El Cádiz CF ha sumado un punto de esos que se dicen labrado a fuego, como si fuera el programa de televisión de fabricar espadas. Porque el ejercicio de supervivencia que han demostrado los amarillos (hoy de azul) para mantener el empate han sido tremendo.
Un ejercicio de supervivencia contra todo. Porque más allá de lo futbolístico, lo del árbitro de hoy es una actuación de esas que merecen meterlo en la nevera una temporada. Y la incomparecencia del VAR, para analizarla. Además, en frente ha tenido a un Almería que está lanzado y que ha empujado y dominado la mayor parte del choque.
Pero lo de Cid Camacho merece más que ese comentario. Porque si ese colegiado tiene nivel para estar en segunda, así está el arbitraje español. Ha sido malo para los dos (la amarilla a Pozo por chocar contra Matos después de un forcejeo con Kovacevic es de haber visto fútbol en la play y poco más), ha visto unas manos solo él (la desesperación de Álex mostraba el fallo en la decisión) pero es que ha dejado acciones con jugadores con golpes en la cabeza sin ni siquiera mirarlos.
Tratando de olvidar lo que ha marcado y desequilibrado el partido (o mejor dicho, equilibrado el marcador y desequilibrado el número de contendientes), el espíritu y la capacidad de resistencia de este Cádiz invitan a pensar que este equipo debe salir de los puestos bajos. De momento, el descenso lo sigue teniendo a un punto tras empatar el Eldense en Santander un partido que perdía 2-0. Pero la mejoría competitiva de este Cádiz desde la llegada del nuevo entrenador parece evidente.
Garitano presentó ante su ex equipo un once casi con lo que tenía y con alguna sorpresa. Como la entrada de Diakité dando descanso a Kouamé, que había acumulado bastantes minutos en los dos últimos minutos, dando entrada a Diakité. O que logrará encajar en el once a Ontiveros y Brian Ocampos, pese a lo que dejó entrever en la previa del Burgos de las dificultades de que jugarán juntos de inicio. Pero probablemente, la mayor sopresa fue la titularidad de Roger, otra vez, dejando a Carlos Fernández y a Chris Ramos en el banquillo.
A los 9 minutos, Luis Suárez dio el primer aviso, pero su cabezazo encontró una sensacional respuesta de David Gil. Una acción sobre la que quedará la duda de si hubiese acabado en gol el VAR le hubiera anulado el tanto al Almería por una clara falta previa de Melero a Ontiveros como ocurrió, al revés, hace dos campañas con un golazo de Ocampo tras un pisotón previa un minuto antes de Fali.
Fue le principio de un tramo de control casi apabullante del Almería, que se acercaba a las inmediaciones del área cadista, pero no encontraba la forma de crear peligro. No es que no rematara, el equipo indálico, es que el Cádiz no concedía ni siquiera un saque de esquina. Los amarillos no sufrían, pero perdían demasiado rápido el balón. Una de las caranecias (otra más) que le han llevado a la zona baja de la tabla: su incapacidad de dar más de tres pases seguidos con cierta fluidez y asiduidad.
Y precisamente de lo contrario llegó la acción que marcó el choque en el minuto 25. Brian recuperó sin una excesiva presión (por su parte) y en un casi tres para tres se la puso a Ontiveros en el área. El balón le quedo algo larga y a la izquierda al malagueño, que remató fuera. Pero en la presión inicial a Melero, Roger sufrió un golpe que le obligó a ser sustituído por Chris Ramos.
La acción fue casi más un aviso para el Cádiz que para los locales y los amarillos comenzaron, al menos, a darle réplica en ataque a los locales. Los almeriensen, lógicamente, tenían a Luis Suárez como principal peligro al que Fali no terminaba de encontrar la forma de evitar que se generara situaciones para rematar. Por allí llegaban la mayoría de acciones que tenían cierto marchamo de peligro.
Pero el Cádiz había aprendido el camino. Y lo repitió de memoria. Matos cerca de su área dánsela de primeras a Brian Ocampo que condujo hasta la otra ftontal. Chris Ramos le abrió camino con un desmarque en diagonal y el uruguayo leyó el dos contra tres para dejar solo a Ontiveros que, cuando podía dársela a un Chris Ramos solo en el área pequeña, la puso en la escuadra.
