Sufrida e importante victoria del Cádiz CF, que sigue mirando hacia arriba

Sólido y competitivo, los de Garitano logran su segundo triunfo consecutivo y mantienen su presión a los equipos que luchan por la fase de ascenso

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Chris Ramos se señala el escudo del Cádiz en su celebración del 1-0 ante el Granada CF, que a la postre sería definitivo. Foto: Cádiz CF.

Tan sufrida como importante. Tan trabajada como de prestigio. Así se puede resumir la victoria del Cádiz CF ante un Granada CF que tuvo más el balón y apretó de lo lindo, sobre todo en el tramo final, pero al que los amarillos no le concedieron ni un disparo entre los tres palos con peligro.

El Cádiz de Garitano se aferra a seguir soñando con pelear por entrar un la fase de ascenso. Algo tan complicado que el propio club pareció no confiar en el mercado invernal, pero para lo que el equipo y el entrenador están haciendo méritos más que suficientes.

De nuevo, el cuadro cadista afianzó su victoria en su contundencia y solvencia atrás, con un imperial Bojan Kovacevic, en el que el club que preside Manolo Vizcaíno tiene una espectacular oportunidad de mercado para comprar por 1,5 millones al final de temporada.

Los amarillos han vuelto a no necesitar tener más el balón para ganar el partido. De hecho, ni siquiera los han necesitado para rematar más que el rival, tanto en lo que se refiere a disparos como en lo que a remates entre los tres palos. Este Cádiz de Garitano compite como exige esta segunda: solvencia atrás y aprovechar la oportunidad que se tenga. Y, a veces, esa oportunidad ni siquiera la creas tú.

En el once inicial, Garitano siguió con esa política que tan bien le está saliendo y que solo pareció saltarse en Albacete (con el resultado ya conocido) de la meritocracia y tocar lo menos posible. El nivel que mostraron en Málaga Zaldúa y Melendo y les dio entrada en el once y su idea de tocar lo menos posible el equipo y el sistema envió a Ontiveros a la izquierda.

Y sobre todo, la continuidad de un Kovacevic con el que parece que hace mejor al compañero de zaga con el que juegue, sino que se está afianzando como uno de las sorpresas de la campaña y uno de los mejores defensores de la categoría. Que es mucho decir

El Cádiz tardó en meterse en el partido. O más bien, el Granada se hizo con el mando del choque en el arranque de manera apabullante. El cuadro nazarí se acercaba a la meta de David Gil con más peligro del que le suelen generar al conjunto cadista en el Nuevo Mirandilla desde la llegada de Garitano.

Probablemente, si no hubiera sido por Kovacevic, los amarillos se habrían puesto por debajo en esto primeros compases, pero el serbio bloqueo primero un disparo de Lucas Boyé y luego, tras una acción en la que se quedó enganchado Zaldua, recuperó distancia para desviar al poste el disparo de Stoichkov.

Había transcurrido un cuarto de hora de choque y, salvo dos tibios disparos de Ontiveros en el 4 y otro de Melendo en el 11, no había noticias del Cádiz en el área de un Mariño que sería protagonista poco después. Pero tras ese primer tercio de la primera mitad el equipo de Garitano pareció encontrar el camino y empezó a crecer en el juego.

El punto de inflexión fue una acción personal de Chris Ramos que se la dio a Ontiiveros en ventaja y el balón acabó el córner. En la jugada resultante del saque de esquina, los protagonistas de cambiaron los papeles y el delantero gaditano no pudo llegar a un centro chut del mediapunta.

Ahí el Cádiz comenzó a controlar el partido. Pese a algunas dudas atrás, sobre todo cuando adelantaba la defensa en la que solía quedarse enganchado Zaldúa, los cadistas mandaban en el choque, pese a que el balón era del Granada. Pero los amarillos ya no sufrían atrás y poco a poco iban asomándose al área rival.

