Son los hospitales lugares donde suele informarse a menudo experiencias de trabajadores, con diferente tipo de cualificación, sobre fenómenos extraños. Fenómenos extraños que, dentro de la leyenda urbana, es conocida por lo empleados no deja menos que crear inquietud y miedo.
Los fenómenos paranormales no tienen hora, no tienen reloj, se suelen manifestar en cualquier momento desterrando aquel tópico que dice que la noche es más propicia para que tengan lugar este tipo de incidentes. Uno de los lugares que en los últimos años se ha señalado como centro, o foco, de actividad paranormal es el gaditano Hospital Puerta del Mar.
La leyenda del centro hospitalario dice que un 16 de Abril de 1991 una religiosa fue la causante de un incendio muy localizado que no se cobró ninguna víctima y sólo ocasionó daños materiales.
Fueron sus propias compañeras las que la señalaron como la causantes del incendio si bien es cierto que otra versión indica que ese mismo incendio -según el Consorcio Contra Incendios de Cádiz– fue causado por un paño que prendió por un chispazo de un cargador de baterías de linternas en mal estado y la acumulación de gases de un cuarto pequeño.
Sea como fuere aquel incidente provocó que se evacuaran 700 enfermos y derivarlos a otros centros hospitalarios con el caos que ello provoca.
Recientemente un trabajador del centro -del cual omitimos su nombre- tuvo una experiencia extraña: «Me encontraba en la zona de quirófanos y me dirigía a uno de los ascensores, era tarde y vi que una enfermera llegaba y pulsaba el botón para montarse nada más abrirse la puerta. Apresuré el paso para subir al ascensor, pero mi sorpresa fue que al entrar dentro la enfermera no estaba, allí estaba yo sólo y no había otro sitio por donde salir. Me asomé para ver si había más gente que pudiera haberla visto pero estaba yo solo. Juro que se montó aquella enfermera antes que yo en el ascensor, fue muy extraño».
Curiosamente hay una historia heterodoxa, leyenda, que es muy conocida en el hospital, en la que se cuenta como ese espectro que hoy se ve en el centro sanitario pudiera ser una antigua religiosa que trabajaba allí y que colgó los hábitos.
Poco tiempo después regresó como enfermera debido a que era una excelente profesional. Pero la mujer había cambiado y su comportamiento era raro, estaba muy alterable. Al morir, se cuenta, la religiosa comenzó a manifestarse en el hospital siendo la descripción coincidente pues se la vez con un pañuelo en la cabeza y bata típica en tareas sanitarias.
En otro artículo sobre este mismo tema en CÁDIZDIRECTO, José H. L. nos contaba: “Fui a visitar a mi hermano Ramón al hospital a eso de las seis de la tarde, era invierno y estaba oscureciendo, cuando salí para regresar a casa serían sobre las nueve de la noche y al entrar en el ascensor y llegar a la segunda planta, ocurrió algo que me dejó paralizado. Justo a mi lado apareció de la nada una mujer vestida de negro y con muchas arrugas en la cara, esto sucedió justo al llegar el ascensor a la planta dos, en ese momento se abrió la puerta y salí corriendo asustado. A día de hoy solo recuerdo que esa mujer no estaba en el ascensor cuando yo me monté y de repente apareció, fueron los 3 o 4 segundos más escalofriantes de mi vida”.
Otro reciente testimonio es el de una joven, trabajadora del centro, que en el transcurso de una ruta misteriosa en Sevilla se me acercó y, sonriente, me comenzó a contar que era de Cádiz y que trabajaba en el hospital, en el Puerta del Mar, que le habían hablado de mi dos compañeros suyos (buenos amigos) y que se había decidido a contarme lo que le sucedió.
Intrigado me dispuse a escucharla y la chica, nerviosa, me dijo: «Era media tarde, estaba tranquila la cosa, como cualquier día a esa hora en la planta que yo trabajo, hay horas más intensas que otras y esa en cuestión nos daba un respiro. Entonces sentí como de una habitación saltaba un aviso, a mi compañera y a mi nos extrañó pues no estaba ocupada en ese momento ya que se estaba limpiando para acoger a otro paciente. Como me extrañó me acerqué al final del pasillo y vi como entraba una compañera. Entonces pensé que realmente habría alguien. Al entrar no había nadie, la enfermera que yo vi no estaba y no había podido salir, miré, y me dirás loca, en el baño y hasta en el armario. Entonces entró la limpiadora y le pregunté y me dijo que ella no había visto a nadie pero que allí pasaban cosas muy raras. Vestía como nosotras».
Otro empleado, consciente de lo que sucede en el hospital, se atrevió a realizar una sesión de psicofonías con su teléfono móvil -que no es lo más idóneo-, cuando recogió el aparato -que había puesto en ‘modo avión’- y revisó la grabación sabiendo que en aquella sala no había entrado nadie, pudo escuchar una voz femenina que decía entrecortadamente: «Vete ya».
