Es uno de los lugares más evocadores y celebrados de la ciudad del Santo Reino, es el Castillo-Parador Nacional de Jaén ubicado en el Cerro de Santa Catalina, dominando desde su elevada posición toda la ciudad y que fue un Alcázar que mandó edificar San Fernando con motivo de la conquista de la ciudad en 1246.
Pero, independientemente del valor histórico que tiene el lugar, también en su interior se siente la magia y el misterio, en forma de manifestaciones inexplicables desde “el otro lado” en la habitación número 22.
Los que han tenido la oportunidad de alojarse en la misma han sentido la presencia de alguien invisible que anda por la misma, que llora, junto a anomalías eléctricas, descansos de temperaturas o puertas y cajones que se abren y se cierran solas. Todo ello causa la lógica consternación en quienes lo han vivido.
En el año 1960 se registra uno de los hechos más impactantes vividos en su interior, se realizaban unas obras en el Parador cuando un obrero pudo ver a una mujer “Mora” que se encontraba en lo que hoy es la cafetería. Aquella visión era quimérica, no podía ser real, por su fisonomía e imposibilidad.
Son las personas que se han alojado en su interior quienes lo han vivido de forma más intensa. En el año 1980 se registra un huésped al que se le dan las llaves de la habitación 22. En la noche llaman a la puerta, se levanta de la cama y abre la misma sorprendiéndose al no encontrar nadie en la misma. Se vuelve a acostar y, nuevamente, llaman a la puerta, y nuevamente procede de la misma forma encontrándose con el vacío en aquel largo pasillo. Durante toda la noche se repitieron los extraños ruidos y fenómenos hasta que, cansado, decidió dejar la habitación y buscar un lugar mejor donde dormir.
Otros huéspedes, extranjeros, presentaron una queja a la dirección del hotel ya que durante toda la noche el cliente de la habitación superior no había dejado de “Mover muebles, gritar y llorar”. Revisaron quién había alojado en la misma y la sorpresa fue que sobre su habitación lo único que había era el tejado, aquellos sonidos eran imposibles…
Otros huéspedes han sentido correr por el pasillo, llamar a sus puertas e incluso ver la aparición de una mujer vestida con indumentaria árabe que, desde una esquina, los observaba fijamente. Era “una mujer bella, alta, morena y de ojos claros, que lleva un turbante o pañuelo en la cabeza, y que va provista de indumentaria árabe: falda larga y calzado oscuro”.
La leyenda la llama Jasmina y habría sido asesinada en la torre del Parador que hoy es objeto de sus apariciones.