La crónica del Villarreal CF-Cádiz CF de Vera Luque: Segunda ración de calma chicha

Al final la pelea por la supervivencia puede quedar reducida a un mano a mano Sevilla-Cádiz. Justicia poética para los mandamases cadistas que podrían verse en el mes de mayo en un claro caso de bipolarismo balompédico: cartera contra corazón

Actualizado:
Victor Chust durante el choque en Villarreal. Foto: Cádiz CF.

180 minutos con entrenador nuevo y ni marcamos, ni nos meten, ni el Var aparece, ni una triste tangana en mitad del campo… sólo fútbol de briega, briega y más briega. El cerocerismo al poder. Paralelismo curioso con los primigenios tiempos de Cervera allá cuando nos movíamos por las alcantarillas del fútbol patrio, cuando lo primero que hizo el buen hombre fue afianzar la defensa, y a partir de ahí ya veremos.

Parece la primera enmienda de Pellegrino: de momento que no nos marquen. Y no hay duda que en esa faceta, ole. Ellos atacan, pero flojito. Y el catálogo de intervenciones de Ledesma no se sale de lo normal: pelotitas facilonas acomodadas al pecho y rodilla al suelo. Llevamos dos partidos seguidos sin encajar y sin ver a Conan de palomiteras maneras salvando el papelón. Por ahí bien.

La parte ofensiva ya escarda una mijita más. En Juanmi we trust como si fuera el salvador de la temporada: una suerte de Dertycia o Tilico patrio, que al igual que aquellos dos milagreros, cuele ocho o nueve de aquí a mayo, y nos saque del bujero. No lo veo yo tan claro, me paeje a mí. De ayer pocas conclusiones se pueden sacar, saliendo como salió en un momento del partido donde tuvo que jugar más tiempo en campo propio que en campo ajeno.

Y del resto del personal que ya conocemos, lo típico: tres o cuatro llegadas esperanzadoras cuando están a 30 metros, que se van torciendo a los 20, y que a 10 metros de la portería el gol va quedando convertido en un fotograma de Misión Imposible con Tom Cruise en parapente y . Sí es cierto, como dato que arroje una mijita de luz al fondo del túnel, que parecen apuntarse más jugadores al remate, o al rebote del remate.

Antes Chris, como el Faro de Trafalgar, aparecía solatera en la lontananza, y era el único y privilegiado receptor de un balón aéreo que órbitaba el cielo del área cual Sputnik. Ahora aparece alguno más por ahí, por lo que las probabilidades de que la pelota caiga en una bota de alguno de los nuestros han aumentado unas decimillas. Otra cosa es que la cuele. Pero eso ya es otra historia…

Las primeras reacciones al cambio en el banquillo parecen más positivas que negativas, cosa que tampoco era muy complicada viendo el rumbo que llevábamos. De momento Pellegrino se ha traído una brújula y tenemos algo más claro por donde hay que seguir el camino (que metánfora ío). El problema es que otros van más rápido, y ahí tienen al Celta goleando fuera de casa intentando salir del guateque bajuno más antes que después, para asegurarse un abril tranquilo.

Da mieo la movida, pero es que al final la pelea por la supervivencia puede quedar reducida a un mano a mano Sevilla-Cádiz. Como la vida misma, como el universo de Villalón, como la salsa rosa del COAC. Justicia poética para los mandamases cadistas que podrían verse en el mes de mayo en un claro caso de bipolarismo balompédico: cartera contra corazón. Cruzando de acera a acera en la calle principal de El Cuervo, allá donde el mundo traza la frontera. Po haberlo tenío en cuenta. Que les sea leve.