Madrid es una ciudad que tiene mil y una leyendas y mil y un sitio donde anida el misterio y lo imposible se materializa. Lugares como la pinacoteca Reina Sofía, el siempre recordado Palacio de Linares, un inmueble en el popular barrio de Vallecas o el Baúl del Monje hacen que sea una de las ciudades más activas para aquellos que buscan lo imposible.
Uno de esos lugares encantados difíciles de encontrar entre guías de lo misterioso se encuentra en la calle Turco, hoy conocida como Marqués de Cubas, allí se encontraba la llamada Casa de los Alfileres.
Era propiedad de Tomás Felipe Riera y Rosés, personaje importante y adinerado que servía a la corona de España, de tal importancia era su labor que se le concedió el marquesado el 24 de febrero de 1834 por la reina regente María Cristina de Borbón-Dos Sicilias, durante el reinado de Isabel II, también era diputado a Cortes.
Lo curioso de esta casa es que se construyó para ser la mansión familiar parte de una dote, con mucho esfuerzo y dinero. La Casa de los Alfileres permaneció cerrada hasta 1890, con el segundo marqués Alejandro Riera y Mora; el tiempo había hecho su labor y fue derribada.
En ese ambiente de intriga floreció una leyenda que hablaba que el marqués o un familiar suyo tuvo un desencuentro amoroso, en los jardines de la mansión fue asesinado a espada por un desconocido junto a una mujer de gran belleza. Para recordar la tragedia allí mismo, en ese trágico lugar, se plantó un ciprés.
El marqués juró que mientras no se secase el árbol el jardín y el palacete permanecerían abandonados, y parece que el viejo ciprés tuvo más paciencia, y vida, que el marqués.
Originariamente fue propiedad del Conde de Miranda desde el año 1757, la nueva construcción debía ser parte de dote de la duquesa de Abrantes pasando a ser propiedad de la marquesa de Ariza; el francés Ouvrad cuando la invasión de las tropas de Angoulème; ó Tatische, embajador de Rusia, con Fernando VII de Rey. El marqués de Riera compró la casa y Répide indica: “lo transformó, enriqueció y decoró magníficamente para no visitarlo”.
Don Felipe Riera se casó con Raimunda Gibert (curioso nombre que recuerda al Palacio de Linares) ,se trasladaron a vivir en 1840 a París.
El lugar parecía estar maldito pues el sobrino del marqués, Alejandro Mora y Riera, construyó allí otro edificio que tampoco se habitó. En 1917 se construyó el edificio del Círculo de Bellas Artes, del arquitecto Antonio Palacios abriéndose la calle del Marqués de Casa Riera. Hoy es un edificio de oficinas, ¿tendrá algún misterio?
Pero también se habla de extrañas galerías que cruzaban la calle desde el inmueble que dispararon todo tipos de de comentarios que alimentaron aún más la leyenda de la Casa de los Alfileres y su misterio, un misterio que hoy permanece indescifrado.