Investigación paranormal en el Beaterio de Cádiz

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Tuve la oportunidad de acudir a una investigación en el Beaterio de Cádiz gracias a la invitación de Eugenio Belgrano, un lugar donde decían que «pasaban cosas extrañas» y donde, tal vez, se podría sacar ese rastro de lo imposible.

Cuando uno pasea por las calles de Cádiz tiene la impresión, en ocasiones, de hacerlo por una ciudad donde parece haberse quedado parado el tiempo. Se llega a través de la calle Valverde, que aún conserva una referencia a la «Calle del Beaterio» en pleno centro de la ciudad, también llamada como «Calle de Las Beatas», a partir del siglo XVII.

Su Historia

Se debe su nombre a que en esa época se fundó un beaterio por las Hermanas Terciarias de San Francisco teniendo a su impulsora en la figura de Isabel de S.Josef, en «Emporio del Orbe» de dice que «eran unas doce y vivía en comunidad bajo la obediencia y disciplina de una hermana mayor. También tenían devoción a dos padres guardianes de la orden de San Francisco, el de la observancia y el de los descalzos».

Así las normas del beaterio decían que las religiosas tenían que llevar una vida ordenada y de recogimiento.

El edificio pertenecía a Juan de Oñate que venía de una estirpe de aventureros que descubrieron territorios -y riquezas- en Norteamérica (Zacatecas y Texas) alcanzando una gran notoriedad y poder en esa zona. La casa se terminó en 1815 y se incorporó una capital bajo la denominación de «Jesús, María, José y el Arcángel San Miguel», de este se puede encontrar un bocete en la cueva del Beaterio.

De la casa decía Jerónimo Becker en su libro: «era una buena casa pero sin rentas. Por eso decían los clérigos que en ella se había hecho una gran jaula pero sin alpiste» y se las echó de allí en la época constitucional. De la época se dice que la expulsión de las beatas de la finca fue por una reclamación de los herederos de Oñate.

De la cueva se dice que «se montó una empresa que enseñaba a las mujeres en riesgo de exclusión el arte de la costura, pero años más tarde, se derriba todo el edificio menos el panteón bajo, que era el lugar de enterramiento de la antigua Orden de Beatas. A mediados del siglo XIX, se construye un nuevo edificio de viviendas en el cual se conservaron las catacumbas, reutilizándolas para un nuevo uso».

«En 1947 se utilizó dichas cuevas a consecuencia de la explosión que sufrió Cádiz por la detonación de un conjunto de minas que se almacenaban en el Instituto Hidrográfico, esto originó un destrozo y la caída de la parte alta del edificio. Por último, en la Guerra Civil, un grupo de vecinos del edificio se escondieron en el pequeño hueco situado en el nivel más bajo del lugar».

La cueva es un ejemplo de una magnífica catacumba donde aún se pueden ver los «féretros» de las religiosas en un entorno de fuerte olor a humedad.

La investigación

En la investigación -donde había un nutrido grupo de visitantes al recinto- se pudo constatar las anomalías en los medidores, sobre todo en el EMF que daba, como se suele decir, «una de cal y otra de arena», entre valores de pico muy altos (superando los 346) a los normales. Igualmente fue curiosa la experiencia con el péndulo pues usando dos de ellos llegó un momento en el que ambos parecían sincronizados justamente en un punto donde se decía que había un cadáver enterrado.

Los puntos más tranquilos son, curiosamente, la sala principal tal y como se baja a la cueva y la catacumba.

No obstante, en la realización de psicofonías, en las grabadoras, se pudo recoger dos de ellas, una decía a la pregunta: «¿Estáis aquí con nosotros?» un lacónico «si, estamos».

La segunda psicofonía registró un nombre, se le preguntó: «¿Cuál es tu nombre?» y la respuesta fue «María Jesús», algo realmente sorprendente.

En ocasiones Eugenio Belgrano me ha enviado fotografías curiosas tomadas allí que no demuestran que haya actividad paranormal pero que si resultan interesantes de analizar.

El Beaterio es un sitio que tiene mucha Historia, que tiene su encanto y no me cabe duda que también podría registrar hechos extraños atendiendo a todo lo que nos encontramos allí abajo.