Las Profecías de Juan de Jerusalén

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Juan de Jerusalén

Juan de Jerusalén nació en el siglo XI, en Francia, en torno al año 1040. Fue un hombre de contrastes, pues por un lado fue un precursor de lo que hoy es una forma de sincretismo religioso y cultural, siendo un defensor de la ortodoxia cristiana.

Juan fue uno de los fundadores de la legendaria e histórica, maltratada también, Orden de los Templarios, una orden militar-religiosa que combinaba la fe cristiana con la práctica de la caballería. Este hecho lo convirtió en un precursor del sincretismo bélico-religioso que posteriormente desarrollarían los jesuitas.

Juan también fue un hombre extremadamente devoto y místico. Solía internarse en el desierto para buscar el secreto nombre sagrado de Dios. Según un manuscrito del siglo XIV, «se encontraba en la frontera entre la tierra y lo celestial».

Además, Juan fue un hombre de amplia cultura. En Jerusalén estuvo junto a rabinos, sabios musulmanes, los más prestigiosos cabalistas o los místicos, practicantes de la adivinación, la astrología y la numerología. Estas reuniones le permitieron ampliar sus conocimientos sobre diferentes culturas y religiones.

Sin embargo, Juan también tenía un lado intolerante. En su libro desconocido «Protocolo secreto de las profecías», del que se habría inspirado el propio Nostradamus, y donde carga contra quienes no comparten su fe en Jesucristo.

De entre sus profecías destacan:

Parte I: El futuro sombrío

En un futuro lejano, la humanidad se habrá sumergido en la codicia y el materialismo. Los líderes serán corruptos y las religiones que son comerciales. La ambición del ser humano conducirá al caos y a la destrucción.

Hay “Muchas torres de Babel” y son sinónimo de decadencia y abandono –decía-. Habrá plagas de hambre y de guerras, de baja moralidad y de tradiciones que se perderán en una sociedad sin valores.

Habrá depravación sexual pero también poca moralidad y humanidad, habrá fanatismo y falsas creencias y el sufrimiento se apoderará del ser humano.

Cada vez habrá una sociedad más egoísta donde los niños serán abandonados y no habrá limosna para el pedigüeño, la humanidad del ser humano se perderá.

Reinará la avaricia y la explotación, el abuso y la falta de confianza, todo será malévolo y nacerá un orden secreto que tendrá su gobierno en la sombra.

Será superpoblación y las guerras origen del caos, de la falta de humanidad y de comprensión entre los seres humanos.

Parte II: El futuro luminoso

Después de un evento transformador desconocido, la humanidad se despertará de su sueño de oscuridad y comenzará un nuevo amanecer.

Los humanos aprenderán a vivir en paz y armonía con la naturaleza. El amor, la compasión y la cooperación serán los valores fundamentales de la sociedad.

La humanidad conquistará el espacio y explorará nuevos mundos. La humanidad comprenderá la interconexión de todos los hombres, de los seres humanos y vivirá en un mundo de paz y unidad.

Juan de Jerusalén fue un hombre complejo y contradictorio. Fue un precursor del sincretismo religioso y cultural, pero también fue un defensor de la ortodoxia cristiana. Su vida y obra reflejan la época turbulenta en la que vivió, una época de cambios y conflictos.