El Nuevo Mirandilla vivirá esta tarde otro capítulo del enfrentamiento directiva-afición del Cádiz CF

La decisión de la directiva de prohibir bombos y megafonía a Brigadas Amarillas genera un nuevo enfrentamiento con la afición cadista que hace un llamamiento para no ocupar la localidad hasta el minuto 15 de juego

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Afición del Cádiz contra Osasuna.
Esta imagen no se podrá ver esta tarde en el Fondo Sur del Nuevo Mirandilla. Foto: Cádiz CF

Cuando parecía que todo comenzaba a calmarse en torno al Cádiz, la directiva del Cádiz CF decidió ayer reventar esa vía de regreso a la normalidad. La prohibición de la directiva a que Brigadas Amarillas pueda introducir bombos, megafonía y otros elementos de animación esta tarde contra el CD Tenerife todo ha vuelto a explotar.

De los creadores de pido el cambio de nombre cuando ya parecía olvidado ese debate, mando burofax a gente crítica con mi gestión, dejo tirado al Ayuntamiento (y a la ciudad) en la presentación de un trofeo que me pagan 57.000 euros por organizar y me llevo 51 días sin cerrar una incorporación ahora llega prohíbo nada que sirva para animar a mi equipo. Incomprensible.

Tras la prohibición Brigadas Amarillas anunció que no ocupará su lugar en el Fondo Sur hasta el minuto 15. Desde entonces, diversos colectivos y peñas cadistas han mostrado su apoyo al grupo de animación más veterano del club y han llamado a la afición a secundar esta protesta. De nuevo, el choque se presenta calentito.

El partido, que ya tenía gran importancia en lo deportivo, adquiere ahora una tensión añadida en ese surrealista pulso que el dúo Vizcaíno-Contreras (presidente y vicepresidente del Cádiz CF) están empeñados en mantener con la afición, de la que otrora se les llenaba la boca de decir que era el principal patrimonio del club. Ahora, igual, ese patrimonio ya es otro.

La consigna de los que llaman a la protesta esta tarde es clara: permanecer en los vomitorios del Nuevo Mirandilla durante los primeros 15 minutos de juego, mostrando el rechazo a esta última decisión del club, la última (o penúltima) en la incomprensible huida hacia delante que emprendió hace un mes. De nuevo, el Cádiz CF se enfrenta a un partido calentito» no solo en el césped, sino también en las gradas, donde el malestar de la afición se hace cada vez más evidente.

La medida adoptada por la directiva del Cádiz CF, encabezada por Manuel Vizcaíno y Rafael Contreras, supone nuevo acto de desprecio hacia la afición y de suficiencia de los gestores cadista. La decisión de prohibir los bombos y otros elementos de animación a Brigadas Amarillas dicen desde el colectivo del Fondo Sur que es por las protestas del primer encuentro de liga. No sería la primera vez que Manuel Vizcaíno le toma la matrícula a alguien y se la acaba cobrando, al más puro estilo mediocentro canchero sudamericano. Pero ahora, desde hace un mes, parece que está midiendo mal.

Esta decisión, en el momento que llega y con los antecedentes del último mes, ha sido la gota que colma el vaso para una parte de la afición. Es casi un acto caciquil, más propio de un niño pequeño que de una directiva profesional. Recuerda aquello del balón es mío y me lo llevo si me dices algo. Pues algo así. Incomprensible.

A lo largo del día, se podrá ir comprobando en las redes sociales si aumenta este apoyo a las protestas y a las críticas a la gestión de Vizcaíno y Contreras. Lo que será sin duda un hecho inusual será ver parte de las gradas vacías durante el primer cuarto de hora de juego y, tras el subidón en la reentrada de esa parte de la afición, un Nuevo Mirandilla más callado que en otras ocasiones. Mientras la cosa no vaya a peor, al menos.