¿A ustedes también les pasó lo mismo que a mí? Vengo a referirme que cuando Ontiveros marcó el gol, la celebración en casa fue silenciosa, malage, sin reivindicación ni puño cerrado al techo… como sabiendo que la película iba a tener final triste.
Una desconfianza ciega, sorda y muda en las prestaciones del equipo. Como sabiendo que si estábamos por delante en el marcador de manera tan temprana y sorpresiva no era por otra razón que la orfandad de una pelota producto de un piciazo defensivo del Elche, sumado a que la misma cayó en los pies del mejor futbolista que tenemos en la plantilla, y prácticamente el único que en esas condiciones te podía garantizar el chicharito.
Envidio la ingenuidad (Reguera dixit) de aquel que en ese momento pensara en la hazaña. De hecho, corría el minuto 80, el cero a uno continuaba, y la idea de que no ganaríamos rebotaba en las paredes de mi coco y en el de muchos cadistas. Se veía venir el desastre, cocinado a fuego lento durante el partido, entre expulsiones, agujeros en las bandas, centros cómodos y paradones de David Gil. El guión de la película decretó que los minutos finales fueran los decisivos, como una filigrana del guionista para acumular tensión y multiplicar la euforia de los de Elche, aunque el final ya lo supiéramos por descontado.
Este equipo está peleado hasta con la épica, y se descarta la más mínima heroicidad
Igual que tú sabes que por muchos tiros, cascamazos y explosiones que reciba, Bruce Willis no va a espicharla en La Jungla de Cristal, al Cádiz le pasa al contrario. Por mucho que se ponga por delante, por mucho que nuestro portero saque balones imposibles… este equipo está peleado hasta con la épica, y se descarta la más mínima heroicidad. Ni pa eso estamos ya.
Una de las grandes penas de esta temporada es que podríamos disfrutar alegremente de la presencia de Ontiveros en la plantilla. A poco que el equipo fuera bien, el malagueño se erigiría como figurón con derecho a ser objeto de idolatría por parte de la platea. Una especie de guía espiritual que encabezaría los créditos del éxito a final de temporada, si el ascenso se consiguiera (todo esto en un mundo paralelo, distópico y ficticio, claro está).
Las cositas de Ontiveros con la pelota en los pies no hacen otra cosa que certificar la distancia cualitativa entre el de Málaga y los demás. Lo que enerva más aún al graderío, puesto que se da la circunstancia que el futbolista que en verano llegó nuevo desde un filial que descendió a Primera RFEF, sin querer, delata la cortedad de la plantilla que se meneó por los campos de Primera, algunos de ellos, durante cuatro años, que se dice pronto.
De alguna manera, se nos recalca el milagrazo que supuso el salvar los muebles durante las tres primeras temporadas en Primera con un personal que está demostrando ser de la clase media-baja de Segunda División. El resultadismo pudo a la realidad, desde arriba se adoptó el azar como referencia, la visita a la Patrona como estrategia de mercado, se iban jugadores importantes y se compraron jugadores de relleno. Ya lo dijo el Presidente…que nunca pensó que el Cádiz descendería. Como si fuéramos el Bayern de Munich, oiga.
Que el Dios Fútbol, nos regaló dos añitos en Primera con lo justo, y al tercero, en vista de que nos creímos infalibles e indescendentes, nos llevó a donde tocaba
Y al final pasó lo que tenía que pasar. Que el Dios Fútbol, nos regaló dos añitos en Primera con lo justo, y al tercero, en vista de que nos creímos infalibles e indescendentes, nos llevó a donde tocaba. Y ahora, Ontiveros, el chavalote filigranero de Málaga, de teñido cani y barriguita incipiente, llega y nos despierta del sueño, y a base de tratar bien a la redonda y marcar goles aliñados con rosquitas, amagos y vaselinas varias, nos deja patente lo malos que éramos. Nos lo olíamos, no lo queríamos ver, pero es que es así, colega.
Paco López se comió los primeros turrones, cosa normal cuando en los Supermercados están vendiendo polvorones y otras delicias navideñas desde agosto. Se fue, se fue, como la canción de la Pausini, tarde a mi parecer, pero se fue. No dio con la tecla en los meses que estuvo por aquí. Inventó poco, pero lo poco que inventó ha resultado desastroso. Ha probado, ha cambiado, ha jugado con cinco defensas, con cuatro, con dos delanteros, con uno… ya pocas probaturas le quedaban.
Yo personalmente, por su aspecto rudo, de hombre curtido, lo esperaba más dado al látigo y a coger al futbolista por la pechera. Al parecer ha sido un tío más bien afable, no todo lo visceral que yo particularmente, creía. Viene Garitano, un tío que por culpa de una letra no es de aquí. Mec. Poco espero de la faceta táctica y este tipo de movidas: los futbolistas son los que son, y juegan como juegan. Avíatelas Gaizka.
Los Reyes tampoco vendrán abundantes, porque para traer a diez futbolistas nuevos y buenos (que a ver de donde los sacas en enero), hay que largar a diez futbolistas viejos y malos (que a ver adonde los mandas en enero). Así que lo que se espera del vasco es que tenga la capacidad de no ser triturado por este plantel coleccionador de cabelleras. Látigo, bocinazo en la oreja y espabilamiento. Es lo que hace falta. ¡Firmes! ¡Ar! Y al lío