Una miniserie de televisión ha causado sensación entre los amantes del misterio. Lleva por título «28 días paranormales» y se basan en experiencias en lugares encantados -o con actividad paranormal- donde se plasman experimentos sobre esta materia según el trabajo de campo del matrimonio Warren.
Docu-reality de terror
En la información de la serie de indica: “Cuatro equipos de investigadores de fenómenos paranormales escrupulosamente seleccionados participarán en el experimento paranormal más extremo de todos los tiempos. Al equipo que aguante 28 días en un lugar encantado y terrorífico se le reconocerá el logro de haber participado en uno de los avances más importantes de la investigación paranormal de las últimas décadas”.
Hay que saber que el matrimonio Warren, Ed y Lorraine, investigaban fenómenos paranormales en, principalmente, Estados Unidos, teniendo una amplia fama en círculos del misterio y de ocultismo. En estos años son más conocidos por las películas que cuentan sus terroríficas aventuras -algunas más afortunadas que otras-. Pero el matrimonio tenía la convicción que un ciclo de 28 días era el necesario para comprobar si en un sitio se producían hechos paranormales o no.
Casos como «El Conjunro» o la temible muñeca Annabelle, se encuentran entre sus investigaciones más destacadas e, incluso, disponían de un museo donde había gran cantidad de objetos «malditos».
Ed Warren era demonólogo y experimentado investigador paranormal. Por su parte Lorraine Warren era una persona que tenía una especial sensibilidad -médium-. Pero surge una pregunta: ¿Realmente es cierto lo de los «28 días»?
«28 días para romper el velo de los espíritus»
Lo cierto es que la afirmación de «necesitar 28 días para romper el velo de los espíritus» no deja de ser una afirmación si ningún fundamento.
Obviamente mientras más tiempo se pasa en una casa presuntamente encantada más opciones hay de recoger pruebas y evidencias de lo que en su interior se manifiesta -si es que es real-. Pero este tipo de fenómenos es atemporal y, difícilmente acatará una «norma» establecida en torno a un tema que es indemostrable. En la serie se trata de demostrar los fenómenos paranormales que se viven en una serie de ubicaciones diferentes no dejando de ser un docu-reality con mucho de show y poco de realidad. Además de poner de manifiesto muchos clichés en torno a la investigación paranormal, tópicos que no son los más acertados. Si resulta interesante desde un punto de vista de experimento social y preguntarse lo que pasaría si se hiciera esto con personas normales que, seguramente, quedarían espantadas por lo que creen sentir más que por lo que en realidad sienten.
La miniserie resulta entretenida desde el momento que se entiende así, como un espectáculo televisivo, por comprobar técnicas y tecnología de investigación más allá de las sensaciones o las supuestas «dotes» de sensibilidad de algunos de los participantes.
La auténtica investigación paranormal no se rige por patrones y si por la constancia de acudir a un lugar a investigar. No basta con ir a un sitio a investigar una noche con más miras puestas en un vídeo en Youtube que hacer realmente una investigación serie, la investigación real es perseverar en un caso y, a lo largo del tiempo, ir documentando todo lo que de extraño se puede recoger. Grabadoras, cámaras de vídeo, registros de temperatura, de EMF y demás serán una sólida base para tratar de explicar -o no- los fenómenos que ocurren en su interior allá donde ese presunto «velo con la realidad de los espíritus» se puede romper en el primer día o el que hace el doscientos.
La investigación paranormal es la que determina el cauce de una investigación allá donde no hay un estereotipo de estudio aunque si se podría “reglar” todo con unos patrones a seguir y que hicieran más comunes determinadas acciones en lugares encantados o donde suceden hechos inexplicables. “28 días paranormales” no deja de ser un reality con muchas pretensiones pero con poca eficiencia y credibilidad.