Los hospitales son lugares donde, habitualmente, se producen hechos extraños aunque, por la naturaleza del sitio, por ese contacto vida-muerte y por la paz del paciente, suelen ser poco divulgados aunque, ocasionalmente, surgen caso que son realmente impresionantes.
Experiencia inexplicable
El caso que les quiero contar es relativamente reciente. Vía correo electrónico Juan Miguel C. contacta conmigo y me indica que ha tenido una experiencia «muy fuerte» en el hospital y que necesitaba hablarlo alguien. «No lo vas a creer» remataba aquella nota. Le di mi teléfono y recibí una llamada con el teléfono oculto, no suelo atender este tipo de llamadas pero, en esa ocasión y esperando otra llamada desde un edificio público, me decidí a responder. Cuando contesté era mi testigo al que, con mucho nerviosismo, me decía: «mira, esto me ha ocurrido hace unos días, no hace más, y por eso estamos aun tratando de buscar una explicación«. Le pedí que me detallara que le ocurrió pues aún no me había enterado de ello.
«Mira, mi padre ha estado unos días ingresado en el hospital, en el «Puerta del Mar», allí pues he estado yo con él y siendo hijo único y estando mi madre también muy mayor pues me las he apañado como he podido. Mi padre ha estado muy malito y, la verdad, que temimos lo peor. Pasados los peores momentos, una noche tuvo una recaída y tuvieron que llamar al médico y, bueno, salvaron la situación. La cosa es que a media noche llamaron a la puerta y se abrió, apareció una mujer que vestía como una monja pero iba entero de blanco. Ella dio las buenas noches, era madura pero no vieja, pelo negro, de un metro sesenta y cinco o así, se dirigió a mi padre, aunque en la habitación, la verdad, estaba él sólo. Bueno, la cosa es que estuvo viendo los aparatos y le hablaba con mucha confianza, Antonio para arriba, Antonio para abajo. Cuando acabó se dirigió a mí y me dijo: «Puede estar tranquilo, su padre se va a recuperar, va a estar bien muy pronto, cálmese y vaya a la capilla a dar gracias» y se fue. Yo me quedé muy sorprendido y le pregunté a mi padre si la conocía y él me dijo que era la primera vez que veía a aquella mujer y bueno, con la sorpresa nos quedamos más tranquilos aunque yo, sinceramente, intrigado» decía mi testigo.
Indagaciones sobre aquella «monja» de nadie
«Más tarde pasó una enfermera que entró para ver si todo está bien, y yo, con disimulo, le dije que si había monjas en el edificio. Ella me dijo que no, que no había. Por la cara que estaba yo poniendo y la que ponía ella estoy seguro que me leyó el pensamiento y sabía por dónde iba pero los dos guardamos silencio. Cuando se fue yo me quedé con el móvil bicheando internet y busqué sobre el hospital, a mi estas cosas me dan mucho respeto y me encontré con una historia, o una leyenda, que se cuenta de este sitio y de hechos ocurridos a otras personas que se han encontrado con una monja de blanco aquí mismo o en los pasillo o en el hospital, y era por eso por lo que te he escrito» finalizaba narrándome esa experiencia.
Evidentemente yo no tengo respuestas para explicar lo sucedido ni la razón por la que los eligió a ellos, sólo que el hospital tiene una amplia trayectoria en cuanto a fenómenos extraños y que, de alguna forma, son muchas las vivencias en su interior así como la famosa leyenda de la monja -primero- y enfermera -después- que dejó su huella energética en el lugar cargándolo con su presencia que, algunos, llaman fantasma.