No es la primera historia que nos llega, y que investigamos, relacionadas con presuntos fantasmas dentro de centros hospitalarios, un fenómeno que parece patrimonio de estos recintos y que, en muchas ocasiones, no es más que una respuesta psicológica del testigo ante determinadas leyendas e historias «de miedo» que se cuentan, pero hay casos que dejan un margen amplio a la duda y que tras una experiencia extraordinaria se puede esconder toda una realidad paranormal, y que puede tener de protagonista a una extraña presencia que habita el Hospital Puerta del Mar.
Encuentro con el fantasma de la monja
El último incidente que se ha vivido en su interior llega de la mano de un familiar de un paciente y del propio paciente que pudieron ver en su habitación como aparecía una monja «vestida de blanco, amable, entró, tocó la frente de mi padre, movió la cabeza y se fue, nos quedamos extrañados, fui al mostrado y expliqué lo que pasó, era tarde, de madrugada, y la chica me dijo que no había pasado ninguna monja, que no había religiosas allí y que sólo era personal sanitario… Que no habría soñado en una cabezada, le dije que no estaba dormido ni mi padre tampoco pero no nos creyó. Ya luego me he ido enterando de las cosas que pasan aquí…»
Uno de los lugares de Cádiz que más misterios encierra y que más testimonios acumula de fenómenos extraños en su interior es el Hospital Puerta del Mar, en sus pasillos y habitaciones se manifestaría lo imposible en forma de un fantasma muy especial…
La descripción -más espiritual- la puse ya hace tiempo y siempre me refiero a los centros hospitalarios -sean del tipo que sean- como “contenedores de emociones y sentimientos”, la vida y la muerte que impregna cada uno de sus rincones y originan lo que son fenómenos, aparentemente, inexplicables.
Un nuevo relato viene a sumarse a lo que se narra dentro del mismo, en este caso es Daniel S. F. quién nos cuenta su extraordinaria experiencia: «Serían cerca de las 4 de la mañana, ya no sabía como ponerme en la butaca y decidí salir a fumar fuera. Iba camino del ascensor cuando detrás mía comencé a escuchar unos pasos, me detuve y cesaron, comencé a andar de nuevo y resonaron otra vez, pensé que será la propia sonoridad de mis pisadas al andar que en el pasillo vacío y en la noche resonaban… Pero me giré y me encontré, como a dos metros, a una mujer, una monja, de blanco, que me miraba, aparentaba tener unos cincuenta años o así pero no soy bueno poniendo edades… Me miró, de forma seria, pasó a la vera mía, sentí un frío terrible y al pasar me giré y ya no había monja, era imposible y no había habitación para meterse y había pasillo por andar… Me quedé helado».
Nuestro testigo luego se comenzó a enterar que en «Puerta del Mar» se narran mil y una historia de una aparición, de un fantasma tan especial como relacionado con el mismo sitio.
Miguel L., se encontraba en el edificio visitando a un familiar cercano, y le pasó algo muy particular tiempo atrás: “Había ido a visitar a mi familiar, estaba muy mal. Serían las siete y media de la tarde. Me iba por el pasillo y, de repente, no había nadie ni se escuchaba nada, no había el habitual trasiego de gente o visitas pese a ser fin de semana que acude más personas. Entonces frente a mí vi aparecer a una mujer, tenía aspecto de enfermera pero iba vestida más como una monja de las sanitarias. Al pasar junto a mi sentí un frío tremendo, le di las “buenas tardes” pero ni siquiera contestó y al volverme ya no estaba. Había una habitación próxima y pensé que se metió dentro, fui a esa habitación y estaba vacía, no había nadie. ¿Dónde estaba la monja?”
Es en la quinta planta o en el ascensor aquellas zonas donde se acumulan los testimonios de esta aparición de la que también se tiene constancia que el persona sanitario ha tenido sus encuentros. Puede que todo sea parte de una leyenda urbana pero los testigos no parecen decir lo mismo.
Cádiz tiene mil y un rincón llenos de encanto y de duende, no pocos de ellos tienen la fama, justa o injusta, de estar encantados. Uno de esos lugares mágicos y de leyenda es el Hospital Puerta del Mar sobre el que pesan terroríficos relatos de encuentros con un ente -a decir de los testigos- “de otro mundo” en sus pasillos y habitaciones.
Son los hospitales lugares donde habitualmente se manifiesta lo imposible, son los llamados –por mí- “contenedores de emociones y sentimientos”, contenedores de lágrimas de dolor o de alegría, de rabia, de impotencia ante el mal o la sanación. En un hospital siempre se da la eterna dualidad entre la vida y la muerte, entre la felicidad y la pena… Todo ello impregna cada uno de sus rincones y originan lo que son fenómenos que estamos aún lejos de explicar.
El Puerta del Mar –o “Puerta del Mal” como lo llaman algunos que se toman estos temas de una forma más liviana y jocosa- tiene una larga tradición en ese sentido.
