El Cádiz ha adaptado la táctica de la resistencia ante todo y ante todos. Se está agazapando en su particular cuartel general, aguantando movidas internas, carros y carretas, y a base de cerrar los ojos, sentarse con las piernas comprimidas rodeando las rodillas con los brazos, en posición cuasi fetal, ve pasar el tiempo esperando que el temporalazo de fuera no termine tirándole alguna viga en lo alto.
Llegará la primavera, saldrá el sol, y los malos tiempos pasarán. Entre tanto, supervivencia. Y esta supervivencia se traduce en sacar un punto de un campo complicado a costa de un equipo que iba como un cohete. Punto que no hace otra cosa sino apuntalar el sentimiento de resistir ante el bombardeo.
Avanzar lentamente, más mirando a los de abajo que a los de arriba, para que llegado ese momento en el que la tabla clasificatoria desvele los objetivos de cada cual allá por el mes de marzo, no nos veamos en lo hondo del pozo como parecía a principios de temporada. Otra cosa es que a base de resistir y resistir, sacar puntos milagrosos y amortizar victorias en casa, nos podamos ver a falta de pocas fechas con alguna opción de play-off.
San Amarrategui en sus Cerrojos Dolorosos, ruega por nosotros.
Pero ahora mismo, eso se considera un regalo divino. Lo importante, resistir. Y rezarle a los dioses futboleros para que el resto de contendientes sufran de miopías temporales ante la portería nuestra, como le pasó al Córdoba la semana pasada, o como le pasó al Granada en ésta. San Amarrategui en sus Cerrojos Dolorosos, ruega por nosotros.
Puestos a buscar lecturas positivas, que alguna que otra hay por ahí, por fin enganchamos 180 minutos de un tirón sin encajar un gol. Dos partidos seguidos con David Gil imbatido, merece que el barbudo arquero se pegara anoche un guatisplei con Coca Cola al llegar a su casa. Una microcelebración nunca viene mal, sea por lo que sea. La defensa, que no celebre tanto, porque echando un vistazo a las estadísticas de ambos partidos que acabamos con el cerapio en el marcador del visitante, resulta que entre cardabese y granaíno dispararon a portería 42 veces. Entre los tres palos, las que menos.
Cuidado con seguir jugando al mismo número que lo mismo en algún momento no nos toca el culito.
Pero llegar, lo que es llegar, cuarenta y dos ocasiones, que traducido resulta a grosso modo que cada cuatro minutos nos han atacado, pero el intento de marcar no ha sido consumado. Para que tengan una comparación, el número de ataques nuestros con disparo final asciende a quince veces entre los dos partidos. Descriptivo al cien por cien de lo que te contaba antes con respecto a la miopía de nuestros adversarios. Por tanto, gloria al demérito ajeno y ojo a lo que pasa de puertas para adentro, que la mejoría no es tanta. Es caprichoso el azar, que cantaba Serrat. Cuidado con seguir jugando al mismo número que lo mismo en algún momento no nos toca el culito.
Viene el Dépor la semana que viene, ahora mismo rival directísimo. Y de entre los pocos alicientes que últimamente tenemos los espectadores mirandilleros para acudir a la grada, resulta que se nos cae uno: Ontiveros. Mientras el malagueño está en el campo, uno está pendiente de que le caiga la pelota cerquita del área, y haga algo que te desmonte la cabeza. Entonces, gran parte del esfuerzo realizado para escaparte del butacón un día de lluvia y viento para ir al estadio, se ve recompensado.
Lo que pasa es que, Ontiveros, lleva en el pack todos los complementos relacionados con el pelotero virguero del barrio, entre ellos el arranque quinqui y arrabalero que lo lleva a posar frente con frente con el primero que digne vacilarle o agarrarle de la camiseta de mala manera. Cuando lo compramos, sabíamos que eso iba incorporado en el lote. De ahí que el sábado no lo veamos en el césped, por mor de la quinta tarjeta amarilla de una colección currada a base de protestas y acciones angangas.
Pero mejor que con esfuerzo, fatiga y tiempo, corrijan al resto para que jueguen como Ontiveros.
No tiene lógica que el crack del equipo, el que recibe la leña en las espinillas y los mataleones de los contrincantes, sea uno de los primeros que cumpla el ciclo de amonestaciones. Pero éste es así, y así hay que quererlo. Lo mismo, desde el cuerpo técnico, con esfuerzo, fatiga y tiempo, logran corregirlo para que no proteste y se porte en el campo como el resto. Pero mejor que con esfuerzo, fatiga y tiempo, corrijan al resto para que jueguen como Ontiveros.