Ha tardado una semana, pero ha llegado. La Federación de Peñas Cadistas (FPC) se ha pronunciado sobre el criticado envío de burufaxes por parte del club a integrantes del colectivo Alma Cadista, uno de los más críticos con la gestión de Manuel Vizcaíno y Rafael Contreras al frente del Cádiz CF.
Y lo ha hecho, sobre todo, para justificar este silencio que ha mantenido durante este tiempo, señalando que no tiene capacidad para representar la voz de la afición en el día a día, ya que todos sus posicionamientos se realizan vía presencial en asamblea.
La Junta Directiva de la FPC reconoce su incapacidad para “conocer la opinión de todos sus peñistas” sobre las cuestiones “de actualidad”. En un comunicado que ha sido esperado por muchos, la FPC expone que “carece de los recursos necesarios” para mantener una comunicación fluida y representativa de su “plural y diverso colectivo”, lo que ha generado un notable malestar entre los seguidores del Cádiz CF, quienes continúan desconcertados por la falta de una postura clara ante las situaciones recientes que han agitado el ambiente en torno al club.
Este colectivo de peñistas, señala la FPC, se extiende por Cádiz, Andalucía, el territorio nacional e incluso a nivel internacional, abarcando varios países y continentes, enfrenta dificultades significativas debido a su dispersión geográfica. Esta dispersión, combinada con las “variedad de obligaciones laborales, responsabilidades familiares, mejores o peores recursos técnicos o simple falta de disponibilidad”, ha dificultado el ejercicio del derecho democrático a ser escuchados por parte de todos los miembros de la FPC. A ello se suma la exigencia de “inmediatez” que a menudo acompaña a las cuestiones de actualidad, un reto que la FPC admite no estar en condiciones de manejar adecuadamente.
En el comunicado, la Junta Directiva recalca que la FPC no es “un colectivo virtual, ni un grupo de RRSS, ni ningún tipo de organización generadora de contenido web”. Su actividad se basa en la presencia física en los estadios, donde los peñistas muestran su apoyo incondicional al equipo. Este enfoque tradicional ha sido un obstáculo adicional para la comunicación rápida y efectiva que demanda el entorno digital actual.
La FPC también reconoce que “algún error cometido en el pasado” ha condicionado su capacidad para ofrecer un criterio unificado sobre los temas que actualmente generan tanto movimiento en el ámbito digital. No obstante, se resisten a emitir una postura en nombre de toda la organización si eso implica “obviar las opiniones de cientos de peñistas”, un principio que defienden con firmeza a pesar de las críticas y la posible difamación que ello podría acarrear.
Por estas razones, la Junta Directiva ha optado por invitar a las peñas y a los peñistas que así lo deseen a expresar sus opiniones “por los canales que consideren”, enfatizando el valor de la pluralidad y la libertad de expresión dentro del colectivo. En un intento por “salvaguardar el derecho a la expresión y opinión de sus miembros”, especialmente de aquellos que no pueden hacer llegar su opinión por diversas razones, la FPC subraya que “las asambleas son actualmente el único medio válido y con garantías igualitarias” para debatir y decidir sobre cualquier cuestión, inquietud o propuesta que afecte al colectivo.
Es evidente que “el malestar y la fractura por diferentes motivos, entre algunos medios, colectivos, entes y sectores de aficionados, con la directiva del club” no han pasado desapercibidos para la FPC. Sin embargo, el comunicado intenta mantener un tono conciliador, destacando la importancia de la pluralidad y el derecho de cada peñista a “expresar su opinión con total libertad”, independientemente de su relación con la Junta Directiva o las circunstancias actuales.
La crítica implícita en este comunicado no puede ignorarse. La FPC, aunque consciente de su limitada capacidad para representar a todos sus miembros de manera uniforme, ha tardado en pronunciarse sobre cuestiones que han generado un profundo malestar entre los seguidores del club. Este retraso, sumado a la falta de una postura clara y unificada, ha dejado a muchos aficionados en una situación de incertidumbre y descontento.
Por otra parte, se reitera la “total libertad de la que dispone cada peñista, incluidos los que forman esta junta directiva, para opinar y apoyar lo que deseen y cuando deseen, tanto a nivel personal, como desde sus propias peñas”. Sin embargo, la FPC se muestra firme en su decisión de no emitir valoraciones o criterios en nombre del colectivo, dado que “carece de la posibilidad de conocer la opinión de la totalidad de sus miembros con derechos, en igualdad de condiciones”.
Mientras tanto, la Federación de Peñas Cadistas se compromete a seguir enfocándose en su labor principal: “seguir apoyando y acompañando al equipo allá donde juegue”, especialmente en los momentos más complicados. Este compromiso, que cuenta con el respaldo de los estatutos de la FPC, es el único elemento en el que la Junta Directiva siente que tiene el “aval explícito” de la totalidad de los peñistas.
Sin embargo, el panorama actual del cadismo no es el más favorable. “Sigue coleando toda la polémica” y la gestión de la situación, tanto por parte de la FPC como del Cádiz CF, ha dejado mucho que desear. La mala lectura del momento por parte del club, evidenciada en situaciones como el “envío de burofaxes a integrantes de un colectivo”, no ha hecho más que agravar la situación. En este contexto, la FPC reconoce la necesidad urgente de “recuperar la unidad e ilusión, que caracterizan al cadismo, ¡y lo antes posible!”.
La realidad es que, aunque la FPC intenta mantener la calma y el control, la falta de una respuesta rápida y efectiva ante las demandas de sus peñistas y la gestión inadecuada de la situación por parte del Cádiz CF han generado un ambiente de tensión y descontento que no puede ignorarse. El comunicado, aunque busca ser objetivo, no puede ocultar la crítica hacia la falta de acción oportuna y el malestar que aún persiste entre los aficionados.