Pero en el Hospital Universitario “Puerta del Mar” comenzó a hablarse de apariciones, de fantasmas, de hechos increíbles que se explicaba como aquella religiosa que estuvo vinculada al recinto hospitalario. El último de ellos lo encontramos en Miguel L., se encontraba en el edificio visitando a un familiar cercano, el pasado domingo, ingresado por motivos de salud graves: “Había ido a visitar a mi familiar, estaba muy mal. Serían las siete y media de la tarde. Me iba por el pasillo y, de repente, no había nadie ni se escuchaba nada, no había el habitual trasiego de gente o visitas pese a ser fin de semana que acude más personas. Entonces frente a mí vi aparecer a una mujer, tenía aspecto de enfermera pero iba vestida más como una monja de las sanitarias. Al pasar junto a mi sentí un frío tremendo, le di las “buenas tardes” pero ni siquiera contestó y al volverme ya no estaba. Había una habitación próxima y pensé que se metió dentro, fui a esa habitación y estaba vacía, no había nadie. ¿Dónde estaba la monja?”
La planta 5 o el ascensor es otro lugar donde se acumulan los testimonios de esta aparición de la que hablan médicos, enfermeras, pacientes o visitas. Relatos de gran veracidad sobre el particular fantasma del Hospital Puerta del Mar.
Otra persona que se encontró con el misterio fue Charo: “Yo acudía todos los días al hospital a ver a mi abuelo que se encontraba ingresado, un día entré en el ascensor, en la planta 1, dentro había una monja vestida de negro, me preguntó: “¿A qué planta vas?” y le dije “creo que es la 3” – iba a ver a un conocido que estaba hospitalizado y no recordaba bien la planta que me habían dicho-. La monja muy amable me pulso el número 3 del ascensor y me regaló una sonrisa, al llegar arriba salí y antes de que se cerrara la puerta, una vez que encontraba fuera del ascensor, me giré para decir decirle adiós y ya no estaba. Hoy, tres años después aún no sé dónde se metió la monja, yo no creo en leyendas de fantasmas, pero la realidad es que la monja desapareció del ascensor como si la tierra se hubiese tragado”.
Psicofonías en el Hospital Puerta del Mar de Cádiz
Se han aventurado a hacer experiencias psicofónicas en el lugar diversos investigadores –no se sabe bajo qué condiciones de seguridad para los audios y que no sean adulterados por sonidos involuntarios-, así se grabó una voz que quedó registrada y que decía: «Quién era…», o en la planta 4 dos más que parecen decir: “La planta doce” y “Verás esta noche”.
En la planta 5 saltaba continuamente el detector de presencia, o de movimiento, allí mismo se cuenta una experiencia que, de ser cierta, debió ser terrible y que dice “no sabían que lo que iban a ver a continuación e iba a hacerles el mismo efecto que cinco tazas de café puro sin leche ni nada, de repente, se abrió la puerta del ascensor y salió disparado de su interior niebla luminosa que rápidamente desapareció en la pared del pasillo, en esa misma planta se escuchó una psicofonía que decía «Hazme una radiografía» de forma inesperada”.
Anomalías en el funcionamiento del ascensor, descensos bruscos de temperatura o susurros parafónicos en la planta donde se dice que la monja visitaba con más frecuencia.
Otras psicofonías que registraron en el hospital dicen «Me he hecho daño», «Siempre paro» o “Fuera”. Y en el sótano dos más «En la cartilla» o «Preso».
Es de las típicas y espeluznantes historias, a caballo entre la leyenda y la realidad, donde emerge con poderosa fuerza la figura de una monja espectral, que tal vez jamás existió, y que hace que el misterio anide en el vivo hospital Puerta del Mar de Cádiz.
Así una suerte de «dama» espectral pasea por sus pasillos, habitaciones y hasta se la ha visto en los ascensores, fuentes de toda solvencia han hablado de ello y, desde luego, lo hacen desde una realidad más propia de una película de ficción y terror que del «mundo de los vivos».
El último encuentro que se ha tenido en el interior de este edificio ha sido por parte del familiar de una persona ingresada en el mismo. Así lo cuenta: «Me he animado a escribirte al leer que lo que te voy a contar no es tan raro como parece y que hay otras personas que han tenido experiencias similares» decía en su primer contacto.
«Todo sucedió el pasado mes de marzo, a finales, estaba en el «Puerta del Mar» con mi padre, era tarde, salí a tomar un poco el aire, el ambiente estaba muy cargado. Fue curioso por que enfilé el pasillo y,de repente, no se escuchaba nada, ni un alma, ni un ruido, nada de nada. Entonces fue cuando vi, de frente, a una mujer, vestida de monja, de sanitaria, que venía hacia mí. Al cruzarse conmigo le dije «buenos días hermana», pero no respondió. Sentí mucho frío en ese momento y cuando pasó a mi altura desapareció».
Andrés López recordaba: «No se si era mi cara o lo que fue que me vio uno de seguridad y me dijo que estaba muy pálido. Le dije lo que me había pasado, sonrió y me dijo que era el fantasma del hospital, no me lo tomé muy en serio pero luego, buscando en internet, vi que había mucho escrito… » decía. «A mi me ha marcado la experiencia» finalizaba.
Un hospital lleno de secretos y de fantasmas que, tal vez, desde «ese otro lado» recuerden que esta vida es efímera y que hay que vivirla hoy como si fuera el último día.