La crónica de Vera Luque del Cádiz CF-UD Las Palmas: Epitafio prediseñado

Los últimos diez minutos son la sinopsis de la temporada: equipo sin orden, sin plan de emergencia, con Juanmi haciendo de cierre , ese balón en el desconcierto total como si fuera la bola loca, y ese entrenador, o entrerrador si juegan un poco a cambiar letras, enlutado desde que llegó y mirando desde la banda como la anarquía reinante era la puntilla que certificaba el hundimiento a la división de plata

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Jugadores del Cádiz tras consumarse el descenso del equipo amarillo ante Las Palmas. Foto: Eulogio García.

Como una ignominiosa bajada de telón, los últimos 10 minutos del Cádiz con esperanzas de permanencia en Primera División fueron un continuo esperpento y la perfecta sinopsis del porqué estamos donde estamos. Morfina para los dolores que en ese momento el escudo nos estaba provocando en el pecho. Un descenso anestesiado en sus últimos momentos, donde la tragedia se sustituyó por lo elocuente de la situación. Ver a falta de diez minutos a ese equipo sin orden, sin plan de emergencia, con Juanmi haciendo de cierre en un contragolpe canario, ese balón en el desconcierto total como si fuera la bola loca, y ese entrenador, o entrerrador si juegan un poco a cambiar letras, enlutado desde que llegó y mirando desde la banda como la anarquía reinante era la puntilla que certificaba el hundimiento a la división de plata.

Entrerrador (palabro que vienen ni que pintao) que llegó con tiempo suficiente para no haber llegado a esta situación, con cuatro enfrentamientos directos por el camino y a un puntito de la salvación, pero cuya labor ha servido de reacción a todos los demás equipos, menos al que llegó de inquilino banquillero. Un fracaso en toda regla del propio míster, y sobre todo, de los que lo trajeron como tercera, cuarta o quien sabe si quinta opción.

Aparte de ello, la salvación de los últimos años vino marcada porque en rnero se le daba un meneo curioso a la plantilla. Así en 2022 llegaron los Alcaraz, San Emeterio, Idrisssi, Luis Hernández, San Lucas Pérez… y en 2023 fueron los Escalante, Martí, Guardiola, Chris…Todos ellos protagonistas y responsables del cambio de rumbo y salvación correspondiente. Este año sólo Juanmi aportó algo de reacción. Ousou ha venido para cubrir las lesiones de Hernández o Mere, más como vehículo de sustitución que como reactivo, y Diadié aportó un “uy” el día del Barcelona y mucho calentamiento en la banda.

Un entrerrador sin capacidad de pegar un volantazo en la plantilla, que vino de un día para otro, jet-lag incluido, y se encontró con los mismos recursos humanos que llevaban 20 partidos sin ganar. El resultado ahí lo tienen: no sólo el equipo no remontó, sino que se instaló cómodamente en ese puesto 18 con un contrato vitalicio hasta la última jornada. Se veía de vení.

Todo esto denota que cierto área del club funciona regulinchi, y esto es el área deportiva. El resto de la entidad debe ir de categoría con tanto proyecto faraónico y tanta Inteligencia Artificial, “Magico” González en dibujitos animados, incluido. Pero lo que es lo deportivo… cartón del dos. Se da la circunstancia de que el Cádiz es un club de fútbol, creado para eso de jugar a lo de la pelotita con los pies, y que se sobreentiende, se deduce, se da por hecho, que el éxito deportivo es el objetivo número uno desde el recogepelotas al presidente.

Pero parece que a medida que se va subiendo por el organigrama de la entidad, ese objetivo deportivo se va arrinconando para darle sitio al objetivo financiero, inmobiliario, empresarial o como quieran llamarlo. Observen si no, cómo se refleja el organigrama de la entidad en la web oficial del club: en un esquema ramificado de ventitantos cuadritos con sus respectivas flechitas al uso, sólo uno de esos cuadritos dice “Área deportiva”, arrinconado a un ladito, sin que estorbe mucho al resto del árbol organizativo que contiene titulitos como “Controller” (el americano), “Patrocinio Marketing”, “Tecnología Datos”, etc…

Podría ser perfectamente el organigrama de una Consultora Internacional de Finanzas, que ahí, como actividad complementaria, en un sitito apartadillo, tiene un área dedicada al deporte, consistente por ejemplo, en un equipo de piragüismo o en una liguita de pádel para los accionistas.

Si usted tiene interés por saber cómo está organizada la entidad, ésta es la información que se le ofrece. Podría ser perfectamente el organigrama de una Consultora Internacional de Finanzas, que ahí, como actividad complementaria, en un sitito apartadillo, tiene un área dedicada al deporte, consistente por ejemplo, en un equipo de piragüismo o en una liguita de pádel para los accionistas. Así se ve desde fuera la empresa esta que se llama “Cádiz C.F”, y que todos conocimos cuando su única y especial dedicación era la de abanderar y representar la fiebre futbolera de la ciudad en la que nació ahora ya hace más de cien años, función que ahora es secundaria, como se puede comprobar. Por ejemplo, sin ir más lejos ayer, cuando a la grada que más anima se le pone el silenciador.

Y ya centrándonos de nuevo en lo deportivo, la tragedia del descenso no es tanta si le damos una perspectiva histórica. Fracaso sí, tragedia no. El Cádiz ocupa el lugar 31 en la clasificación histórica del furgol patrio, lo que se podría traducir como la mitad de la tabla de Segunda. En Segunda hemos militado 41 años, más que en cualquier otra categoría. Y durante muchos años, para los que acumulamos trienios, la Segunda División era ese vellocino de oro que nunca lográbamos alcanzar en nuestra larga y sufrida travesía por el desierto de la Segunda B.

Los de mi generación hemos visto al Cádiz en Primera casi tanto como en la tercera categoría, por lo que la división de plata no nos da tanto miedo porque durante muchos años fue más un paraíso a conquistar que un infierno a sufrir. Ni siquiera el día de ayer está en el top de hecatombes mirandilleras. De hecho es el primer velatorio conocido desde que cambiaron el nombre del estadio. Por encima de la funesta tarde de ayer, si te digo por ejemplo Lugo, Oviedo o Bilbao Athletic… tú me entiendes ¿no?

Por eso, llamemos a la puerta de la nueva categoría sin ínfulas de equipo magnánimo por favor. Hay una caterba de equipos por ahí abajo que tienen hambre de ascenso acumulada, con tanta masa social o más que nosotros, que conocen lo que es jugar en Europa y hasta ganar algún título, así que tonterías las precisas. La Segunda División es un campo minado, en el que se apegotonan los equipos hasta el punto que ahora mismo, a falta de dos jornadas, no hay nada, absolutamente nada decidido. La diferencia entre verte aspirando a playoff de ascenso y meterte en el boquete a falta de un mes para finalizar la competición puede ser de una rachita de tres partidos chungaletas. Así que no intentemos ser el gallito del patio de la cárcel, porque ya sabe lo que les pasa a esa gente a la hora de la ducha. Que me lo veo de vení. También.