A primera hora de este martes 20 de agosto han saltado las alarmas sobre el estado de uno de los monumentos más emblemáticos de Cádiz: las Puertas de Tierra. El Ayuntamiento gaditano ha confirmado la aparición de una fisura en uno de los arcos de este monumento, por lo que se cortará el tráfico en la zona desde las 16:00 horas para evaluar el alcance del problema.
En concreto ha aparecido esta fisura en el arco bajo el que se circula en dirección de la Cuesta de las Calesas, lo que ha llevado al Ayuntamiento a tomar medidas inmediatas para prevenir cualquier riesgo.
El Ayuntamiento ha decidido cortar parcialmente el tráfico en la zona a partir de las 16:00 horas, para llevar a cabo una revisión exhaustiva y una actuación de urgencia en los arcos. La Policía Local redirigiráel tráfico por el arco que queda libre, permitiendo la circulación en ambos sentidos. Estas labores de urgencia se estima que se prolongarán durante unas dos horas.
Las Puertas de Tierra están catalogadas como Bien de Interés Cultural (BIC). Por ello, el Ayuntamiento de Cádiz tiene que trasladar a la Junta de Andalucía un informe detallado de la situación para poder proceder lo antes posible a su reparación de manera adecuada, respetando el valor histórico y patrimonial de un monumento que es una de las señas de indentidad de la ciudad.
Y es que las Puertas de Tierra no son solo un elemento arquitectónico, sino que simbolizan la historia y la identidad de Cádiz, además de ser una de sus imágenes. Fue construída en el siglo XVIII bajo la dirección del arquitecto Torcuato Cayón, y fue concebida más como un retablo religioso que como una fortificación militar. Con el paso de los años, las Puertas de Tierra han sido testigo de innumerables episodios históricos y han servido como guardián de la ciudad. De hecho, se ha hablado mucho de la protección que brindaron durante la trágica explosión del 18 de agosto de 1947, cuando, según muchas teorías, evitó mayores daños en la ciudad.
Los arcos en uno de los cuales se ha encontrado esta fisura fueron añadidos a mediados del siglo pasado, como una medida para favorecer la expansión de la ciudad y la comunicación del casco antiguo con la nuevas zonas que comenzaban desarrollarse. Fueron añadidos en la década de 1950 durante una reforma llevada a cabo por el arquitecto Antonio Sánchez Esteve. Esta intervención, que se enmarcaba dentro de actuaciones para la modernización y desarrollo de la ciudad, implicó la destrucción de los glacis, el relleno parcial de los fosos y la apertura de dos arcos en el lienzo central para facilitar el acceso al tráfico rodado y el paso de peatones.
