En Sevilla, en la Iglesia del Salvador, podemos encontrar una imagen inusual en un retablo de la hermandad de Pasión. Se trata de una santa crucificada. Si hasta ahora habíamos narrado historias como la del niño crucificado, Domingo del Val, u otros terribles martirios en la cruz, es extraño encontrar la imagen de una mujer crucificada.
Así, buscando la historia particular de la imagen encontramos que se trata de Librada, una mujer que nació el año 122 d.C., hija del gobernador romano de Galicia, Catelio, y de Calsia, su esposa que pertenecía a la alta alcurnia de la época.
Catelio marchó a Tarragona, su esposa Calsia quedó en Galicia, estaba embarazada y el largo viaje no parecía lo más apropiado. Fue entonces, estando Calsio en tierras al este, cuando se produjo un múltiple parto: Calsia daba a luz a nueve niñas. Quizás sea una cifra exagerada, o simbólica, pero la leyenda cuenta como la mujer mandó a un sirvienta ahogar las niñas en el río, creía que aquello era un mal augurio.
La vieja sirvienta no ahogó a las niñas, se apiadó de ellas y las entregó a varias familias cristianas que recibieron los nombres de Genivera o Ginebra, Basilia, Germana, Victoria, Marina, Eufemia o Eumelia, Marcia o Marciana, Liberata o Librada, y Quiteria.
Cuando regresó Calsio a Galicia fue conocedor de lo sucedido y buscó a todas sus hijas consiguiendo reunirlas y dándoles mejor destino que el que su mujer quiso procurarles. Pasado el tiempo, en edad casadera su padre arregló diferentes matrimonios pero ellas confesaron su credo cristiano y su no disponibilidad a casarse con gentiles. Calsio las encarceló para que reflexionaran sobre su actitud pero lograron escaparse.
Todas las hijas fueron capturadas y martirizadas como cristianas, aunque Santa Quiteria parece que murió en otra zona diferente a sus hermanas tiempo después o Basilia que lo hizo en Siria, no dejan de ser datos imprecisos de una leyenda que se alejará, posiblemente, de la realidad. Santa Librada fue degollada por su propio padre.
Otra versión, sitúa la leyenda en el siglo VII, nos cuenta que La historia de la Santa Librada como ala nacer, junto a sus nueve hermanas, fueron repudiadas siendo entregadas a una esclava cristiana que las bautizó y cuidó de todas ellas pero su padre, cargó importante, recuperó a las niñas y pasado el tiempo prometió a su hija con el rey moro de Sicilia.
Librada, para evitar aquel matrimonio, hizo voto de castidad y pidió a Dios transformarse en un ser horrible, así aquella noche sus ropas se desgarraron, las uñas y el vello de su cuerpo creció… Es uno de los motivos por el que la santa, en determinadas representaciones, tiene barba.
El musulmán, cuando vio el aspecto de Librada, rompió el trato espantado por su apariencia y su padre la acusó de herejía mandándola crucificar. Es la cruel historia, leyenda, de Santa Librada, la virgen crucificada.