Si hay un hotel que se puede denominar como encantado, con viejos y desconocidos fantasmas, ese es el Hotel Monachil, en pleno Parque Nacional de Sierra Nevada en Granada, un lugar donde los fenómenos paranormales se manifiestan para sorpresa y terror de aquellos que han trabajado u hospedado en su interior.
Y es que este hotel, y lo que se vive en su interior, es tremendamente impactante pues en él se han descrito susurros desconocidos, apariciones de fantasmas e, incluso, imágenes de “otro mundo”. Y no es una afirmación gratuita pues diarios del prestigio del IDEAL de Granada, por Juan Enrique Gómez, ha narrado en sus páginas lo que en el interior del recinto ocurre para consternación de todos.
La habitación “del muerto”
Con este inquietante nombre es como llaman a la habitación número 109 un lugar donde, al reabrir el hotel en el mes de julio de 2012, descubrieron que había “algo” que no les permitía abrir la puerta, quizás una cerradura en mal estado era la causante de todo pero el problema es que se trataba de cerraduras empotradas y que, además, olía extrañamente mal, a descomposición, un olor tan desagradable y nauseabundo que era imposible permanecer allí.
La habitación 109 o “Mulhacén” además era el foco de sonidos extraños que, en un primer momento, se pensó que pudiera tratarse de algún problema en hilo musical “hubiera sido normal si no se mantuviese la música cuando apagábamos el sistema e incluso cortábamos la luz. No sólo era el sonido y el olor, que podía ser de cañerías, sino que desde el interior, a pesar de la puerta cerrada, surgía una extraña sensación de dolor y melancolía”, decía Inmaculada Rivero, su propietaria.
En la habitación se presagiaba la tragedia, se creía que podría tener un cuerpo, un cadáver, forzaron la puerta y entraron en la misma pero no había una causa aparente a tan mal olor, por ello le pusieron la “habitación del muerto”. Además hubo un fenómeno más curioso aún al tratar de colocar la cerradura que, sin saber cómo, se encastró nuevamente: “El cerrajero no podía entender que una vez se rompiese el cuadratín por la mitad y otra, se moviese la pletina del interior de tal forma que impedía que la puerta basculase y, por tanto, se pudiese abrir”.
Aparición de espectros
Uno de los hechos más desconcertantes que se vivió en el edificio fue a raíz de una fotografía que realizó la propietaria de la fachada del edificio, envío la imagen a una amiga y esta le respondió que “¿Quién era la mujer embarazada que aparecía junto a la puerta?”. Inmaculada Rivero hizo la fotografía cuando no había nadie en el lugar: “Cuando hice la foto no había nadie y la imagen que le envié por el móvil no mostraba más que el edificio, pero cuando ella me la devolvió la señora, aparentemente encinta, estaba en la imagen”.
Pero hay más… En otra fotografía realizada en el interior de la cafetería se podía ver la presencia de una niña que tenía el pelo rubio y era reflejaba en la pared junto a la puerta que da a la recepción del hotel: “Por el aparente brazo de la silla donde está la niña se puede saber que estaba sentada en el patio exterior y se reflejaba en el interior, pero es que en la terraza no había nadie”.
Inmaculada y su compañero, que estuvo viviendo solo en el hotel durante un invierno, manifestó que “se tenía la sensación de ser observado y estar en peligro era constante” y ello sumado a los fenómenos paranormales que se vivían.
La situación se complicó y se solicitó la ayuda experta y siempre profesional del investigador y escritor granadino Rafael Casares, toda una institución en aquellas tierras. Él mismo pudo verificar los hechos que sucedían en el hotel y que el “poder telequinésico podría bastar para bloquear o dañar la puerta”, por ejemplo. Realizó una gran investigación junto al Equipo Raudive donde captaron diferentes psicofonías tales como una que decía: “Una niña muerta” grabada en la cocina y que podría relacionarse con la imagen infantil captada en la pared de la cafetería.
Igualmente, otra psicofonía impactante, es la que grabaron en las escaleras donde una voz masculina, de ultratumba, decía: “Esta es mi escalera y siempre he estado aquí”, el mismo sitio donde una mujer dijo que unas “manos” de nadie la había empujado.
Pero no fueron las únicas, otras psicofonías captadas decían: “Yo te ofrezco hablar o “¿No sientes el miedo?”, otras llamaban a “Mikel” y poco a poco el equipo de investigación determinó que había una serie de entidades allí, de tres de ellos conocían su identidad: Carmina, Rafa y Mikel. Pero el Hotel Rural Monachil, en pleno corazón de Colinas Bermejas, tenía más sorpresas…
Más “voces del más allá”
Uno de los resultados más inquietantes fue comprobar cómo había otras entidades en el hotel, así José Luis Carretero afirmaba: “las manifestaciones son aleatorias, pero continuas”. Y es que se grabaron psicofonías en diferentes puntos del edificio a horas dispares y las inclusiones parecían interactuar con los investigadores o hablar entre ellos en ese “otro lado”. Así se recogía sobre aquellos momentos vividos en el hotel encantado: “Detrás de estas intrusiones psicofónicas hay claramente unas ‘inteligencias’, que no solo responden y apostillan lo que hablamos, sino que dan una serie de detalles de lo que quizás les pudo ocurrir. Hemos encontrado, al menos, siete registros de diferentes voces, que se repiten en diferentes grabaciones, y en más de una ocasión, parecen entablar diálogos entre ellas”.
José Luis Carretero decía: “Hay una mujer con acento granadino que dice llamarse Carmina, una chica joven con una voz inquietante y dulce y un muchacho que se llama Rafa. También aparece la voz penetrante de un hombre maduro, otra que pertenece a un señor mayor con acento extranjero, una jovencita que parece canturrear de vez en cuando y una presencia más destacada a la que llamamos ‘alfa’ y ‘líder’, que es terrorífica y está como distorsionada, metalizada y muy grave. Es la que nos advierte de que sobramos en ese lugar y que estaremos por poco tiempo”.
Otras voces, como la de “líder”, decía -psicofónicamente: “¡Cuanto miedo!” o “Te voy a matar que “ponía los pelos de punta”.
En el hotel se detectaron otros fenómenos tales como cambios de iluminación que parecía como “si alguien hubiera pasado por delante” o la grabación de lo que se denomina como un “rods”, una especie de cuerpo filamentoso con una espiral que lo surca y que se mueve a extrema velocidad siendo muy difícil de captar unido a su diminuto tamaño. También se captó en el hotel: “Estábamos grabando en el restaurante y desde la oscuridad surge este extraño ‘animalito’, que no tiene relación con los fenómenos que allí ocurren, pero es cierto que casi siempre que se han captado a estos seres, ha sido en lugares con un gran movimiento de energía telúrica, es decir energía que emana de la tierra sin una causa aparente”.
Cómo posibles explicaciones, que no dejan de ser hipótesis, se habla de muertes registradas en el lugar y no “oficializadas” como bien pudieran ser las debidas a la Guerra Civil; en otro plano también se señala a un “vórtice energético” provocado por las corrientes subterránea sobre el hotel que nos lleva a un incidente bajo el Hotel Monachil cuando preparaban su apertura, fue cuando se produjo una fuerte emanación de agua al explotar un “acuífero confinado”, aunque esto es sólo una parte a determinados fenómenos, no hay explicación para psicofonías o manifestación de espectros.