La crónica del Cádiz CF-Mallorca de Vera Luque: Cándidatos a la orden del mérito

Pensándolo en frío, no está tan lejos como parece. Dos victorias nuestras coincidiendo con dos derrotas de los de Vigo, nos colocarían por encima. Y el Celta tiene por delante dos o tres partidos peludos. El problema es… ¿A quién le ganamos nosotros?

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Si el éxito se mide como la recompensa recibida a partir de los méritos demostrados, la temporada del Cádiz está siendo un exitazo porque no ha podido hacer más méritos para estar donde está. Los poquitos que aún siguen haciendo números (reconozco que yo, en algún momento de irracionalidad y/o macoca mental hago alguno que otro) saben que el deseo de salvación es lícito, pero está enfrentado completamente a cualquier atisbo de justicia futbolera. El desastre supera cualquier excusa de estraperlo que quieran colocarle a la situación, llámenlo VAR, lesiones o tiros al palo.

Por un lado, siempre es mejor caer así que caer en el último minuto de penalty. De esta manera, tenemos hecho el cuerpo, y ni lágrimas se van a derramar. Nos da tiempo para pensar en el precio de los carnés el año que viene, en los desplazamientos, o en los futbolistas que se van y en los que se quedarán para competir dignamente en Segunda, cosa que hoy por hoy puede ser la preocupación número uno del cadismo militante, quedando aún cinco partidos por jugarse y estando a sólo dos jornadas favorables de la utópica salvación.

Porque pensándolo en frío, no está tan lejos como parece. Dos victorias nuestras coincidiendo con dos derrotas de los de Vigo, nos colocarían por encima. Y el Celta tiene por delante dos o tres partidos peludos. El problema es… ¿A quién le ganamos nosotros? Empezando por este sábado. Piensan muchos en el relax merengón en ese interludio que seremos entre batalla y batalla contra el Bayern. Se ilusionan con un Madrid suplente, con miedo a meter la pierna.Y yo que tú no soñaría mucho, a no ser que Ancelotti anuncie que el sábado pone al Infantil B. Y con tres jugadores cojos.

La que tuvo Roger Martí en el último minuto, infartando al respetable cuando a portería vacía optó a buscar la ergonomía en el remate, en lugar de dejarse guiar por el instinto asesino y disparar sin mirar

Del partido contra el Mallorca, poco que contar. Alguno podrá lamentarse por la que tuvo Roger Martí en el último minuto, infartando al respetable cuando a portería vacía optó a buscar la ergonomía en el remate, en lugar de dejarse guiar por el instinto asesino y disparar sin mirar. Gran homenaje a Cardeñosa en la de Argentina’78 contra Brasil. Sólo que una mijita antes, Darder hizo de la Salinas contra Italia en EEUU’94. Piciazo por piciazo. Empate ahí también. El arreón del primer tercio de la segunda parte nos hizo levantarnos y confiar en que le daríamos la vuelta al partido, a la temporada, a la historia. Cartón del dos, oiga. Un arreón lo tiene cualquiera. Lo mínimo que se pide en un partido como estos es tener tus dos o tres oportunidades.

Lo normal es que ayer, en los últimos 20 minutos, el Cádiz se volcara, embotellara al rival colgando balones, que se hubiera cocinado el sofrito necesario para la épica en forma de melés en el área resueltas con un punterazo, rebotes fatídicos a las manos del defensa o secuencias de saques de esquina con final feliz. Pero nada de eso pasó. La pelota vivió poco tiempo en el área bermellona y mucho en aguas internacionales, allá donde en los descansos colocan la lona publicitaria. Los defensas jugando al tuya mía, los delanteros desesperándose, y el portero rival sacando el cuadernito de los sudokus.

En un mismo partido jugaron Ramos, Juanmi, Guardiola, Martí, Maxi y Machís. Es decir, todos los delanteros de la plantilla tuvieron su ratito en estériles probaturas, síntoma claro del desespero y la anarquía reinante en el vestuario, donde se ha cambiado el eslogan de “La lucha no se negocia”, por ese otro de “Lo que salga, salgó”. O sea, al tun-tun y a ver que pasa. No hay más. Y si lo dudan, pónganse en bucle el córner que tuvimos en el minuto 94, ultimísimo filamento de esperanza de victoria y casi de salvación que nos quedaba, y que Machís lo saca como en pachanga playera en una bajamar dominguera del mes de agosto.

Quizás lo mejor que le pueda pasar a este equipo es verse ya sin presión alguna, y plantearse un mes de mayo ausente de obligaciones resultadistas. Asumir el fracaso y jugar lo que queda de temporada por el simple placer de jugar, de divertirse en el césped ante el masivo éxodo de jugadores que se vislumbra. Como ese opositor desesperanzado que se va al examen directamente desde la Punta de San Felipe con la borrachera anestesiada por un colacao con churros, y que se lanza de cabeza a cada pregunta tipo test sin pensar más de diez segundos cual es la respuesta correcta. Quién sabe.

Lo mismo la quiniela le sale bien, y hasta aprueba. Y lo que nos queda a tí y a mí, sufridos aficionados de a pie,puede que sea despedir la temporada lo menos sofocado posible y haciéndonos el cuerpo a nuestro viejo paisaje de Segunda, aquel que tanto codiciábamos cuando andábamos entre Mármoles Macaeles y Polideportivos Arroyos, y que al fin y al cabo, por historia,es nuestro hábitat natural. Curados de espantos que se llama.