En muchas ocasiones lo que surge como un momento de disfrute, de felicidad, puede acabar con situaciones de pánico y terror. Situaciones que ponen a la persona al límite de sus posibilidades y que le hacen enfrentarse a los peores de sus miedos.
El caso que les narro lo cuenta, en primera persona, un buen amigo, Miguel P., aficionado al misterio y todo un amante de lo desconocido que atesora no pocas experiencias extrañas, el relato es el testimonio directo de un familiar. Sucedió en el año 2002 en ‘Las Piletas’, en la gaditana localidad de Sanlúcar de Barrameda, y es escalofriante: «nos dirigíamos a ‘Las Piletas’, como en veranos anteriores, para pasar unos días con los niños de la Asociación (cuyo nombre no voy a desvelar por respeto a esos niños y familiares). Íbamos a pasar unos días inolvidables, para ellos y para nosotros, por la experiencia vivida en años anteriores, pero este año no iba a ser como los otros por lo menos para nosotros los educadores».
Hechos extraños
Y es que lo paranormal no tiene reloj y puede manifestarse en cualquier momento. El testigo proseguía: «pasados unos días allí todo estaba saliendo muy bien y estábamos disfrutando al máximo con los niños, pero se acercaron algunos padres para comunicarnos que allí estaban ocurriendo cosas muy extrañas, nosotros le comentamos que no nos había pasado nada para temer de esos comentarios pero si nos dejaron, como se dice, ‘con la mosca detrás de la oreja’ y con el grado atención más alto».
Pronto comenzaron los incidentes ‘raros’ -sin definir como paranormal-, una compañera de nuestro protagonista se encontraba en el servicio secándose el pelo cuando comenzó a escuchar cánticos y voces de niños por el pasillo, de repente se apagó la luz y movida por la curiosidad miró a ver quién había allí. La sorpresa fue que aquel corredor, aquel pasillo, estaba absolutamente sólo, no había nadie y le vino a la cabeza esos comentarios que habían realizado los padres de los niños.
Aquella misma noche el mismo educador, la chica, realizó la misma operación y se dirigió al servicio para secar su pelo «ya estaba un poco alerta por lo que le ocurrió el día anterior, pasado un rato le volvió a pasar lo mismo: escuchó las mismas voces de niños cantar por lo pasillos, apagó su secador y fue a ver pero no había absolutamente nadie. Se acercó a la habitación de los niños no fuera a ser que le estuvieran gastando una broma…, su sorpresa fue ver como los niños estaban completamente dormidos. Fue a la habitación donde nos encontrábamos los educadores y nos contó lo ocurrido, entonces -en ese momento- otra compañera dijo que ella había vivido lo mismo pero que por miedo no había comentado nada».
Voces de nadie
El temor se hacía cada vez más evidente entre aquel grupo joven de educadores: «algunos compañeros y yo nos dirigimos a ese lugar para poder comprobar con nuestros ojos los fenómenos que nos comentaban nuestras compañeras, cuando llegamos escuchamos esas voces de niños cantando, también un siseo como llamándonos y después de varios siseos escuchamos una voz de niño diciéndonos: ‘hoooolaaaaa’ y risas. De regreso a la habitación esos sonidos nos acompañaron y a un amigo le tocaron el hombro y le tiraban para atrás como para que se diera la vuelta, el pánico era ya evidente».
La noche se antojaba de nervios y un educador, de madrugada, gritó de pánico «¡le habían tirado de la sábana y destapado!, los demás nos despertamos sobresaltados por lo ocurrido. Me levanté y encendí la luz, nuestra sorpresa fue cuando vimos como destapaban a otro compañero y, de repente, como algo se paseaba por nuestras camas, pisando los colchones».
Aquella noche no pegaron ojo y, al día siguiente, se reunieron con los padres para poner punto y final a aquellas jornadas de vacaciones. Una pregunta les quedó por resolver a los educadores y a la que nosotros tampoco podemos dar respuesta: «¿Por qué esos niños realizaban esas hazañas?¿No querían que nadie ocupara ese lugar?».
En la actualidad el lugar está cerrado «¿Seguirán ocurriendo los fenómenos en ese lugar?». Preguntas que se agolpan ante la incredulidad de testigos e investigadores en ‘Las Piletas’.