El gol del mejor jugador del Cádiz de largo (probablemente el mejor de las dos últimas campañas, al menos) sirvió para ver una especie de bronca de Iza y para nada más, porque tras el gol no se vio nada más en el primer acto pese a los tres minutos de añadido.
En la reanudación el aviso del Almería llegó muy pronto. Antes del segundo minuto de juego de nuevo Luis Suárez remató tras controlar en el área y deshacerse de dos defensas. Cuarto remate sin marcar de un jugador que, hasta este encuentro, convertía en gol uno de cada dos remates.
Casi sin solución de continuidad, Ontiveros dejó solo a Ocampo en una autopista hacia Maximiliano que al uruguayo se le hizo demasiado larga. El extremo fue quedándose sin opciones y remató sin apenas peligro cuando había llegado hasta la frontal del área pequeña solo.
Y antes del cuarto de hora llegó otra que va a quedar en los anales de la historia de las decisiones del VAR. Y contra el Cádiz. Una falta rara de Ontiveros (parece que resbala pero va a destiempo) golpea en el cogote de Álex Fernández, al que incluso le mueve la cabeza del golpeo. Sin embargo, el madrileño había saltado con el codo muy arriba y el árbitro vio (¿?) que le daba en la mano. Solo lo vio él, porque en ninguna de las repeticiones se veía claramente. Y el VAR no se atrevió a rechistar. Mucha curiosidad por escuchar esa conversación si se hace pública.
Habría que escuchar, por cierto, a Real Madrid TV si se lo hubieran señalado al equipo merengue. El Cádiz CF titula la crónica de su web con un elegante "Competido punto en Almería". Las redes echan humo.
@Cadiz_CF sube el vídeo del penalti fantasma!!! pic.twitter.com/15xSrzzUVk
— 🍍Ismael🍍 (@IsmaelSelma95) December 22, 2024
🖥️💥 Cruce de cables del VAR en el Almería - Cádiz.
👉🏻 Álex Fernández desvía el balón únicamente con la cabeza.
❌ NO ES PENALTI.
▪️ La posición del balón en la toma elegida hace imposible que contacte con el brazo, de lo contrario, estaría próximo al codo. pic.twitter.com/P6D1nAtVjW
— Archivo VAR (@ArchivoVAR) December 22, 2024
Lo cierto es que Luis Suárez transformó (de nuevo David Gil adivinó el lado al que iría el lanzamiento y casi lo desvía) para empatar el choque. El Garitano cambió su plan de inmediato y antes de sacar de centro el Cádiz pasaba a jugar con tres centrales. Era el primer paso en el ejercicio absoluto de resistencia en el que se convertiría el resto del choque cuando el Cádiz se volvió a quedar con un hombre menos. En una acción que no parece para segunda amarilla, Ontiveros (que probablemente debería haber ido con más prudencia teniendo ya una amarilla) sí la vio y al equipo cadista ya solo le quedó encomendarse a defenderse como fuera.
Garitano incluso sacó a Glauder en los compases finales para ganar centímetros antes el previsible arreón final local y a Koaumé para aportar piernas y oxígeno a la hora de tapar huecos en la medular. Lógicamente, a esas alturas, el Cádiz CF dimitió del atacar y se centró en defenderse y tratar de atar ese punto que puede suponer tanto.
A eso se encomendaron los amarillos y más allá del lógico sufrimiento de jugar con un hombre menos, de hacerlo ante un equipo que venía lanzado (lleva doce partidos sin perder) y de ver cómo el árbitro te ha birlado la ventaja en el marcador y te ha dejado con diez de una manera que a otro equipo seguramente no se lo hubieran hecho, los de Garitano se defendieron bien. El Almería, lógicamente, atacó con todo, pero no consiguieron generar más que sensación de peligro, más por acumulación de jugadores que por ocasiones reales.
En la última del colegiado, después de dar seis de añadido permitió que el Almería sacara de banda en su campo en el minuto 96 y botara en el 97 el saque de esquina en el que acabó esa jugada antes de pitar el final en el 97:30. Un final que le da a los de Garitano un premio que se puede antojar corto por cómo iba el partido hasta ese penalti y que quizas sobre las estadísticas se le pueda encontrar más justicia.
Pero sobre todo un punto que le permite al Cádiz sumar tres partidos sin perder, cerrar la primera vuelta fuera del descenso y ganar confianza y paciencia para tratar de seguir creciendo. Y ahora llegan tres semanas de parón para que Garitano y su cuerpo técnico apuntalen conceptos y su filosofía.