Francisco Forgione nació en Pietrelcina (Benevento) el 25 de Mayo de 1887. De cuna humilde el pequeño Francisco siempre tuvo, y manifestó, sus inquietudes religiosas.Su nombre se debe a la devoción que sentía su madre por San Francisco de Asís.
Cuando fue creciendo tenía la duda del camino a seguir, se debatía entre el camino religioso o el de la ayuda en su necesitado hogar, así tuvo la primera de sus visiones de su vida, él la describía así: “vio a su lado a un hombre majestuoso de rara belleza, esplendoroso como el sol y me dijo: Ven conmigo, porque te conviene combatir como un valeroso guerrero».
Francisco Forgione (posteriormente conocido como Padre Pío de Pietrelcina) siguió a aquel bello ser que lo llevó “por un campo donde parecían esperarlo dos grandes grupos de hombres: unos vestidos de blanco y con el rostro muy hermoso, y otros horribles, vestidos de negro“.
Francisco tenía 16 años ruega: «Anito, entra con confianza en la lucha, avanza con valentía que yo estaré junto a ti: yo te ayudaré y no permitiré que él te abata» y resultó victorioso de aquel combate. Sus propios vecinos decían de él que tenía visiones demoníacas… Sin embargo Francisco Forgione parecía sostener una lucha más importante.
El padre Pío pasaría a la Historia por su tremenda humanidad, sacrifico hacía el prójimo, sencillez, obediencia y también por ser protagonista principal de una serie de hechos inexplicables como la aparición de estigmas en su cuerpo, la capacidad de bilocarse, su capacidad de curar, leer el pensamiento y profetizar…
En 1903 entra en el convento de Morcone como novicio, siendo el maestro de novicios era el padre Tommaso da Monte Sant’Angelo, según el propio padre Pío era “un poco severo pero con un corazón de oro, muy bueno, comprensivo y lleno de caridad con los novicios”.
El 22 de Enero de 1904 abraza los votos temporales y el 25 de ese mismo mes se traslada al convento de Sant’Elia para seguir con sus estudios. En este lugar se produce su primera bilocación cuando se manifiesta en el nacimiento de su hija espiritual: Giovanna Rizzani, en Udine.
En 1907, el 27 de Enero, toma los votos y se marcha al convento de Serracapriola, aquí –debido al clima- enferma y es enviado a recuperarse a su localidad natal, a Pietrelcina. Es el 1908 cuando llega destinado al convento de Montefusco donde se le encomienda ser portero, lector, exorcista, acólito y subdiaconado.
El 10 de Agosto de 1910 es ordenado sacerdote en la catedral de Benavento y comienza a recibir los estigmas manifestándosele ante todo su pueblo… En 1916 es enviado al convento de San Giovanni Rotondo donde permanecerá hasta su muerte. En la Primera Guerra Mundial sirve en el cuerpo médico italiano (1917-1918).
Para muchos estudiosos de las profecías del padre Pío esta última sería su gran profecía en la que estaría describiendo los últimos días de la Humanidad, un posible Apocalipsis, un posible “Fin del Mundo”, “Fin de los Tiempos”… Lo describía con crudeza pero también desde una vertiente piadosa, de recogimiento, de fe… Pero no da pistas del motivo que causará esa tremenda desolación en nuestro planeta.
Otros estudiosos no hablan tanto de un “Fin del Mundo” sino de un periodo oscuro dentro del sistema de creencias de la Humanidad en nuestro tiempo, tal vez sea ya una realidad pues cada vez son más las personas que se manifiestan al margen de cualquier credo religioso y viven más dentro de un mundo ajeno a valores en los que parece que la vida y la muerte juegan una cainita partida con las personas como peones del mismo.
Tal vez sea un tiempo de descreimiento un fin de los sistemas de creencias o un “nuevo horizonte” para aquellos que se han alejado de planteamientos religiosos clásicos. Todo ello, por supuesto, desde una vertiente religiosa.
La tercera interpretación gira en torno a un planteamiento filosófico, casi metafórico, que realiza el propio padre Pío en esa última predicción de cara al futuro. Sin embargo parece evidente que habla de terremotos (temblores de tierra), de la cólera divina, del aire envenenado… Parece lo suficientemente explícito como para pensar que no fue una metáfora escrita o verbalizada por el padre Pío.
En suma se trata del mensaje profético del padre Pío, que en vida dio muestras de su sabiduría y don. ¿Se cumplirá? No lo sabemos, el Tiempo nuevamente es el que dictaminará sobre estos mensajes, acertados o no, del padre Pío. Pero si hemos de juzgarlo por sus actos pasados –y acierto pasados- habremos de esperar que estas profecías se hagan realidad más tarde o más temprano…