La crónica de Vera Luque del Cádiz CF-Atlético de Madrid: ‘Pa’ metamorfosis, la nuestra

Y es que es salir un Vía Crucis, y volvernos el Milán de Sacchi. El viernes, jornada 1 de nuestra liga de 10 partidos. Quién dijo mieo

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Koauamé conduce el balón ante la llegada de Llorente en el Cádiz CF-Atlético de Madrid. Foto: Cádiz CF.

Y es que Kafka se quedó corto. No me quise meter a escribir nada del subidón causado por la fiebre del sabado tarde hasta que no se pasara el trance del Madrid-Celta. Durante 24 horas, quizás la más largas de mi vida, Florentino fue mi pastor y Vinicius su profeta. Oraciones a Don Santiago y proclamas promerengonas por tal de que el domingo por la noche anduviéramos a solo dos puntitos de la salvación. Y así fue, incluyendo de regalo un saquito de goles en contra para los gallegos, que nunca vienen mal por aquello de los empates a puntos. Imaginen que después del orgasmo del día de antes, el Celta manga en Chamartín. Bajonazo considerable nos hubiéramos comido.

Afortunadamente todo fue por su camino, y aquí nos tienen, en nuestra liga de todos los años: una liga de 10 partidos en la cual tenemos que sacarle 3 puntos al Celta. No parece misión imposible, ni siquiera podría catalogarse de milagro. La metamorfosis primaveral, ya todo un clásico cadista, llegó. En nada, otra vueltecita de los uruguayos y argentinos por Enrique para comprar un bombo al estilo barra brava, papelillos en el césped, y comunión equipo-afición para volver a sacar esto palante a base de miocardios mortificados.

La pregunta es… ¿Y por qué tenemos que llegar a eso? ¿Qué ha pasado en la mayoría de los 23 últimos partidos para que Kouamé no fuera titular indiscutible? ¿Por qué en toda la temporada nunca han ido cinco tíos a presionar al que lleva la pelota como lo hicieron el sábado? ¿Quién tenía que cambiarle las pilas a la báscula del vestuario y no lo hizo hasta hace dos semanas? Pregunto… Porque parece que éstos señores saben jugar a eso de darle a la pelotita con el pie, y nos han tenido engañados el medio año que no le han ganado ni a la Arandina.

A la vista está el primer gol donde nos marcamos un jugadón digno de niño rata a los mandos de la Play. La euforia, el abrazo colectivo, la expulsión de demonios al aire tras semejante obra de arte colectiva eclipsó el enredo mental de una grada que ya en frío se pregunta si en verdad esto será la mejoría del moribundo, o si realmente hemos desperdiciado partidos y partidos, que de haberlos encarado con la mentalidad esta, seguramente hoy en día estaríamos disfrutando de un placentero cuarto viaje consecutivo por la División de honor del fútbol español.

Para colmo, el disfrute en esta ocasión se torna doble, cuando lo hacemos frente a un equipo con el que históricamente podemos empatizar por aquello de “El pupas” (Cádiz y Atlético Madrid, buenos dos que se han juntao…cantaban Los Voltereta), pero que en la actualidad están llegando a caer peor que sus vecinos de blanco. El simeonismo tiene fecha de caducidad, y daba entre rabia y pena, que el millonario y mesetario club robara macarrónicamente tiempo al juego porque a su central se le salió una bota con el cero a cero en el marcador y apenas con un cuarto de hora de partido.

Ese tipo de cancherismo impostado, propio del ex y al mismo tiempo futuro alopécico entrenador argentino, ya no cuela, ni siquiera a su propia afición y a esos medios de comunicación que tanto se esmeran en resaltar la derrota colchonera, obviando por supuesto, la identidad del equipo ganador del envite, uséase nohotro, por aquello de que el mundo se divide en dos: Madrid y la periferia de Madrid. Pues aquí los provincianos despacharon al equipo Champions con todas las de la ley. Que no nos pierdan de vista que llega nuestro momento: la primavera trompetera. Y es que es salir un Vía Crucis, y volvernos el Milán de Sacchi. El viernes, jornada 1 de nuestra liga de 10 partidos. Quién dijo mieo.