Patético ridículo del Cádiz CF en su despedida de Primera

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Rober Navarro trata de superar a un rival en el Almería-Cádiz. Foto: Cádiz CF.

El cadismo y el Cádiz no merecen el ridículo que ha hecho el Cádiz en la segunda parte ante un colista que no había ganado en toda la liga en su estadio. Cinco goles en 25 minutos dejan claro que estos jugadores, este técnico y, probablemente, estos responsables del club ni sienten ni padecen por los colores amarillos. Y lo que es peor, ni admiten que se les digan.

La lamentable imagen de un equipo ya descendido arrastrándose sobre el césped del Power Horse Stadium no debe pasarse por alto. El escudo y la camiseta no se pueden arrastrar como se ha hecho y los responsables no solo estaban vestidos de corto en la hierba o de negro enterrador en la banda. Lo que se siembra se acaba recogiendo y la calamitosa labor de la planta noble del Nuevo Mirandilla se ha traducido en un ridículo mayúsculo. Igual, muchos de los que han formado esta expedición a Almería no vueven a Cádiz al menos en un tiempo. Mejor no dar la cara…

El partido 600 del Cádiz en primera división ha quedado enterrado por el mal ambiente y la sensación de fracaso que se tiene en el seno del cadismo. Una afición espectante para que algo o alguien les haga ilusionarse para la próxima campaña. Lo de esta, mejor olvidarla pronto y aprender de ella. Igual algún defensor haiga lo que haiga el hiperdiscutido y señalado Contreras aprovecha para atacar. Habría que ver de dónde sacar los argumentos.

Pero el Almería-Cádiz de esta última jornada de liga ni prometía ni ha sido mejor plan que ver con tu hijo-hija-sobrina-sobrino-nieto-nieta Masha y el Oso. O estar en la playa. Y este que firma la crónica ve en la tele cualquier cosa en la que ruede un esférico sobre un tapete verde. Pero lo de este partido… Ningún virus futbolero puede salvarlo. Y menos, si duele el Cádiz. Este Cádiz ha convertido un partido que era un pa na en un partido que ha sido hacer el coca cola. El mayor ridículo que se recuerda. Por si le quedaba algo a la temporada.

La pésima temporada del Almería solo le dejaba opción al equipo indálico de no ser último y de ganar su primer partido en casa de la temporada. Para los amarillos ni eso, no había más horizonte que cerrar el año sin perder. Y se tradujo en el partido.

El equipo local buscaba ese mini hiper peque meta y los cadistas buscar no agrandar su herida. Y así se notó. Los jugadores amarillos recordaban a esas motos Muving de 49 de su época en Cádiz, en las que ni andaban a una velocidad normal ni se podía confiar en que ni si quiera lo hicieran. Uy, perdón, Muving, un proyecto de motos de alquiler que fracasa en Muving. Ni que estuviera Contreras, el ahora vicepresidente del Cádiz, metido también en ese fracaso (creo que ya Cádiz Directo no va a ir a El Salvado al partido homenaje a Mágico González).

El equipo amarillo apuntó en el primer tiempo que tenía algunos mimbres más en el césped para haber peleado algo más. Lástima que en el palco y en banquillo no han llegado si quiera a ese nivel. Porque en ninguno de los dos lugares han sido capaces de recuperar para la causa el hombre diferencial de este equipo: un Brian Ocampo que directamente no ha estado. Lo de Darwin Machís y su mercenarismo cuando la cosa a favo era algo más complicado.

Hablando del partido. Almería y Cádiz demostraron muy poco. Lógico que desciendan. De hecho, el buen gol de Brian Ocampo es más un agujero negro entre líneas del Almería que supo aprovechar el uruguayo que en un merito cadista. A partir de ahí, media hora de juego, poco o nada más hasta el descanso.

En la reanudación, el Almería tiró de casta y el Cádiz continuó desconectado. Para los primero 45 minutos le valío, pero en cuanto el Almería aceleró, le dio la vuelta al marcador. La sensación de que las dos victorias ante Getafe y Sevilla fueron engañosas porque el rival no se jugaba nada reapareció. El Cádiz de Pellegrino es más parecido al significado negativo de banda que al que vendió este Cádiz que iba lanzando a por el ascenso cuando hablaba de banda. El agujero negro era ahora el Cádiz, directamente, una nada futbolística, anímica y de orgullo. Patético.

Y es que si el colista, que no ha ganado un partido en casa, te da la vuelta al marcador y te hace cuatro goles en menos de 20 minutos poco más hay que añadir. Ni siquiera Pellegrino era capaz de actuar como si recibir tres goles en ocho minutos le enfadaran. Y si le enfadaron, su capacidad de transmitir sentimientos y arengar al equipo quedó, una vez más retrada. Otro lastre para este Cádiz, como se ha demostrado.

 

 

Ficha Técnica:

Álmeria CF: Mariño; Marc Pubill, Chumi, Radovanovic (Sanz, minuto 67), Langa; Robertone, Edgar; Leo Baptistao (Arribas, minuto 46); Jonatahn Viera, Embarba; Luis Suárez (Kone, minuto 71).

Cádiz CF: David Gil; Zaldúa (Iza, munuto 87), Fali, Javi Hernández, Lucas Pires; Escalante (Juanmi, minuto 64), Lucas Alcaraz, Álex Fernández (Samassekou, minuto 64); Brian Ocampo (Sobrino, minuto 70), Roger Martín y Rober Navarro (Borja Vázquez, minuto 87).

Goles:

0-1, minuto 31: Bian Ocampo.

1-1, minuto 48: Melero.

2-1, minuto 52: Arribas.

3-1, minuto 57: Zaldua (propia meta).

4-1, minuto 64: Luis Suárez.

5-1, minuto 71: Luis Suárez.

6-1, minuto 86: Arribas.

Árbitro: Busquets Ferrer. Amonestó a Javi Hernández (minuto 13), Luis Suárez (minuto 21), Fali (minuto 78), Embarba (minuto 78)