Pero nadie esperaba la forma en la que se adelantó. Una mala cesión de Hongla a su meta pilló a Diego Mariño descolocado. El meta evitó que el balon se alojara en su meta, pero su despeje con el pie quedó muerto dentro del área pequeña. Chris Ramos, que para variar estaba por allí para presionar, llegó como una locomotora y superó al meta por arriba en ese cuerpo a cuerpo.

Los amarillos se habían puesto por delante sin haber generado mucho, pero a base de controlar el juego y estar atentos a su oportunidad habían logrado el que sería gol del triunfo. En este tramo final de la primera mitad también tuvo esa dosis de fortuna que antes le venía en contra, como en una acción de Ontiveros por la que hace unos meses hubiera sido expulsado.

Y así acabó el primer tiempo, con un Cádiz que controlaba el juego y un Granada que aunque se acercaba al área de David Gil no era capaz de rematar a puerta.

El descanso dejó en la caseta a Diakité. La tarjeta que vio en la primera mitad y la exigencia del choque, hizo que se quedara en el vestuario en el descanso. Con la entrada de Fede, el Cádiz buscaba recuperar ese plus de agresividad en la medular sin el riesgo de una posible expulsión.

Los amarillos sabían que iban a tener que ponerse el mono de faena, y ya desde la salida al vestuario se preparaban para una segunda parte de pelea ante un Granada que iba a apretar. Y lo hizo Sobre todo en el tramo final.

Los amarillos pudieron cerrar el choque en alguna llegaba, pero ni Ontiveros primero ni Matos luego estuvieron acertados en el disparo. El choque entró en unos minutos de falta de control. Ambos equipos se rompieron en dos, con sendos bloques bastante diferenciados de atacantes y defensores.

Garitano recompuso a los suyos y acabó jugando prácticamente con dos laterales izquierdos, tres mediocentros y un Sobrino inconmensurable en la pelea y las ayudas defensivas.

Los amarillos jugaron a que no pasara nada o pasara muy poco en los compases finales. La importancia de los tres puntos bien valían esa renuncia al ataque de los minutos finales. Y que el Granada empujó. Mucho. Con toda la artillería que tenía Fran Escrivá y acumulando hombres en las inmediaciones del área.

Los amarillos parecieron volver a tener algún problema en lo físico en la última media hora, pero esta vez Garitano movió bien sus piezas, refrescando y fortaleciendo su medular para apoyar a una defensa sobre la que se sustenta este equipo.

Porque ante ese empuje final del Granada, el Cádiz se defendió bien Y se mostró como un equipo solidario en el esfuerzo y las ayudas. Y ordenado en el campo. David Gil arriesgó en las salidas (puede que en alguna incluso de más), pero su presencia en el juego aéreo terminó de darle la contundencia que necesitaba ante el zafarrancho final del conjunto nazarí.

El público también volvió a ser el de los partidos importantes, el que sostiene y aguanta al equipo cuando toca sufrir. Y así se sintió y notó en los minutos de añadido, en los que todo el mundo en el Nuevo Mirandilla sabía que una victoria permitía al Cádiz seguir mirando hacia arriba y recuperar esa licencia para soñar que se ganó en Santander y que el mal segundo tiempo ante el Castellón y la derrota en Albacete habían diluido.

Las dos victorias seguidas le refuerzan en este tramo. El mejor equipo de la segunda vuelta incluso no tiene ya esa Ontiverosdependencia, ya que ha ganado los dos últimos partidos con una discreta participación del marbellí. Y eso, le ha dado nuevas armas a los amarillos.

Armas que, en una competición tan larga e igualada como LaLiga Hypermotion, siempre son necesarias y se acaban usando. Con ellas, el Cádiz sigue metiéndole presión a los equipos en la pelea por el play off. Los amarillos prácticamente ya solo tienen que mirar hacia arriba, porque con 44 puntos lo que queda tienen muy cerca certificar la permanencia Sigue siendo el primer objetivo. Después, si el equipo sigue a este nivel, se podrá soñar de verdad.