La sorprendente abducción del Próspera Muñoz

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Uno de los incidentes que están relacionados con los OVNIs y que es más impactante es, sin dudas, el fenómeno de la abducción. Relatos de abducidos los encontramos por todo el planeta pero en España está el que se considera uno de los primeros de esta clase.

Su protagonista fue una mujer llamada Próspera Muñoz y tuvo lugar en la localidad de Jumilla, Murcia, donde vivía en 1947. La protagonista narra como a su casa acudieron unos seres, extraños, de otro planeta que pidieron un poco de agua. Comienza ahí una conversación en el que también hablaron de las fases de la luna que se mostraban en un calendario, en un encuentro que, cuando menos, puede resultar insólito y casi sacado de la imaginación de la protagonista. Pero todo tiene matices importantes.

Próspera Muñoz olvidó ese incidente hasta el año 1979, fue como si no hubiera ocurrido. Aquella experiencia quedó borrada de su memoria hasta que comenzó a recordar aquel incidente y como aparecieron aquellos seres, aquellos humanoides que tenían unos ojos muy grande, ropa ajustaba y blanca y eran de baja estatura.

En el tiempo en el que se produce el incidente Próspera Muñoz debía tener máximo 8 años de edad y estaba junto a su hermana mayor, Ana, aunque los seres se interesaron especialmente en ella, en la más joven.

Dentro de la casa se produjo aquella conversación de la que Ana no recordaba nada y que Próspera relató como al hablar con aquellos seres entró en un estado consciencia diferente al de una niña de esa edad, donde entendía y sentía lo que querían esos seres y tratándolos con confianza y familiaridad.

El incidente de Próspera Muñoz

Los seres se marcharon afirmando que regresaría para tener un nuevo contacto tal y como fue y del que Próspera Muñoz recuerda como estuvo dentro de una nave y «le enseñaron a través de lo que ella dice se parecía mucho a una pantalla gigante imágenes diarias de ella y de su familia» en los días que siguieron al primer contacto.

En el interior de la nave se le dijo que no recordaría nada de aquella experiencia hasta que no pasaran 30 años como así fue pues ya con 40 años ella comenzó a recordar todo lo sucedido.

El diario El País, en 1983, Alfonso Castro informaba: «fue informada -y, según dice, con complacencia por su parte- del papel que le iba a tocar representar en aquella increíble relación, en la que viviría experimentos diversos.

Ese mismo día volvieron a visitarla sus nuevos amigos cuando se encontraba también con Anita, y en la noche siguiente, tras despertarse alterada, Próspera accedió a acompañar a sus visitantes, junto a su aterrorizado mastín, por espacio de unas horas, para hacer el prometido viaje por todo el mundo.

Ya en la nave, que ella recuerda como «un chalé de dos plantas», su estupor iría en aumento a la vista del panorama tecnológico y de los extraños seres que lo manejaban. Allí, en una especie de mesa camilla, medio desmayada, los que ella califica de humanoides, que tenían sólo cuatro dedos en las manos, le inspeccionaron la vagina y no recuerda si también la cabeza. Allí también, en una especie de pantalla o computadora, se vio filmada junto a su hermana, «rodeadas cada una de una aureola muy brillante, azulada, de 40 o 50 centímetros, que, sin embargo, no tenían el perro ni la burra que estaban junto a nosotras».

Después vendrían más encuentros cercanos con seres que ella recuerda, en general, feos, raudos y envueltos en uniformes o en gabardinas con los cuellos en alto. Uno de esos encuentros tuvo lugar en el bar de su padre, en Jumilla, allá por 1954; otro, en la playa de San Jutan, en Alicante, entre 1959 y 1960; después, en la centralita telefónica de esta misma ciudad, durante 1971, y el último tuvo lugar el año pasado, en la centralita de Gerona en la que actualmente trabaja».

Detalles de aquella experiencia

En la nave dijo que tenía un «cubito pequeño» que se pasaban unos a otros y que todos trabajaban llevan uno la «voz cantante». Ella dijo «¡Mira, parecen mi muñecos!» y uno le dijo que “eran robots”.

Próspera hace una descripción muy detallada de todo lo que vivió en aquella nave. Recuerda como uno de ellos le dio la mano y echó a andar, en su mano iba sin flexionar con cuatro dedos, «no sabía llevar a un niño de la mano» e, incluso ella cayó al suelo y se llenó de tierra las zapatillas. Fueron a una montaña donde había un aparato «como el que llegó por la mañana» resaltando una cúpula «donde había dos sentados y quisieron ir a verla». Ella decía todos allí estaban haciendo algo y entraron en «aquel cacharro» y había «consolas» con pantallas donde se veía todo lo que se hacía y los alrededores «todo el entorno estaba controlado», de allí la llevaron a otro sitio, hablaban entre ellos llevando uno el mando. Próspera lo veía todo y le resultó muy sorprendente.

A día de hoy es una de las experiencias más estudiadas y creíbles sobre este tema por la pureza del relato y por la riqueza en la descripción que hace. «El objeto debía ser muy grande porque había muchos pasillos, con una luz tenia pero si bombilla, solo un gas verdoso que se arremolinaba y generaba la luz», en otra sale «había como una camilla y un panel, todo muy confuso decía».

El testimonio de Próspera Muñoz se considera como uno de los más importantes en materia de abducción OVNI justo cuando en 1947 se estrellaba el «Objeto» en Roswell, yendo un paso más allá en todo lo que es el fenómeno ufológico.