacerdotes ancianos o enfermos que jamás se llevó a cabo… Pero ni la venta de misas ni los donativos explican los más de 3 millones de euros de la época que invirtió el párroco en todo ello, cuando el valor de la moneda era mayor y el costo de la vida no se había elevado hasta los límites de nuestro tiempo…
El misterio de Rennes-Le-Chateau será uno de esos misterios eternos que siempre viajará en la mochila de aquel que sueña con encontrar lo imposible.