Regreso e investigación paranormal en el poblado abandonado del Torbiscal

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Uno de los lugares en los que parece que se ha congelado el tiempo es El Torbiscal, en la provincia de Sevilla, cerca de Utrera y camino a la localidad de Las Cabezas de San Juan, en las proximidades donde se unen la carretera nacional IV que lleva a la provincia de Cádiz. Allí, en un punto del árido campo andaluz se encuentra nuestro destino.

Se trata de una aldea abandonada, una aldea fantasmas que pertenecía a una enorme explotación agropecuaria con más de 2800 Ha, la mayor parte de ellas dedicada al regadío. Un poblado en el que se puede encontrar de todo, desde calles con casa, tienda, teatro, escuela, consultorio médico o la iglesia con su espadaña.

Más de cien familias trabajaban en su interior y llegó a tener a 500 personas trabajando, eran los años 50 del pasado siglo XX, años duros donde la mano de obra era requerida en este tipo de explotaciones allá donde era parte de un importante sector productivo.

Se han realizado diferentes investigaciones en este lugar pues, en su interior, se habla de apariciones espectrales y de la grabación de sonidos que podrían ser identificados con psicofonías. En estos últimos años han sido muchas las incursiones en su interior con diferentes resultados.

Testimonios

Vuelve a la actualidad del mundo del misterio por la experiencia de cuatro jóvenes que fueron a investigar lo que allí ocurría: «Somos de un pueblo cercano y decidimos ir a echar un vistazo. Allí no había nadie y entramos con facilidad. Estuvimos por las calles y Antonio nos dijo de hacer unas pruebas de grabación en la parte del teatro que, según nos explicó, era la más activa. Nos fuimos allí y, en silencio, nos pusimos con las grabadoras. La cosa es que cuando llevábamos allí diez minutos se comenzó a sentir pasos por el entarimado, pasos muy cercanos. Nos quedamos mirándonos sin comprender bien. Entonces notamos como la temperatura bajaba muchísimo y como desde la parte del escenario se escuchó una voz que dijo: «Iros ya», mira, nos faltó tiempo apara echar a correr».

Citado con este grupo de jóvenes me propusieron acompañarlos a El Torbiscal, ese regreso siempre supone un buen momento para grabar y captar audios, vídeos, que puedan ser interesantes. En esta nueva visita al lugar el silencio se apodera de las calles, apenas se escucha el rumor del viento pero, en esa investigación, pudimos vivir algo que si resultó significativo: una extraña silueta que no estaba provocada por nadie y que vimos proyectada sobre una pared como si alguien caminara hacia el antiguo dispensario. ¿Qué era aquello?

Nos dirigimos a él y en su interior grabamos varios audios interesantes que decían «Salir» o «Vete», como si nuestra presencia no gustara a aquellos que allí moran.

Más experiencias

Otra experiencia extraña fue un intenso olor a una fragancia, como a colonia añeja que, obviamente, no pertenecían a las escasas flores –nulas- de aquel entorno o que se correspondiera con algunos de los integrantes de aquella investigación.

Igualmente llamativa fue una psicofonía que se pudo obtener en la grabadora de mi buen amigo Carlos Moreno y que se escuchaba, perfectamente, el tañer de una inexistente campana pues la iglesia de este lugar hace mucho tiempo que dejó de estar en uso y, hoy día, no es más que un vestigio de lo fue y de los fieles que acogió en su interior.

No dio tiempo a más, habían pasado casi 4 horas de nuestra llegada y la prudencia aconsejaba marcharnos no sin antes mirar atrás y poder contemplar, de nuevo, un lugar fantasma y encantado como es El Torbiscal.