Cuando terminó el partido en Las Palmas, Sergio notó un cambio en el equipo. El equipo quería la pelota. Así que ordenó que en el vestuario no se ducharan sino que siguieran pasándose la bola entre ellos. Y siguieron pasándosela en el autobús, y en el aeropuerto, y en el avión… y llegaron a Cádiz, los encerró en el vestuario, y estuvieron combinándose el balón desde el lunes, sin parar. Llamaban a la familia mientras daban toques entre ellos, iban al baño, comían, sin dejar de lanzarse el esférico los unos a los otros, hasta que dieron las siete de la tarde del jueves 21 de diciembre, cuando saltaron al césped y siguieron haciéndolo.
Sergio no podía dejar pasar ese estado de buena esperanza adquirido en las Islas Afortunadas el pasado finde y ordenó perpetuarlo en el tiempo. Ahora toca seguir pasándose el balón hasta el 3 de Enero en Granada. Que se coman las uvas haciendo ronditos. Pero no dejen que la pelota se escape ahora que la tenemos y parece que sabemos tratarla con cariño, por favor.
Pelota nuestra, más generosidad en el esfuerzo, igual a éxito casi casi seguro. Al equipo no se le puede achacar dejadez a la hora de morder. Como prueba, esa jugada en la que Alcaraz imitó a Hulk Hogan y nos trajo a la memoria tardes de pan con nocilla y batidos en botella de cristal viendo el Pressing Catch, cuando revoleó al pequeño japonés Kubo, presidente de la Peña el Molondro de Nagasaki, como si fuera un peluche más de los que se lanzaron el campo. Acción pacharla, cuya única lectura positiva es que la premisa de frenar al rival se lleva a cabo hasta sus penúltimas consecuencias. Lo siguiente hubiera sido sacar a los perros.
El equipo presiona y va al despeje del balón en cuanto suenan las alarmas cerca del área chica. Y a la vez aciertan en los pases. Esto es otra cosita. Aparte, se redescubren jugadores. Navarro está despertando, y en la carrera por el lateral izquierdo, me da que Pires, nuestro zurdo Cafú chiquito, empieza a adueñarse del puesto frente a Hernández. Ya sólo queda recuperar la sección uruguaya: Maxi and Ocampo. A ver si ahora que se acerca febrero, el cannavá, y el sentimiento murguero…
El Debe como siempre desde aquel lejano verano del 2023… el ganar. Coleccionamos empates al punto que hemos acabado en tablas la mitad de los partidos jugados. Y es curioso, porque el empate es esa resolución que cosechando el mismo premio, unas veces te deja contento (ayer), y otras te encabrona (con perdón) como el día de Mallorca. Ayer no sólo mangamos un puntito ante un rival al cual no le habíamos podido meter mano desde nuestro retorno a Primera. Tambien mangamos en uno de esos partidos que casi se presuponen perdidos frente a un señor equipazo nutrido de internacionales por un tubo, mención aparte el japonesito que te dije antes, digno heredero de Benji, Oliver y toda esa vasca.
Pero recuerden: Winter is coming. La estación cambia, y dejamos atrás el triste otoño empatador, donde por no ganar no hemos ganado ni en Aranda de Duero. Estrenamos invierno y año en Graná. Una sencilla maniobra de Scrabble, vocal por aquí, consonante por allá, nos indica el camino: Ganar. Hasta entonces, no dejen de pasarse la pelota, please.