Yenún, los espíritus o demonios, en el norte de África

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Ceuta y Melilla guardan en su tradición un misterio que, mitad belleza, mitad misterio y miedo, no deja de ser realmente inquietante porque es algo que ha pasado por tradición de generación en generación. Aunque es cierto que no existe una clara definición del mismo, queremos tenerlo aquí presente para que el lector que no sea de la zona, pueda comprobar que no deja de ser misterioso.

Nos referimos a los Yenún, un término con el que se definen una especie de espíritus (demonios en muchos casos), mitad hombre mitad animal, que sólo son visibles las noches de los viernes.

Se cree que fueron creados por Dios (Alá) en este día, que fue en el que descansó de la creación del mundo, justo antes de la oración de la tarde. Un yin al que, por falta de tiempo, le dio el aspecto antes descrito. Pueden ser animales de compañía del hombre, no siendo perceptible por este que se trata en realidad de un diablo, y aunque no pude matar, si puede transmitir enfermedades con dolencias horribles.

Durante su tiempo libre, se retiran a lugares sucios y lúgubres, y aunque pueden ser buenos o malos, el hombre por norma general no se fía de ninguno, ya que no se sabe bien con las intenciones que pueden venir.

El popular escritor y periodista J.J. Benítez habla de ellos de esta forma: «Eran criaturas parecidas a niños, con vestiduras brillantes. Pues bien, la beduina y su prole cubrieron la distancia (alrededor de 75 kilómetros) en menos de una hora, algo impensable cuando se viaja a pie. La mujer no supo explicar cómo había llegado. Al poco enloqueció. Y otro tanto le sucedió a un tuareg de Al Awaynat, al norte de la ciudad de Ghat. Aquel hombre, que se dirigía a caballo por el desierto, fue arrebatado por los yenún. Apareció en Germa, a 350 kilómetros del punto donde fue tomado. El caballo presentaba quemaduras en el cuello y pecho. Murió a los pocos días. Pero quizá la criatura más temida entre los tuaregs es un yin al que llaman soul (alma) un ser con cuerpo de serpiente y cabeza humana, que desciende a tierra durante las lluvias y que bebe la sangre de hombres y animales. Naturalmente, a pesar de la negativa de los tuaregs me propuse subir a lo alto de aquella montaña de los yenún».

Sólo existe un tipo de persona que, por los conocimientos mágicos que poseen, pueden invocar y dominar a estos espíritus, los Yenún, y como no podía ser menos, les vamos a ofrecer la invocación con el que, entre otros ritos donde podemos encontrarnos grandes conocimientos de la magia alquímica, por la transformación de los elementos de la naturaleza que realizan con gran destreza y especiales habilidades, estos magos realizan el ritual para pedir sus favores o mantenerlos alejados de sus cercanías:

-Aithbab umxam (dueños del lugar).
-Aithbab uj-jám (dueños de la casa), o bien…
-Aradya uj-jám (dueñas de la casa).

Llegados a este momento, y luego de unos rezos, pueden ya pedir así los favores de estos espíritus encarnados.