España tiene muchos lugares aterradores y que tienen, además, la fama de estar encantados, lugares donde se manifiesta lo paranormal y donde, en ocasiones, los testimonios que surgen son realmente estremecedores.
Uno de esos lugares encantados de España está en Valladolid y destaca por los fenómenos paranormales que han tenido lugar en su interior. Fenómenos paranormales que incluyen la grabación de psicofonías así como la visualización de sombras y otros fenómenos que carecen de explicación.
Nuestro destino se encuentra en el antiguo Sanatorio de Viana, en la localidad de Boecillo, que lleva más de tres décadas abandonado, en el olvido pero que, puede, en su interior haya algo más que la soledad. Se cuentan todo tipo de historias misteriosas dentro del mismo y que tienen que ver con las almas de los pacientes que allí estarían aun atrapadas.
Historia del sanatorio de Viana
Psicofonías, fantasmas, luces extrañas, todo ello en un hospital que, antaño, fue un centro para tuberculosos. Su actividad comenzó en los años 50 del pasado siglo XX, sobre todo para tratar la enfermedad en una época en la que no se tenía un conocimiento médico extenso sobre ella pero que, en años venideros, iba a cambiar todo.
La enfermedad era considerada grave y con incidencia en los pacientes por lo que se les trasladaba a un espacio apartado como era este -que erróneamente se atribuye estar en el término de Viana de Cega-. Allí los afectados trataban de curarse de esta afección y permanecían, en muchos casos, esperando la muerte.
Poco tiempo estuvo activo el mismo pues apenas entrada la década de los 60, concretamente en 1963, queda cerrada y se trasladan los pacientes a Salamanca a otro centro análogo. Jamás volvió a funcionar como centro sanitario quedando abandonado.
Se trató de hacer de este un centro a asistencia para personas discapacitadas pero tampoco se logro que funcionara más allá de unos años y ocupando las plantas inferiores del mismo. También abandonaron el lugar.
Testimonios y experiencias inexplicables en Cega
En la actualidad se puede acceder a él sin ningún problema y es la circunstancia por las que muchas personas amantes del misterio penetran en sus estancias y caminan por sus pasillos y habitaciones haciendo diferentes pruebas. Uno de ellos es Joaquín Álvarez, que nos narraba su experiencia: «Fuimos allí un grupo de amigos para explorar aquello y tratar de grabar algo. Al principio todo fue muy bien, muy tranquilo. Aquello está hecho polvo y nos pusimos en una habitación que estaba en mejor estado en la segunda planta. Allí pues hicimos lo típico. Preguntar y esperar a registrar algo. Pero lo que nos asustó fue que en una de esas preguntas de «¿Cómo te llamas?» algo respondió: «Juan», pero fue algo que escuchamos perfectamente. Entonces vimos pasar una silueta por la puerta donde estábamos y cuando nos asomamos lo único que vimos fue una sombra que se alejaba y mucho frío, era como si allí la temperatura bajara varios grados».
En otro momento decía: «Aquí mi abuelo me dijo que también había una parte para tuberculosos con problemas mentales, realmente es que había locos que tenían tuberculosis, y estaban mucho tiempo sedados o en habitaciones especiales. Buscamos una que me dijo mi abuelo en la primera planta y, más o menos, dimos con ella. Entonces hicimos otra prueba. Marcos dijo: «Si estás aquí… ¿Te podemos sentir o ver?» y entonces se comenzaron a sentir como puñetazos en el tabique, con mucha violencia. Era como si alguien incontrolable pegara y pegara en aquella pared».
«Mi abuelo trabajó aquí desde el 55 hasta poco antes de cerrar en el 63, me dijo que aquí podía haber 200 o 300 enfermos y que se procuraba tener entretenida a la gente. Por eso cuando fuimos a hacer pruebas a una zona más espaciosa nos pareció sentir a alguien reír, eso nos impresionó mucho. También había una parte dedicada a la morgue, pero allí no bajamos por que ya estaba siendo todo demasiado movido».
Los pacientes de este centro, en 1963, fueron repartidos entre otros centros de Salamanca, Burgos, Segovia y Madrid; a otros se les dio el alto y otros la pidieron. La plantilla de empleados era de 57 trabajadores donde también se les trató de ubicar en otros centros sanitarios: «es el caso de mi abuelo que se olió el cierre y se fue a Burgos«.
«Tengo un amigo que estuvo aquí investigando y me dijo que se les apareció una monja«, algo que cuadraría con la presencia de las Hijas de María Santísima del Huerto que ejercieron una labor sanitaria y piadosa en el centro.
La Asociación Asprona ocupó el centro hasta 1974 como parte de las instalaciones de educación espacial hasta que quedó abandonado al amparo de lo que quiera que more en su interior.